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La redención a través del arte

Las vidas de Sing Sing | CRÍTICA

Colman Domingo encabeza el reparto. / D. S.

La ficha

*** 'Las vidas de Sing Sing'. Drama, Estados Unidos, 2023, 107 min. Dirección: Greg Kwedar. Guion: Clint Bentley, Greg Kwedar, John H. Richardson. Música: Bryce Dessner. Fotografía: Patrick Scola. Intérpretes: Colman Domingo, Clarence Maclin, Sean Blackman, Paul Raci, David Giraudy.

En César debe morir (2012) los hermanos Taviani filmaron los ensayos y la representación de Julio César de Shakespeare en la cárcel romana de Rabibbia, con los presos como actores. La idea les vino de la trayectoria de Salvatore Striano, que había descubierto en esa cárcel a Shakespeare y su vocación como actor, siendo contratado tras su excarcelación por Matteo Garrone para su Gomorra en 2008 y desarrollando hasta hoy una larga carrera en teatro, cine y televisión. Regresó a la cárcel en la que el descubrimiento del teatro y de Shakespeare cambió su vida para interpretar a Bruto en la película de los Taviani.

Lo recuerdo por si a alguien le parece excesivamente bienintencionado, dando a la cultura y el arte en general y al teatro en particular más importancia de la que tienen, porque Las vidas de Sing Sing, siguiendo sin superarla de los Taviani, trata del papel rehabilitador, redentor o humanizador -escojan la palabra que prefieran- que el montaje de una obra de teatro tiene sobre las vidas de unos reclusos en la famosa cárcel de máxima seguridad.

Se basa en hechos reales aunque a diferencia de la de los Taviani mezcla ex presidiarios que reviven sus experiencias y actores profesionales. Shakespeare, junto a otras muchas fuentes, algunas procedentes de la cultura popular, pero reinando sobre todas, está también muy presente en esta película como inspiración que se hibrida con naturalidad con las confesiones y testimonios personales que refuerzan su compromiso con la realidad. Al fin y al cabo, sus historias humanas no son ajenas al genio cuya obra calificó Harold Bloom en su extraordinario estudio como la invención de lo humano (Shakespeare. La invención de lo humano, Anagrama).

La obra del guionista (Jockey y Train Dreams de Clint Bentley) y director (Transpecos) Greg Kwedar siempre ha girado en torno a temas sociales. En este caso intenta fundir realidad y ficción, tanto en el tema como en la mayoría de los participantes, aunque con menos rigor y atrevimiento que los Taviani, haciendo un manifiesto sincero y casi totalmente exento de retórica buenista (en algunos tópicos cae) sobre la capacidad de superación a través de arte, el teatro en este caso. La cultura, que a algunos parece un lujo para privilegiados, algo hermoso, quizás, pero superfluo cuando la vida cae sobre alguien con toda su dureza, se presenta aquí, en circunstancias tan duras como el encarcelamiento, no como una huida de la realidad, sino como una forma de enfrentarse a ella. No como algo ajeno o extraño, sino con capacidad de captar lo humano hasta fundirse con las vidas de quienes la viven. Loable intento.

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