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Los Remedios estalla de ilusión con su Heraldo

Lecciones de vuelo junto a Peter Pan

Artes Escénicas

‘Peter. El musical’, una producción española que triunfó en Londres, llega a Fibes del 21 a 23 de este mes

Los actores Silvia Villaú y Carlos J. Benito, caracterizados como Peter Pan y Garfio, posan en una céntrica calle de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

Hace dos décadas, cuando el musical no tenía en nuestro país la aceptación de la que goza ahora, la productora Theatre Properties se embarcó en una ambiciosa adaptación del Peter Pan de J. M. Barrie. Pese a sus riesgos, aquella apuesta prosperó, la obra logró representarse en seis países y atraer a cinco millones de espectadores, y además afrontó con éxito un desafío importante: se programó en el Garrick Theatre de Londres y The Times seleccionó aquella producción española entre los mejores títulos de la cartelera teatral de ese año 2008. "Superó la prueba no sólo en la cuna del musical, en el West End londinense, también en la ciudad de Peter Pan. Era como si los ingleses hubiesen venido a España con un show sobre, no sé, Lola Flores, algo muy nuestro", apunta orgullosa la sevillana Silvia Villaú, que da vida al héroe de Nunca Jamás –"por la tesitura vocal es un personaje que se le da mejor a las actrices", aclara–, y que también es responsable de la dirección artística y el libreto de un espectáculo que se verá en Fibes en las vísperas de las navidades, del 21 al 23 de diciembre.

Peter. El musical regresa "con un cambio radical en las canciones, en las coreografías, en el vestuario: es el Peter Pan de siempre pero con un aire más fresco, una nueva vida", asegura Villaú. Y la sensación es que el chaval que se niega a hacerse mayor mantiene intacta su legión de adeptos, "en cualquier lugar del mundo y cualquier periodo", opina Carlos J. Benito, que encarna a Garfio. "Quizá por los valores que contiene su historia, por ese mensaje de que no debemos perder la inocencia, el entusiasmo por las cosas", opina el intérprete. Ayuda a esta resurrección de Peter Pan que los productores hayan contado con la última tecnología teatral. "Los avances han propiciado escenas muy espectaculares, como la que se da en la casa de Wendy, en la que Campanilla enciende y apaga las luces, se caen libros y se abren cajones...", enumera Villaú sobre un despliegue que pasa por "seis sistemas de vuelo importados de EE UU" y que permitirá que Peter Pan se cruce "por encima del público llenando de ilusión y polvo de hadas a los espectadores".

"Aunque", advierte Benito, "toda esa técnica está al servicio de la historia, no se ha perdido la esencia del original", explica un actor que está "disfrutando" como villano de la función. "Hacer de malo es un regalo para un intérprete, puedes explorar lugares muy divertidos. Y como esto es un musical para toda la familia no te sumerges en la oscuridad. Garfio tiene su picardía, sus momentos de complicidad con el público. Y cae bien. Hay niños que se quedan con él antes que con Peter Pan", asegura Benito, cuya carrera, en la que ha hecho piezas emblemáticas del musical como Cabaret o Sonrisas y lágrimas, arrancó con el Hello, Dolly! de Concha Velasco. "Que una mujer con su luz, una de las mejores de este país, me cogiera de la mano y me bendijera, por decirlo de algún modo, fue muy emocionante. Es uno de los episodios de mi vida que guardaré en el corazón, en cierto modo porque aprendí muchísimo".

Los niños perdidos, en una escena de ‘Peter. El musical’. / D. S.

Villaú, curtida también en propuestas como Annie, Aladdin o Shrek, cree que "un buen musical debe tener, para empezar, una buena historia, pero también buenas canciones, no podemos olvidarnos del género en el que estamos", defiende la actriz, que considera "hermoso" ese triunfo de la inventiva que supone una obra como ésta. "Aquí importa todo: no es interpretar un texto con unas luces básicas y ya. Están las coreografías, la escenografía, la dirección vocal... ¡Y pasan tantas cosas! Vamos de la casa de Wendy al barco pirata, y hay sirenas e indios... Tantas escenas, tan dispares, que se suceden en un par de horas. Te da la opción de cantar, y de bailar, y de hacer esgrima y de volar...", celebra la intérprete. Un musical, añade su compañero, "es como un parque de atracciones emocional, pasas por muchos estados. Y es adictivo contar una historia en tiempo real y ver cómo la recibe el otro, quien está en el patio de butacas", concluye Benito.

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