Quiéreme pero quiéreme bien

First Fake | Crítica de teatro

Eva Escudier, Mané Solano y Daniel Moldovan caracterizados para ‘First Fake’.
Eva Escudier, Mané Solano y Daniel Moldovan caracterizados para ‘First Fake’. / M. G.

La ficha

*** ‘First Fake’ Hiperbólicas Producciones. Dramaturgia y dirección: Mané Solano. Intérpretes: Mané Solano, Eva Escudier y Daniel Moldovan. Voz en off: María Alfonsa Rosso. Iluminación y sonido: Mario Díaz. Asesor de magia: Daniel Moldovan. Espacio sonoro y diseño gráfico: Mané Solano. Coreografías: Eva Escudier. Escenografía: Solano Producciones. Lugar: Teatro La Fundición. Fecha: Viernes, 1 de noviembre de 2024. Aforo: Agotadas las localidades.

Habría que inventarse un ‘Paseo de la calidad’ en Sevilla y ponerle una estrella a Mané Solano, el clown. Dueño de un físico imponente es capaz, con un breve gesto, de provocar la risa a una sala abarrotada de público. Acaba de estrenar First Fake en el Teatro La Fundición, su casa natural desde que, con su compañía, Teatro Güi, nos sorprendiera felizmente con  Jeremy (2017), Liliak (2019), Nonna… nadie se marcha eternamente (2021) o Lázaro. Como nunca lo has sentido (2023). En la mayoría de sus espectáculos Mané Solano ha introducido un marcado compromiso social que define toda su trayectoria y que combina a la perfección con el humor blanco ma non troppo  que bebe del teatro gestual (no suele haber diálogos en sus producciones), el teatro del absurdo y el aire carnavalero de Cádiz.

First Fake, desde su título ya plantea que la ilusión que acompaña a las primeras citas entre personas que buscan pareja, y que un programa de televisión ha puesto de moda convirtiéndose en un género, no tienen, desgraciadamente, por qué terminar bien.

Mary, (Eva Escudier) la chica, queda con Ben, (Daniel Moldovan) el chico, en una primera cita. Solano se reserva el papel de Walter, el camarero de este restaurante, el First Fake, que se sirve de las escenografías multiusos marca Teatro Güi. La caracterización de Escudier y Moldovan responden al más estilo carnavalero, maquillajes exagerados, gafas gigantes a los Chus Lampreave y todo tipo de prótesis que exageren el físico ya sea el culo o los genitales del protagonista masculino.

Toda una preparación para hacer reír recurriendo a las más clásicas reglas del clown y del humor gestual: tacones rotos, piernas ortopédicas, moños algo escatológicos y un buen número de trucos que llenan de magia muchos de los momentos en los que el camarero y cocinero Walter sirve la cena a la pareja que va siendo presa de Cupido.

Los gags son continuos, solo existe una voz en off a cargo de nuestra querida actriz María Alfonsa Rosso, y la comedia transcurre con el buen hacer de la también bailarina Eva Escudier y el ilusionista Daniel Moldovan que nos hacen disfrutar con el baile en el restaurante en el que ella queda colgada de la lámpara central.

Es, cuando llevamos disfrutado el noventa por ciento del espectáculo, cuando Mané Solano da un volantazo a la dramaturgia. Transforma, en un verdadero juego de magia, el escenario y nos lleva al futuro de esta pareja. Conocemos, entonces, qué pasó con ellos. Este epílogo contiene algunos de los momentos más efectistas de la pieza provocados por el excelente espacio sonoro y la música que nos retrotraen a una película de terror en la que el hombre no está presente pero se nota su presencia amenazadora. Hay en esta breve parte final algunos de los momentos mejor conseguidos de la función (como el arrastramiento del cuerpo de Mary hacía la puerta).  Sin embargo, queda la duda de si no hay una excesiva descompensación entre esa primera parte que representa todo el cortejo de la primera cita y el desenlace final al que también se tiende a subrayar demasiado con el texto en off.

El público abarrotó la sala con todas las entradas vendidas y celebraron con aplausos el trabajo y el esfuerzo de sus protagonistas, Eva Escudier, Daniel Moldovan y Mané Solano.

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