La pintura de Enrique Ochoa regresa a Sevilla
Exposición
Cajasol inaugura un nuevo espacio expositivo en la sede de su fundación con una muestra dedicada al pintor de El Puerto
Sevilla/La Fundación Cajasol ha inaugurado este viernes un nuevo espacio en su sede con una exposición dedicada a Enrique Ochoa. En ella, bajo el título La mirada de la mujer, se recogen algunos de los mejores retratos de este artista que, en efecto, hizo de los retratos y de la figura femenina el centro de su abundante obra, en la que, con el transcurso del siglo y la sucesión de movimientos artísticas, se filtraron los rasgos del modernismo, el simbolismo, la estética art déco e incluso, en ciertos detalles, algunos guiños al cubismo.
Este viaje de regreso a los orígenes andaluces del pintor, que nació en 1891 en El Puerto de Santa María y falleció en Palma de Mallorca en 1978, tiene lugar, como decíamos, en una nueva sala de la Fundación Cajasol, a la que se accede por la calle Entrecárceles. Situado en la primera planta del edificio, en el nivel inmediatamente superior a la Sala Murillo (en funcionamiento desde 2015), este espacio de más de 200 metros cuadrados, "diáfano, flexible y dotado de las más modernas instalaciones audiovisuales y tecnologías", permitirá a la entidad acoger en pleno centro de Sevilla exposiciones de toda índole y tipología, ha celebrado el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, al que ha acompañado el presidente de la Fundación Pintor Enrique Ochoa, José F. Estévez.
"Es un verdadero honor acoger esta muestra tan especial, no sólo por la genialidad del artista, sino también porque, aunque pueda resultar llamativo, lo cierto es que ha transcurrido más de un siglo desde la primera y última exposición individual de Ochoa en la capital andaluza", ha recordado Pulido. Por su parte, Estévez, que es también el comisario de la exposición, ha explicado que ésta permitirá conocer mejor a "un maestro que se anticipó a su tiempo y a las corrientes de la vanguardia", pues lo cierto es que, tras su fallecimiento a los 87 años, hace poco más de 40 años, su obra no ha sido demasiado recordada.
Enrique Ochoa cultivó tanto la pintura como la ilustración (fue, en este sentido, una de los autores de cabecera de los primeros años de la publicación Blanco y Negro). Pasó su infancia en Filipinas y tras alcanzar la mayoría de edad se mudó a Sevilla, donde se ganó la vida pintando a los personajes de los típicos barrios sevillanos mientras se formaba en la Escuela de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Fue en esta ciudad, de hecho, donde expuso por primera vez, en 1911 en la antigua Academia de Bellas Artes, donde presentó un óleo titulado Impresión en el marco de una muestra colectiva.
Otra prueba de su vinculación con la ciudad, por cierto, es el hecho de que en la Basílica de la Macarena se conservan dos obras suyas: La Anunciación de la Virgen y Nuestra Señora Venerada Virgen de Luján, regalada en su momento por la entonces primera dama de Argentina Eva Perón a la Hermandad de la Macarena.
Ochoa será siempre conocido, entre otros motivos, explicó Estévez, por plasmar recurrentemente en su obra "dos mundos: la música y la mujer". El primer ámbito está recogido en la exposición, donde se muestran algunas piezs de su serie Plástica musical. Pero la selección de las obras se centra fundamentalmente en su faceta de "el pintor de la mujer", ya que dedicó buena parte de los años 20 y 30 a retratar a mujeres. Entre algunas ilustres, destacan Gala Dalí o Tórtola Valencia. Por un óleo de temática femenina, La maja, ganó de hecho el Gran Premio de la Bienal de Venecia en 1936. Este óleo está incluido en la exposición.
La muestra, compuesta por 29 obras que ofrecen un recorrido por las distintas etapas del pintor, permanecerá abierta hasta el próximo 7 de abril.
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