El pícaro que narró la gran derrota británica
Ático de los Libros reedita la primera novela de la serie de Flashman, de George MacDonald Fraser
La ficha
Flashman. George MacDonald Fraser. Traducción de María Antonia Menini. Editorial Ático de los Libros. Barcelona, 2025. 368 páginas. 22,90 euros.
Hay que tener valentía para reeditar un libro como Flashman en los tiempos que corren, en los que una jauría anónima en las redes sociales puede llevar a una editorial a suspender la publicación de una obra por miedo a la cancelación. El personaje de Harry Flashman no es un asesino, obviamente, pero sí es misógino, machista, maltratador y alguna cosa más que no revelaremos para no hacer spoiler. Un ser desagradable a la par que fascinante que habría quedado relegado al mercado de librerías de viejo y Wallapop de no haber sido por la osadía de Ático de los libros, una editorial que ha apostado por recuperar la obra del británico George MacDonald Fraser.
Y lo hace además rescatando la portada original del libro, que vio la luz en el año 1969. En ella vemos a un oficial del Ejército británico, con sus patillas y bigotes perfectamente definidos, posando con mirada socarrona y apoyando la mano derecha sobre un sable. Arrodillada, y abrazando su pierna derecha, aparece una bella joven aparentemente india con los ojos cerrados y con la ropa cayéndole de manera sugerente. De fondo, las montañas de lo que pudiera ser Afganistán, con un grupo de fieros guerrilleros locales dispuestos para la batalla.
Puede ser una metáfora del colonialismo o simplemente una fiel recreación de lo que el lector encontrará en las páginas del libro. Lo cierto es que el lector que tenga en sus manos un ejemplar de Flashman recién editado en 2025 no puede acercarse a este libro con la mirada actual, sino ponerse las gafas de la época, las del siglo XIX y del auge del imperialismo. Porque realmente lo que encierra este libro es una brutal crítica al colonialismo y al Ejército británico, especialmente hacia sus oficiales de más alto rango, que llevaron a sus soldados a un absoluto desastre en Afganistán.
El protagonista no es más que un antihéroe, pero no se puede negar que tenga carisma. Como dice la cita de Bernard Cornwell que adorna la bonita portada, "Flashman es uno de los grandes personajes de la ficción moderna; un pícaro, un seductor, y siempre una lectura irresistible". O el reclamo de la contraportada: "Tunante, mentiroso, fullero, ladrón, cobarde y bribón de marca mayor. El truhán más grande que jamás ha existido, al servicio de su británica majestad".
Ciertamente, Flashman arranca como una novela picaresca, con las correrías de su protagonista detrás de las mujeres y los disgustos que éstas le causan. Pero se ve que el hombre no puede mantener a buen recaudo su aparato reproductor y, por culpa de él, termina expulsado del colegio elitista en el que se formaba y enrolado en el Ejército británico. Acabará en el peor lugar: Afganistán.
Nuestro antihéroe tiene dos grandes virtudes. La primera es su éxito con las mujeres. La segunda es su facilidad para aprender idiomas. De ambas hace virtud, aunque también le cuesten algún que otro que disgusto. Incluso las mezcla, pues llega a decir algo así como que no hay mejor forma de conocer un idioma que retozando en la cama con alguna nativa. Toda esta primera parte está trufada de pildorazos de este tipo, y también alguno contra el imperio británico y sus principales representantes. Imposible no acordarse de El hombre que pudo reinar y aquella mítica frase que pronuncian Sean Connery y Michael Caine en la maravillosa adaptación al cine que hizo John Huston. "¿Sois dioses?", le preguntan unos lugareños en las montañas afganas. "No, somos británicos, que es casi lo mismo", responden.
Una vez que Harry Flashman cruza el temible paso del Khyber, el libro deja de ser una comedia, aunque mantenga siempre un punto de sátira, para convertirse en una gran novela histórica. Flashman narra la enorme derrota de las tropas de la reina Victoria en Afganistán, país que por cierto nadie ha doblegado nunca por el carácter feroz de sus guerrilleros. Ni los británicos en el siglo XIX, ni los soviéticos en los años ochenta del XX ni los estadounidenses en las dos primeras décadas del XXI han sido capaces de salir victoriosos de las montañas afganas.
Los británicos instalaron una administración colonial en Afganistán pactando con las tribus locales, pero el equilibrio era tan frágil que cualquier chispa podía provocar la insurrección. Ese temor está presente en la narración de Flashman, que alcanza cotas de alta literatura en varios momentos: cuando asaltan el palacio del gobernador en Kabul y, sobre todo, con la retirada del maltrecho Ejército británico. Fraser se las avía para hacer que su personaje asista a todos los grandes acontecimientos históricos, al estilo del Gabriel de Araceli de Galdós en los Episodios Nacionales. El narrador de todo esto, por cierto, es el propio Flashman ya de viejo, en unos papeles que caen en manos del autor, en una estupenda aplicación del tópico del manuscrito encontrado.
Flahsman comprobará, y relatará con detalle y rigor histórico, cómo los fieros afganos hostigan desde las colinas a los invasores extranjeros, cómo el Ejército avanza a ritmo de tortuga, cómo las tropas y las familias están a punto de morir de hambre y de frío, cómo la nieve retrasa el avance, cómo algunos generales no se enteran de nada aunque tengan la muerte al acecho y cómo algunos valientes soldados tratan de mantener el tipo en mitad del desastre. Flahsman no es precisamente uno de ellos, es todo lo contrario, un cobarde que se aprovecha de los demás para sobrevivir a costa de lo que sea. Un ser despreciable al mismo tiempo que carismático, un personaje complejo que quedará marcado para siempre por su experiencia en Afganistán.
Arranca el libro con una introducción del autor en la que cuenta cómo se le ocurrió la idea de Flashman. Fraser explica que "con la excepción de un periódico de izquierdas que lo consideró un ataque mordaz al imperialismo británico, la prensa y el público tomaron a Flashman, con toda razón, como una historia de aventuras disfrazada de memorias de un viejo bribón impenitente que, a pesar de su cobardía, depravación y engaño, logró salir de terribles pruebas y peligros como un héroe aclamado, con el único mérito de su humor y desvergonzada honestidad como memorialista". La serie consta de trece novelas. Ojalá tengamos pronto la segunda.
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