Rafaela Carrasco abre 'El salón de baile'
Bienal de Flamenco
La bailaora se reúne con Javier Barón, Rubén Olmo, Tamara López y David Coria para la obra que estrena en la Bienal
Rafaela Carrasco se traslada al pasado y al patrimonio del flamenco sin dar la espalda al presente en El salón de baile, una propuesta que se estrena el 26 de septiembre en la Bienal de Sevilla y en la que la bailaora se rodea de un reparto espectacular: Javier Barón, Rubén Olmo -los dos Premios Nacionales de Danza-, Tamara López y David Coria.
En su nueva obra, la ex directora del Ballet Flamenco de Andalucía explora una época que abarca entre 1840 y 1930, cuando las academias de baile albergaban exhibiciones, el talento de Silverio Franconetti, Petra Cámara o La Campanera asombraba a sus espectadores, la escuela bolera y el flamenco dialogaban sin prejuicios y se interpretaban piezas como los jaleos de Sevilla y Jerez, el garrotín o la farruca.
Apoyándose en la Orquesta Bética de Cámara, que estará dirigida por Juan Manuel Busto, en las guitarras de Jesús Torres y Juan Campallo y en el cante de Antonio Campos, Miguel Ortega y Jonatan Reyes, el espectáculo revive estilos diversos tanto del flamenco como de la escuela bolera, un repertorio que se ofrece "actualizado desde la creación contemporánea", desde una mirada "muy fresca y actual", señala Carrasco, que añade que la elección de cada bailaor "ha estado muy pensada: aquí cada uno baila lo que es su fuerte".
"Creo que para estas piezas no tenemos que hacer mucho esfuerzo. Todos tenemos una base académica y no está siendo difícil meterse en algo que está dentro de nosotros", afirma la directora. Una idea que suscribe Olmo: él y sus compañeros accedieron a ese valioso legado gracias a los maestros que tuvieron. "Todos somos jóvenes pero hemos conocido a Antonio Gades, el Maestro Granero, Pilar López o Mario Maya", afirma el bailaor. El quinteto se acerca a esa herencia "actualizándola, llevándola al presente, pero preocupados de que la esencia no se pierda, que se mantenga el pellizco", añade Olmo.
No obstante, advierten los intérpretes, "no hay una imitación, no tenemos el propósito de hacer una copia" de los predecesores. "Es evidente que si tratamos la escuela bolera pensamos en los Pericet", defiende Tamara López, que precisa que cada bailaor lleva esas referencias a su terreno. "Yo no me visualizo todavía", comenta la cordobesa afincada en Sevilla, "no sé aún si lo quiero mantener en algo clásico o romper eso y llevarlo a otras maneras". Más allá de ese debate entre clasicismo o modernidad, promete López, la obra tendrá "mucha verdad y profundidad. No es una sucesión de bailes sin sentido".
El salón de baile ha brindado a sus integrantes la posibilidad de reencontrarse con compañeros con los que han coincidido en anteriores ocasiones a lo largo de sus carreras. "Es bonito que nos reunamos de nuevo", celebra Barón, para quien "todos tenemos estilos distintos, pero están dentro del flamenco. Yo soy el más veterano, pero sigo aprendiendo", expresa. "Todos nos admiramos mucho como artistas. Y esta experiencia nos permite contemplar el baile de cada uno. Hacía falta que los artistas nos uniéramos y nos apoyáramos", reivindica Olmo. Carrasco apunta que el proceso de creación "parte de una cabeza [la suya], pero hay mucha complicidad, mucha flexibilidad. A menudo estamos ensayando y les pregunto: ¿Os gusta?", confiesa la responsable de montajes como Vamos al tiroteo o Nacida sombra, que ha cedido a David Coria -también ayudante de dirección- la coreografía de una pieza y trabaja para conseguir una propuesta compacta y ambiciosa. "No quería una gala en la que cada uno hiciese su solo, esto es el espectáculo de una compañía", anuncia Carrasco. "Me parecía más enriquecedor. Hay dúos, tríos, escenas de grupo...", detalla.
Carrasco adelantó algunas claves de El salón de baile este miércoles en una de las salas de ensayo del Centro Andaluz de Danza, ubicado en el Estadio Olímpico, donde la bailaora estuvo acompañada por el director de la XX Bienal de Flamenco, Antonio Zoido. El coordinador de la cita recordó que en los primeros años del encuentro flamenco se extendió una convicción, "que lo que nacía en la Bienal moría en la Bienal, que las producciones que se hacían no iban a nigún sitio". Una situación que no se dará con esta obra: El salón de baile se verá en la Bienal de Chaillot en París. Aunque Carrasco discierne que es un montaje "complicado de mover, por la orquesta y los compromisos profesionales de cada uno de nosotros. Quiero ver el resultado y darle una vuelta, hacer una versión distinta, para que se pueda ver en más sitios y sacarle partido. La intención es seguir en pie con esto".
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