Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
El rico panorama de formaciones musicales que registra la ciudad tiene a partir de ahora un nuevo nombre: la Orquesta Bética de Cámara, un proyecto que fundó Manuel de Falla en 1924 y que ahora reaparece bajo la batuta del antiguo responsable de la Orquesta Joven de Andalucía (OJA), el británico Michael Thomas. El jueves 31, a las 21:30, en el Patio de la Montería del Real Alcázar, tendrá lugar la presentación de esta agrupación, una cita para la que se ha rescatado el mismo programa que la OBC interpretó a las órdenes de Falla. Pavane pour une infante défunte, de Ravel; El amor brujo, del compositor gaditano; el Prélude à l'après-midi d'un faune, de Debussy, y otra obra de Ravel, Ma Mère l'Oye, conforman la selección que se oirá en este concierto, con entrada libre hasta completar aforo, y en el que participa la mezzosoprano Isabel Egea.
Tras Falla estarían al frente de la OBC, entre otros, Ernesto Halffter, Manuel Navarro, José Cubiles o Luis Izquierdo, con quien, en los años 60, cambia el diseño de la formación, se amplía el número de integrantes y se decide cambiar el nombre al de Orquesta Filarmónica de Sevilla, aunque en 1976 la agrupación vuelve a incluir la denominación de Bética.
En la actualidad, los músicos que han ideado la refundación de esta propuesta, que estuvo entre los referentse de la música clásica en la segunda mitad del siglo XX, trabajan en dos proyectos "paralelos y complementarios": la Orquesta Bética Filarmónica, y la sección especializada, la Orquesta Bética de Cámara, con el formato reducido con que lo concibió Falla. Michael Thomas se encarga de dirigir a ambas agrupaciones.
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