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Una plataforma para salvar el Teatro Távora

Una deuda de 400.000 euros amenaza la continuidad de la sala Unas jornadas de puertas abiertas, entre los días 13 y 15, recabarán apoyos al director y dramaturgo.

Salvador Távora y Lilyane Drillon, junto a Paco Casero, uno de los promotores de la iniciativa que reivindica "un legado cultural de incalculable valor".
Braulio Ortiz, Sevilla

06 de febrero 2015 - 05:03

Diversos colectivos sociales y culturales han convocado para la semana próxima -los días 13, 14 y 15- unas jornadas de puertas abiertas en el Teatro Salvador Távora, una iniciativa que quiere llamar la atención sobre la contribución a la sociedad del director del Cerro del Águila y que se plantea como el "último recurso" para evitar el cierre inminente de esta sala, inaugurada en 2007. El creador revolucionario que reinterpretó el imaginario andaluz desde planteamientos escénicos audaces y que recorrió el mundo con sus montajes ve peligrar hoy el proyecto que supuso su regreso a las raíces: la sala tiene su continuidad amenazada por la deuda, en torno a los 400.000 euros, que afronta el dramaturgo.

Una plataforma integrada por "la gente del Cerro, y otros barrios de Sevilla", grupos como el formado por los afectados por la hipoteca, la Asociación Juan Bernabé de Lebrija o profesionales de la escena como José Luis Castro o Juan Ruesga, entre otros, distribuyó este jueves un manifiesto en el que denunciaban que el teatro, situado en una antigua nave de una fábrica de Hytasa, "corre un riesgo inminente de desaparecer por la pasividad de las distintas administraciones". En el texto, los componentes de la plataforma piden "al Ayuntamiento de Sevilla, a la Junta de Andalucía, al Gobierno central y a entidades privadas que se comprometan en la defensa de un legado cultural de incalculable valor estético y moral" y así impidan "un desahucio cultural que atenta contra la dignidad de los sevillanos y los andaluces".

Lilyane Drillon, cofundadora de La Cuadra, confesó este jueves que desde el nacimiento de la compañía a principios de los 70 "nunca pensamos en que nos íbamos a ver en una situación de este tipo. Hemos pasado por momentos muy difíciles, pero los hemos superado. Nunca nos hemos encontrado en unas circunstancias que nos abocaban a la desaparición", apuntó este jueves con desesperanza. La Cuadra arrancaría su historia cuando un joven Távora descubrió en un festival "que Andalucía, el flamenco y sus particularidades culturales eran una alternativa al teatro pequeñoburgués que se hacía". Quejío, que cautivaría a los espectadores con su fuerza,les confirmó que esa intuición no iba desencaminada. "Triunfamos en grandes universidades, en grandes capitales, hasta en el Museo de Arte de Berlín. Conseguimos toda la grandeza a la que aspira la gente que se dedica a esto", rememoraba este jueves el director de Crónica de una muerte anunciada, la versión que conmovió a García Márquez. Pero, a pesar de esa aceptación en el extranjero, Salvador Távora tenía "un sueño: decirle a Hytasa, a mi tierra, lo que le había dicho al mundo", y abriría el teatro en la antigua fábrica en la que entró a trabajar siendo un muchachito como soldador.

Cuando se gestaba el proyecto, señala Drillon, el Ayuntamiento de Sevilla, entonces gobernado por Alfredo Sánchez Monteseirín y con Juan Carlos Marset como concejal de Cultura, promovía "una descentralización" de la cultura que favoreció la apertura de teatros en otros puntos de la ciudad más allá del casco antiguo. "Nos dieron una ayuda a la construcción de 400.000 euros [la inversión total para poner en marcha la sala fue de 1.600.000 euros], una promesa que se cumplió", pero no se materializó el "compromiso oral" que concedía al teatro 100.000 euros anuales para el mantenimiento y la programación.

Sin ese respaldo, la supervivencia acabaría siendo complicada. "Esta sala tiene una capacidad para 240 personas, y es difícil sacar adelante un teatro con ese aforo, que es pequeño", explica Drillon. Además, Távora eligió uno de sus espectáculos más celebrados, Carmen, como parte de la oferta de su espacio. "Es una obra que emplea a 35 intérpretes, con la banda de cornetas, los bailaores... Muchas veces se llenó, pero lo que sacábamos con las localidades no era suficiente para pagar a los artistas", expone la mano derecha de Távora.

Los responsables del teatro trabajaron además en organizar actividades para "centros de mayores, asociaciones... y teníamos descuentos para desempleados y jubilados. No era una economía sostenible, y estuvimos endeudándonos. Llegó un momento en el que el teatro no se abrió, el año pasado se hizo para algunos actos culturales, pero nos era imposible pagar los gastos", resume Drillon, para quien "pensar que este local podría ser de nuevo un taller de coches es muy doloroso".

Una situación que llevaron de forma discreta mientras negociaban con las instituciones una solución. "Una de las cosas que hicimos Salvador y yo fue ir a ver a los responsables de la cultura. Proponemos que a cambio de la deuda se queden con el teatro, que pase a ser un teatro público. No hacen falta grandes infraestructuras: puede funcionar con dos técnicos, con dos personas dedicadas a la limpieza", valora Drillon. A la Junta "no le interesó", lamenta. "El 3 de noviembre entregamos una carta a la presidenta y no hemos tenido respuesta todavía", añade.

Las jornadas de puertas abiertas quieren atraer la semana próxima a los aficionados a las artes escénicas, "recabar apoyos y que los poderes privados se interesen por el asunto". Durante los días 13, 14 y 15 se mantendrá una actividad ininterrumpida, gracias a las representaciones de artistas y compañías que colaboren con la iniciativa. "Proyectaremos documentales, películas... Todos los espectáculos de La Cuadra están grabados. La idea es abrir el día 13 hasta el 15 non stop", afirma Drillon.

El portavoz adjunto socialista en el Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz, acudió este jueves a respaldar a la plataforma que trata de evitar el peor desenlace. "No podemos permitir que la sala de Salvador Távora acabe cerrando sus puertas, ya que es uno de los referentes de un modelo de cultura descentralizada y presente en todos los barrios, un modelo que generaba empleo y que contribuía a la igualdad social", argumentó más tarde en un comunicado. El alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, también reconoció ante los periodistas la relevancia de la trayectoria de Távora. Del director dijo que ha dado "mucho" tanto al teatro como a la ciudad y "siempre con el compromiso desde el Cerro. Merece el respeto y la ayuda por parte de todos, y el Ayuntamiento está para ayudar".

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