"No soy una persona estable, pero sí lo es el camino que he escogido"
QUINTÍN VARGAS | Músico
El cantante y compositor sevillano publica con su proyecto Quentin Gas & Los Zíngaros 'El mundo se quema', un trabajo elegido como el mejor disco surgido del sur en 2024. Lo presentará el próximo jueves en la sala Malandar.
Quentin Gas & Los Zíngaros regresan con 'El mundo se quema'

Cuando Quintín Vargas (Sevilla, 1982) estaba al frente de Los News era un animal escénico que gritaba, sudaba y se revolcaba escandalosamente rebozado por el polvo y las notas de una Gibson SG de madera sin lacar. Después se convirtió en el gitano menos purista del mundo a la hora de acercar el flamenco a la psicodelia. Si echamos un vistazo hacia atrás nos encontramos que con su banda de Quentin Gas & Los Zíngaros fue el artífice de la fusión del flamenco y el rock psicodélico con dos discos como Caravana y Sinfonía Universal Cap. 02, que fueron considerados entre los mejores del país por la prensa especializada en los años 2017 y 2018, durante los que no paró de tocar en salas y festivales, desde el BBK de Bilbao hasta el Al Parque de Bogotá, pasando por el Monkey Week o el Interestelar sevillanos; con giras por Marruecos (Rabat, Casablanca, Fez, Marrakech, Tetuán, Tánger), por Europa (Sofía, Colonia, Roma) y participando en la banda sonora de una serie tan prestigiosa y premiada como Arde Madrid. Si alguien tenía que mezclar el flamenco, pasándose de histrión, ese era Vargas, que sumergía en la lisergia el ancestral género de modo natural. Y mientras lo hacía, en ocasiones puntuales dejaba ver su cara de hijo secreto de Camarón con la Lole, pasado de reverb, que buscaba encontrarse con Jack White y la chica que queda de Las Grecas; investigó en las entrañas de la loop station y el noise; anduvo caminos electrónicos de la mano de Bronquio, Tero Heikkinen y Enzo Leep y el lugar al que llegó le gustó tanto que ahí se quedó, mientras Los Zíngaros se desperdigaron en otros interesantísimos proyectos que basculaban entre la ruptura y el continuismo. Ahora vemos a Vargas en el seno del trío Sherry Fino, junto a dos jerezanos con los que crea eclécticos sonidos electrónicos que acompañan a unas voces repetidas y amontonadas, entre el flamenco y el rap, sin ser ni una cosa ni otra, pero sin dejar de serlo tampoco. Y de forma paralela ha reactivado el proyecto de Quentin Gas & Los Zíngaros para lanzar un tercer disco, El mundo se quema, al que de nuevo han considerado especialistas acreditados como los de Mondo Sonoro como el mejor disco surgido del sur en 2024, por delante de los Motoreta’s, Chencho Fernández o La Perra Blanco.
Pregunta.-Quintín, supongo que usted se esperaba este reconocimiento, en vista de que mientras iba dando a conocer hasta cinco canciones de las que incluye nos decía que este iba a ser el mejor disco de su carrera.
Respuesta.-De mi carrera sí que es el mejor disco, pero que fuese considerado el mejor del sur no me lo esperaba, sinceramente, porque aquí hay muchísima calidad. Últimamente veníamos de años de mucho nivel, pero el de este pasado ha sido excepcional. El disco ha quedado como yo quería, pero no me esperaba que le gustase tanto a la gente.
P.-¿Este éxito condiciona de alguna forma el camino de Sherry Fino?
R.-No, porque son dos cosas que no tienen nada que ver. Sherry Fino es un proyecto con el que estoy a tope; de hecho, tenemos ya un disco casi terminado. Es como tener dos trabajos; hay que procurar compaginarlos y llevarlos bien. Antes de conocer a Manuel y Aytami me movía con otros proyectos y el de los Zíngaros lo tenía aparcado, aunque no totalmente olvidado. Pero yo no puedo estar sin sacar nada y viviendo en Madrid por entonces, con la pandemia, mi vida estaba en una situación bastante rara y me puse a recuperar ese proyecto, que había estado ahí latente, sin ninguna pretensión. Siempre estoy atento a todo, y en esas de que sí, de que no, conocí a los Sherry Fino.
P.-¿Por qué no hace usted nunca lo que la gente espera que haga?
R.-No lo sé; no sabría responderle a eso. Lo que sí puedo responder es que siempre hago lo que me apetece a cada momento. No sé si es lo que la gente espera de mí; lo único de lo que estoy seguro es de que estoy bastante contento con mis decisiones y con el rumbo de mi carrera. Está claro que a día de hoy no tengo la estabilidad económica y el reconocimiento que podría soñar, pero estoy contento, en el sentido de que no tengo ataduras que me impidan ir por donde quiero.
P.-Aparte de esa estabilidad económica, me gustaría hablar de la estabilidad artística. ¿Esta vuelta a los Zíngaros, después de tantos años, es porque en otros géneros en los que ha estado, trap, electrónica, no ha encontrado el camino que lo lleve a la verdad?
R.-Todos los proyectos de Los Zíngaros tienen un denominador común, que es mezclar las dos cosas que soy yo. Me he criado en un ambiente payo y gitano, la verdad. Mientras que en mi familia era gitano, escuchando flamenco, rehuí de eso; mi música era anglosajona y americana, no escuchaba otra cosa y eso es lo mío, en realidad. Pero el flamenco lo tengo en la sangre y se me despertó más tarde. Cuando inventé el asunto de Zíngaros intentaba encontrar una forma de hacer algo original en una fusión en la que llevamos décadas, como la del flamenco y el rock, desde que la inventó Smash. Siempre, a lo largo de estas décadas hay mucha gente que la ha hecho y este disco no es más que una vuelta de tuerca a esa fusión, pero dándole mi propia personalidad. Soy una persona muy inquieta y me gusta evadirme. Puede que eso sea un defecto, en el sentido de que no me centro y creo que me canso de las cosas; como que estoy un tiempo amando mucho el estilo que estoy haciendo y de repente cambio el chip y ya no me gusta, quiero hacer algo diferente. Su pregunta me hace pensar. Y puede que tenga razón; puede que una de las razones por las que no tenga yo estabilidad en cualquier cosa es porque no soy una persona estable, pero es el camino que he escogido y es lo que soy, tampoco puedo cambiar mi ser. Ahora estoy en un momento en el que tengo mucha más estabilidad, incluso en el amor, en el que hasta ahora me había faltado esa consistencia, y estoy trabajando en la continuidad del proyecto tanto que ya tengo incluso las demos del próximo disco.
P.-¿Se refiere a un nuevo disco de Los Zíngaros? ¿Tan pronto?
R.-Sí, sí. Mi idea es sacarlo después del verano, porque no quiero que pase mucho tiempo. Como me he llevado seis años sin sacar música de Zíngaros, lo que quiero ahora es un acelerón de música nueva con ellos. Y como tengo las canciones, pues quiero grabarlas. El nuevo disco no va a tener nada que ver con este anterior. Será aflamencado y rockero, claro; no sería un proyecto Zíngaro si no tuviera eso, pero me voy a alejar un poco de la experimentación extrema y voy a ir hacia canciones que se puedan cantar mejor, que tengan estribillos, con una producción más al gusto de lo que la gente escucha en casa. Me apetece llevar el sonido undergound, fuzz, de los Zíngaros a otras tendencias más populares; de forma que cuando usted escuche este disco recordará su pregunta de antes: -entre risas- ¿pero bueno, qué le pasa ahora al Quintín, qué hace?
Podría soñar con un mayor reconocimiento, pero no tengo ataduras que me impidan ir por donde quiero"
P.-Antes me ha dicho que al flamenco lo encontró tarde. ¿Estaba ya con Los News y tuvo eso algo que ver en el fin de la banda?
R.-Sí, ya estaba con Los News, pero no tuvo nada que ver con su final. Yo siempre he creído que, en el fondo, Los News siempre tuvieron una fecha de caducidad. Tenga en cuenta que era mi primera banda, de rock en inglés, donde lo que hacía, básicamente, era imitar a mis ídolos, y eso no tenía mucho futuro, más allá de divertirte con tus amigos. Lo que ocurrió es que, además de divertirnos, a la gente le gustaba y viajamos por todo el país, tocamos en festivales, ganamos concursos, pero yo siempre sentía y sabía perfectamente, aunque no quería que ocurriese, que eso se iba a acabar.
P.-El asunto del flamenco mezclado con otros géneros y las opiniones de los puristas está ya muy manido. Pero antes me ha hablado de su familia y me gustaría saber cómo ve esa forma iconoclasta de mirar al flamenco que tiene usted.
R.-Hay una opinión contrapuesta, porque a mi hermana y mi hermano, que son más jóvenes y escuchan un poco de todo, les parece maravilloso e incluso han colaborado conmigo. Pero mis padres son más puristas y no escuchan nada que no sea flamenco; pero conmigo, al ser su hijo, tienen más manga ancha. Lo llevan bien y les gusta, aunque no lo entienden artísticamente, o quizás, mejor dicho, contextualmente. Ellos dicen qué bonito, qué bien hecho está, qué bien cantas, pero no lo entienden.
P.-Volvamos al disco motivo de esta entrevista. Todas las canciones se llaman flamenco de nombre, pero tienen diferentes apellidos.
R.-Es muy ecléctico, sí. No sé si al final me tengo que comer mis palabras, pero creo que nunca más voy a hacer un disco así, tan complejo, con tantos matices, tantos detalles, tantos estilos dentro del mismo, tantas colaboraciones. Por eso era muy importante sacarlo. Me ha costado mucho, algún ataque de ansiedad, incluso; porque he tenido que moverme con muchos productores, durante mucho tiempo, muchos viajes: Barcelona, Chiclana, Jerez, Sevilla. Pero tenía que ser así; la vuelta de los Zíngaros tenía que ser algo que llamase la atención. No sé si iba a gustar, pero quería que llamase la atención, que no se quedase en un disco con canciones ahí y ya está. Pero ha sido muy costoso. Las canciones podrían llevar todas los apellidos de los colaboradores: El penal, de Perrate; El calvario, de Noni Meyers; El volcán es muy de Anni B Sweet. Yo no compuse las canciones pensando en ellos, pero todos las hicieron propias.
P.-Incluso algunas son propias de verdad de quien colabora en ellas. Estoy pensando en la de Perrate, por ejemplo.
R.-En realidad es de su abuelo; es una seguiriya de Manuel Torre. Y quién mejor que su nieto para cantarla aquí.
P.-¿La cantó en el estudio o es un sample como el de Agujetas en Amén?
R.-La cantó para mí. Perrate fue al estudio y me lo grabó; le estoy eternamente agradecido. Él es casi familia nuestra. Un poco retiradilla, pero lo es, de mi madre. Tomás con nosotros muere, y cuando lo llamé aceptó encantado; diciéndome, además, que estará ahí para todo lo que yo necesite. Estoy eternamente agradecido también a todos los colaboradores que hay en el disco, porque sin ellos no sería como es. Además, no son colaboraciones forzadas, ni porque sí; sino que son parte de la canción. La seguiriya de Perrate, si no la canta él, no me vale. No es que yo pueda cantarla y decida que lo haga otro, es que si no la cantaba alguien como Tomás, esa canción no va en el disco. También La trenza de tu pelo negro, por ejemplo; esa la compuse para que la cantase otro y llamé a Cristian de Moret. Lo que quiero decir es que las colaboraciones son muy importantes, pero para la canción, no para el postureo; no para decir tengo a Cristian de Moret, tengo a Perrate; es que sin ellos no hay canción, porque yo no puedo cantar esas partes, yo no sé cantar flamenco así.
P.-¿Entonces cómo resuelve eso en los conciertos?
R.-Porque he hecho para el grupo un super fichaje que se llama Bego Salazar. Es una gitana de Salamanca que te mueres de como canta.
Nos escudamos muchas veces en el humor, pero el chistecillo fácil sobre los gitanos también es racismo"
P.-Luego hablaremos de los nuevos Zíngaros, pero quiero seguir con el disco. ¿El mundo se quema es más profundo o radical? Pueden parecer términos antónimos, pero conviven en este disco.
R.-(Se queda unos segundos pensativo) Es verdad. No lo había mirado de esa manera, porque en los anteriores discos no metía tanto flamenco. Hay algo en Caravana, la de Lebrija, quizás; y en Sinfonía no hay nada. Pero sí; si con profundo quiere usted decir jondo, están las dos cosas. Es profundo y más radical que los otros dos; es las dos cosas a la par, conviviendo bien, además.
P.-El nombre del disco es el mismo que el de una de sus canciones, El mundo se quema, que parece una declaración de intenciones; dice: payos, no digas que el flamenco está muerto y tú, gitano, cambia un poco, que llevas siglos con el mismo rollo.
R.-Es una declaración de intenciones y es una crítica feroz a los dos mundos. Porque, como le he dicho antes, yo he convivido en los dos mundos; sigo conviviendo. Y por eso sé de qué pie cojea cada mundo. Tanto en uno como en el otro hay racismo; a mí que no me digan lo contrario, porque es mentira. Yo lo puedo decir porque estoy en los dos mundos. Nos escudamos muchas veces en el humor, pero el chistecillo fácil sobre los gitanos también es racismo; como el comportamiento con ellos. Pero en los gitanos también existe. Estuve en algunos momentos tentado de no meter esta letra, porque la gente a la que se la enseñaba me decía: ojo, que te pueden caer palos desde todos lados. Pero yo quería meterla. Y al final no me ha caído tanto; seguramente porque no se ha hecho viral y se ha quedado ahí, como en el limbo. Lo agradezco, en realidad, porque no es que me haya arrepentido, ni mucho menos, pero es mejor así; no tengo yo ganas de que los gitanos por Instagram digan que me van a comer.
P.-No sé si el orden de las canciones ha estado muy pensado. Se lo digo porque esa canción es la antepenúltima del disco y de ahí para abajo sigue ahondando en esa línea y metiéndose el palo en el ojo cada vez más. Antes de acabar diciendo que Cuando tú te mueras todo va a seguir igual habla usted del Paripé: las cosas que dices, primo, ni tú te las crees; solo es paripé lo que haces, solo tienes paripé. ¿A quién se refiere?
R.-A todo el mundo, la verdad. Me gusta mucho hacer letras que incluyan a todo el mundo. No van sobre nadie en concreto. De hecho, van sobre mí mismo también. Nunca señalo a un colectivo, siempre es una crítica al ser humano, incluido yo. Es también una forma de hacer terapia. Y la última canción tiene más que ver con que no te tomes tan a pecho la vida, ni tan seriamente. Porque, al fin y al cabo, nadie es tan importante. Incluso si el que se siente super mega importante, mucho más importante que nosotros, se muere mañana, al día siguiente sigue el mundo igual. Habrás dos o tres llantos por él, de su familia, allegados, pero al tercer día ya nadie se acordará de él y la vida va a seguir igual como ha seguido durante millones de años.
P.-No sé tampoco si la consecuencia de que el mundo se queme fue lo que usted adelantó en la Sinfonía Universal Cap. 02, en la que nos íbamos por ahí a buscar nuevos mundos. ¿Es quizás este disco el capítulo 01?
R.-Cuando lanzo un disco, al día siguiente estoy ya maquinando demos para el siguiente. Entonces, en 2018, cuando saqué Sinfonía, ya empecé con unas demos de algo que se parece mucho a lo que ha derivado la canción El mundo se quema. Si hubiese seguido por ahí hubiese hecho así el primer capítulo, explicando por qué el mundo se quema y el ser humano tiene que subirse a esa nave, que es de lo que habla el capítulo 2, para poder abandonar la tierra, que estaba ya perdida. Estuve algún tiempo pensando en volver con el proyecto, de esa forma, que hubiese sido lo lógico, pero preferí volver como si lo hiciera con un lienzo en blanco, con un disco que no tenía nada que ver con los otros, sin relación con Sinfonía. Decidí que era mejor separar las cosas, pero puede que en mi subconsciente se quedara ese tema y la necesidad de expresarlo. Es verdad, no lo había pensado. Oiga ¿esto que es, una terapia o una entrevista?
Quería meter esa bulería en inglés porque es algo que me define musicalmente, que es llevar al extremo la experimentación, incluso rozando con la locura. Este disco me sirve como legado"
P.-En el disco veo otra parte temática diferente, que tiene mucho que ver con eso que me dijo usted al principio sobre su inestabilidad amorosa. Hay aquí varias canciones que me parecen odas al desengaño amoroso. ¿Ha sido eso también una terapia?
R.-Lo es, sí. Usted sabe que al final un músico habla de lo que siente, aunque a mí también me gusta escribir de cosas que no necesariamente me pasan. Los escritores, cuando escriben una novela, no tienen por qué hablar de él y se pueden inventar una historia de detectives. A mí también me gusta hacer eso. Pero es verdad que a veces uno también cae en escribir cosas suyas. Y sí, aquí hay unas cuantas canciones sobre una relación muy fuerte que tuve hace unos años, en la que me pasaron cosas que me dejaron malas sensaciones y quise quitármelas. La mejor manera para hacerlo era poniéndolas en una canción. Y eso, además, me ha servido de terapia. Es como si el mundo se quemase y también mi mundo interior.
P.-Y hay dos canciones más que son totalmente singulares, la de El Camborio y las bulerías en inglés de Sentencia, que recuerdo habérsela escuchado en el Fun Club aquella noche mítica en la que los Derby Motoreta’s Burrito Kachimba dieron su primer concierto como teloneros de Quentin Gas & Los Zíngaros.
R.-Esa canción la tenía ya desde hace muchos años. Pero le voy a decir una cosa sinceramente: cuando empecé a hacer este disco no sabía muy bien qué iba a pasar; no sabía si iba a formar una banda, si lo iba a llevar al directo; eso lo he ido sabiendo mientras lo estaba grabando. Pero mis primeros pensamientos eran de que sacaba este disco y adiós, a otra cosa. Quería meter esa bulería porque es algo que me define musicalmente, que es llevar al extremo la experimentación, incluso rozando con la locura. Este disco me sirve a mí como legado. Me gusta pensar que cuando pasen los años, incluso cuando yo muera, y alguien encuentre este disco diga: ¿esto qué es? ¿una bulería en inglés? ¡Qué raro y qué bonito!
P.-¿Y la de El Camborio?
R.-Esa tiene una buena historia detrás. Yo quería meter a mi madre en el disco y ella recita eso de forma muy bonita, con mucha raíz. Así que compuse todos los arreglos de sintetizador para meter el poema de mi madre. Cuando fue llegando el momento y le dije que muy pronto iba a grabarla, me dijo que sí, que cuando quisiera. Y un día cayó en la cuenta de que su hermano, mi tío Rafael Vargas, tenía el mismo poema grabado de cuando él hacía unos talleres de poesía. Eso es uno de los regalos que te da la vida. Cuando me lo enseñó me emocioné. Entonces hablé con mi madre: lo siento mucho, mamá, pero es que mira como lo recita el tito. Así que rescaté su voz a través de una aplicación de inteligencia artificial y además de porque me apetecía meter este poema, porque Lorca siempre está muy presente en mi vida y en mi música, me servía también para rendirle homenaje a mi tío, que falleció hace veinte años y esta era una forma de resucitarlo.
P.-En este disco, Los Zíngaros, más que una banda conjunta es una selección de productores.
R.-Los Zíngaros son todas aquellas personas, ya sean del equipo técnico, musical, humano, que están conmigo en cada etapa. Todo el que trabaja conmigo es Zíngaro, por eso han ido cambiando.
P.-Pero para tocar el disco en directo ha tenido usted que conjuntar una banda. ¿Quiénes son Los Zíngaros actuales?
R.-Tengo un nuevo batería, Ismael Prieto, que no vea cómo toca de fuerte y qué ritmo tiene. Es de Huelva y formaba parte de Alviento. Al bajo está Mario Mugre, al que recordará usted de los Gipsy Aliens, la banda en la que estaba Bronquio como cantante. Ahora tiene también un proyecto que se llama La Junta, al estilo de Pony Bravo. Es un tipo increíble, fue de los primeros con los que conté para formar la banda y me ha ayudado en la producción de algunas canciones. También me está ayudando en los diseños; es una pieza muy importante en esta nueva etapa. Está también Pablo Donoso, al que cuando veía yo tocar la guitarra en Sevilla Distorsión pensaba que ojalá estuviese en mi banda. Creo que es de los mejores guitarristas de Sevilla. Está también Julia Dueñas, pianista de conservatorio, a los teclados y sintetizadores, que tiene unas manos increíbles. Y Bego Salazar, como le dije antes, que vive en Salamanca, pero estoy haciendo una inversión para que esté en mi banda, ensayando con nosotros siempre que puede. Ella es una persona que, como yo, ha vivido en los dos mundos, conoce mucha música y comprende la fusión. Además, tiene la voz flamenca que más me gusta de todas las de ahora mismo, con ese metal garraspero, como de Agujetas; ese metal antiguo, maravilloso. Hará las partes flamencas, me hará coros a mí, tocará el sinte, bailará; va a ser el espectáculo de la banda, el punto focal. Esta es la banda que yo siempre quise tener.
P.-Esta semana vamos a poder verlos en directo aquí, que ya se han estrenado en Barcelona y Madrid.
R.-Sí, el primer concierto ha sido el día 31de enero en el Club Sauvage, el antiguo Sidecar de la Plaza Real de Barcelona, y el día 14 estuvimos formando parte de Inverfest 2025 en la sala El Sol de Madrid, que llegó al sold out, y ya el día 20 tocaremos en Sevilla, en la sala Malandar. Tenemos también a nuestro manager negociando fechas con los festivales de verano, pero eso ya es cosa de ellos.
También te puede interesar
Lo último