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En 2024 se cumple una década desde que el terrorista Abu Bakr al-Baghdadi proclamara su califato en la ciudad de Mosul a través de la creación del autodenominado Estado Islámico. Esa organización semiestatal y paramilitar, partidaria del más radical fundamentalismo musulmán, responsable de atrocidades y atentados.
En Raqa, película cuya dirección corre a cargo de Gerardo Herrero, descubrimos la intrahistoria –naturalmente desde la óptica de la ficción- del grupo terrorista. Cómo se financiaban, cómo operaban en las ciudades ocupadas, cuál era su naturaleza –su barbarie y sus crímenes-. Una serie de cuestiones que se desarrollan entre la acción y el thriller.
Los protagonistas de esta historia, Haibala –Álvaro Morte- y Malika –Mina El Hammani-, son dos espías infiltrados “en el corazón del Estado Islámico”. Un hombre y una mujer que coinciden en un propósito: capturar y derrotar al líder de la organización yihadista, aquí llamado El Jordano.
Nos cuenta Herrero que la película se inspira en la novela Vírgenes y verdugos, de Tomás Bárbulo. Ahí nace el interés en este proyecto. “Empecé a interesarme por este tema del espionaje en el Estado Islámico cuando leí el libro Vírgenes y verdugos, del escritor Tomás Bárbulo. Además, a mí me interesa la política internacional. Con el autor de la novela hablé mucho sobre todo lo que trata la película”.
Entre esos temas que hablaron el novelista y el director está el caso de espías “reales”. “Yo conocí a un espía haciendo la película El misterio Galíndez –confiesa el director de Raqa-. El protagonista [Harvey Keitel] consiguió contactar con un espía a través de Bill Clinton. Este espía, un tío guapo, rubio, muy elegante, llegó a Toronto, donde estábamos grabando. Finalmente lo contratamos para que asesorara a Harvey. El espía me contaba muchísimas cosas sobre su trabajo –cosas que naturalmente no puedo contar ahora-. Me las contaba porque a él lo habían despedido a raíz de una ley que consiguió Bianca Jagger, exmujer de Mike Jagger. Esta mujer, que era nicaragüense, consiguió que los espías norteamericanos no pudieran contratar a nadie con delitos de sangre. Nuestro espía contratado en Toronto me comentó que, a causa de esa ley, y con los despidos de tantos compañeros, no se pudo averiguar los planes de los atentados en el 11M”.
Otro tema que ocupa –que vertebra- el contenido de este largometraje es el maltrato a la mujer. La situación que esta vive en el día a día de un país controlado por el Estado Islámico. Son varias las escenas que nos estremecen y nos impactan. Por ejemplo: el instante en el que se observa cómo es el ejercicio de adoctrinamiento por parte de los fundamentalistas. En esa secuencia se nos muestra cómo un grupo de mujeres, muchas obligadas, manifiesta su entusiasmo al ver vídeos de asesinatos a civiles en países occidentales.
Mina El Hammani, la espía Malika en la ficción, nos habla del papel de la mujer en el Estado Islámico. “Hay muchas mujeres que se suicidan porque no pueden soportar ese tipo de identidad y ese tipo de vida. Pensemos en que las violan. De repente tienen un hijo al que asesinan o lo violan. Es un contexto muy delicado que a día de hoy pienso que, aunque lo he interpretado, he llegado a un porcentaje mínimo para poder entender realmente el pensamiento que estas mujeres puedan tener”. Añade Gerardo Herrero que muchas de estas mujeres “creen estar convencidas [de lo correcto de su labor], pero cuando están allí, implicadas en el Estado Islámico, ven el imperio del terror que se ha creado”. “Ellas creían que verían un califato importante que respetara su religión, pero les manipulan. Muchas mujeres que iban para allá no sabían a lo que iban. Iban con una promesa de un mundo mejor. Lo más sorprendente de todo es que iban de muchos países. Había americanas, había inglesas, había alemanes”, concluye Herrero.
El Hammani considera que la causa de ese “imperio del terror”, tal como lo define el director de la película, no es la religión. La actriz también cree que el islam no es incompatible con el feminismo. “El feminismo es la búsqueda de la igualdad. La gente que profesa esa religión con fe trata a la mujer con respeto. El problema es que no se puede contextualizar al islam con el terrorismo. El terrorismo islámico no ve una religión, sino una búsqueda del caos absoluto en una población”, sostiene la actriz.
Otra de las cuestiones que toca la película es la financiación del ISIS. En esas escenas interviene el actor Álvaro Morte, quien en la ficción vigila una subasta de valiosas esculturas relacionadas con el patrimonio histórico persa. “Las dos formas de financiación del ISIS que más aparecen en la película son la trata de piezas arqueológicas de la antigua Persia, que ponen a subastar, y luego se habla también de una lista de donantes. Se habla de compradores rusos, donantes de otros países. Te da una dimensión de adónde llegan estos tentáculos. Es terrorífico”. “Ellos principalmente se financiaban con petróleo. Por eso ocupan una parte de Irak y de Siria. Había muchos empresarios que querían hacer negocios con el califato”, apostilla el director de la película.
Raqa, testimonio de la barbarie del Estado Islámico, llega a los cines este viernes -celebró la premier en el pasado Festival de Sevilla-. Una vertiginosa trama protagonizada por dos espías, en una historia no tan lejana de la verdad histórica. Tras su paso por las salas, se podrá ver en la plataforma Prime Video.
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