Alhambra Monkey Week
La cultura silenciada
VIII Encuentro de Guionistas
Cuando a Paloma Rando y Pilar de Francisco les propusieron desde el VIII Encuentro de Guionistas compartir su experiencia como escritoras de la última gala de los Goya, estuvieron tentadas de ponerle a su charla algún título catastrofista. "Gente que lo pasa mal, o algo parecido", bromean sobre la severidad con la que el público y la prensa suelen juzgar a quienes se atreven con el desafío. Pero las creadoras, como la protagonista de aquel libro de Carmen Rico Godoy (y la película de Ana Belén) que mencionaron entre sus diálogos, no murieron en el intento: supieron sortear el peligro de la falta de ritmo y los chistes desangelados, y plantearon aquella celebración como un agradecimiento a la compañía que había brindado el cine español a los espectadores. "Podemos decir que hemos sobrevivido a la gala de los Goya 2024", proclaman con orgullo Rando y De Francisco ante los compañeros del gremio, reunidos estos días en el Teatro Central de Sevilla.
"Afortunadamente, nosotras no lo pasamos mal, pero a mí me gusta decir que escribir unos Goya es como una mili para un guionista", opina Rando. "Y tiene más sentido ahora que los premios se celebran en diferentes ciudades de España [Málaga, Sevilla y Valladolid han sido las últimas localizaciones, y en el horizonte espera ahora Granada], porque recuerda a esos señores que te dicen: Yo hice la mili en Melilla, yo en no sé dónde... Pues eso, sólo que aquí tienes menos riesgo de encontrarte con fascistas, aunque alguno se empeñara en ir a la ceremonia", recuerda esta guionista involucrada en series como Señoras del (h)AMPA que no barruntó su fichaje para los Goya.
"El lunes 30 de octubre, el día que se anunció que los Javis y Ana Belén iban a presentar, redacté un artículo para El País sobre el tema, y yo, que soy de natural cotilla, intenté enterarme de quién se iba a encargar del guión, pero no lo conseguí. Entregué mi columna a las tres de la tarde, y a las cinco recibí una llamada en la que me proponían escribir la gala de los Goya. De modo que no tuve que investigar mucho, porque vinieron a mí a resolverme la duda. Lo peor es que había hablado de aquello como un regalo envenenado". De Francisco tira de la invención que se le atribuye al oficio –aunque ella, que trabaja para La Resistencia y ha afinado su humor para los Premios Feroz, no se considera una guionista "de verdad, de ficción"– para exponer cómo la reclutaron para la causa: "Como en Los vengadores, yo estaba en una playa desierta, retirada del mundo, y pidieron mis servicios", dice antes de apuntar una verdad más anodina: "Bueno, en realidad me mandaron un whatsapp".
De Francisco hizo hincapié en la importancia del ritmo y detalló algunas de las exigencias que impone una gala de este tipo. "Hay que empezar muy arriba. Nosotras jugamos con varios elementos a la vez: el inicio parecía un sketch grabado, con los Javis sentados en un sofá, pero había un giro y se descubría que ese decorado estaba en el propio escenario, que aquello se estaba haciendo en directo, y de repente teníamos a Amaia tocando el piano, y a Bisbal bailando... Todo eso en ocho minutos, una manera de decirle al público: Tú quédate aquí". La ceremonia, prosigue la escritora, debe transcurrir de más a menos: "Hay que concentrarlo casi todo en los primeros bloques, porque en la parte final la gente está cansada y debes limitarte ya a los últimos premios. A esas horas, el espectador está en plan por favor, quiero ver a Bayona llorando".
En los meses en que dieron forma al proyecto se toparon con "la ley de la gravedad aplicada al guión: se caían los nombres que barajábamos, los sketches que planteábamos...". Las ideas que consideraban brillantes se descartaban, y otras que creían imposibles salían adelante inesperadamente. "Yo quería que la gala girara alrededor de los perdedores", apunta Rando, "porque eso tenía mucha sintonía con los Javis y las historias que cuentan... La idea era que saliera alguien a entregar un premio, y que lo anunciaran como el perdedor de cinco Goyas... No nos lo compraron, inexplicablemente [ríe], y quedó reducido a un sketch en platea. Pero sí aceptaron el homenaje a Todo sobre mi madre, aunque nos decían que la Academia era reticente a hablar de películas del pasado. Hubo que ponerles muchas velitas a los santos, eso sí, porque nadie garantizaba que Pedro y Penélope pudieran venir...".
Fue un trabajo "duro, a Pilar la llamaron en medio de una boda como si fuera un médico de urgencias, cuando lo que hacíamos nosotras es retocar diálogos de una separata, que pueden esperar al día siguiente", y se sucedieron los obstáculos, "la tractorada alrededor de Valladolid y las acusaciones a Carlos Vermut en las horas previas a la gala", pero Rando y De Francisco creen que lo suyo fue "un paseo" en comparación con la odisea vivida por otros colegas. ¿Repetirían? "No ha sido tan terrible esta mili. Si nos llaman a filas... aquí estamos".
También te puede interesar
Alhambra Monkey Week
La cultura silenciada
Las chicas de la estación | Crítica
Los escollos del cine de denuncia
Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
Lo último