"La personalidad de cada gambista depende mucho de su instrumento"
Barroca
La violagambista alemana Johanna Rose, española por matrimonio, sevillana por residencia, presenta su primer CD en solitario, un álbum dedicado a sonatas de Carl Philipp Emanuel Bach
La ficha
'CPE Bach: Sonatas para viola da gamba'. Johanna Rose, viola da gamba. Javier Núñez, clave. Rubicon.
Natural de Bremen, Johanna Rose lleva diez años viviendo en Sevilla, adonde vino para ampliar sus estudios de viola y siguiendo al también violagambista Fahmi Alqhai, con quien acabaría casándose y con quien tiene dos hijas. A finales de 2017 salió a la venta su primer disco en solitario, un álbum en el que, acompañada por el clavecinista Javier Núñez, ha recogido las tres sonatas para la viola da gamba de Carl Philipp Emanuel Bach.
-Como tantos otros violistas usted empezó estudiando violonchelo, ¿a qué se debió el cambio de instrumento?
-Hille Perl es una muy importante y célebre gambista alemana que da clases en Bremen. Yo era amiga de su hija. Fue ella la que me animó a pasarme a la viola. Tenía una personalidad muy persuasiva, y yo tenía entonces una edad en que no era difícil convencerme. Y lo cierto es que desde el principio me gustó mucho más la viola. Me parecía mucho más natural. No sólo su sonido, sino también la forma de cogerla, de abrazarse al instrumento. Era mucho más natural para mí. No era necesario usar tanto vibrato ni otros recursos artificiales.
-Y acaba en Sevilla estudiando con Ventura Rico, pero después de pasar por dos de las principales escuelas internacionales de viola.
-Sí, yo estudiaba en Basilea con Paolo Pandolfo, pero no terminaba de congeniar con él, así que me fui a Lugano a trabajar con Vittorio Ghielmi, y allí me encontré con muchos gambistas sevillanos. Fahmi estaba en su último año, pero también estaban Rami [Alqhai, hermano de Fahmi] y Sara Ruiz, y luego llegó Juan Ramón Lara. Todos me hablaron muy bien de Ventura. Me parecía interesante estudiar con él después de haberlo hecho con Vittorio, que te exige mucho trabajo técnico. Con Ventura fue todo más relajado.
-Después de diez años, ¿cómo es vivir en Sevilla para alguien que se dedica casi exclusivamente a tocar la viola da gamba de forma profesional?
-Hay que buscar trabajo por todos lados, esto es así. También doy clases privadas. He tenido varios alumnos y es algo que me gusta mucho. De todos modos, mi principal dedicación es el trabajo con Accademia del Piacere [el grupo que lidera Fahmi Alqhai], aunque también he podido hacer trabajos en dúo, por ejemplo con Sara Ruiz o con el laudista Miguel Rincón. Me gusta mucho la formación de dúo, porque además son proyectos que resultan fáciles de mover, ya que no son muy costosos. De todos modos, está claro que comparando con los violistas que se quedaron en Alemania, allí hay más trabajo. Cuando llega la Semana Santa no hay año que no hagan alguna de las pasiones de Bach. Yo en España he podido hacer sólo una San Mateo en Burgos, hace unos años.
-¿Este disco nace con la voluntad de que salgan conciertos?
-Claro. Me encantaría hacer conciertos con este repertorio. Para esto se graba un disco. La mayoría de los músicos graban para eso. Si no grabas discos nadie te conoce y no das conciertos.
-Y para su debut en solitario se ha ido a un repertorio especialmente difícil para su instrumento. ¿Por qué CPE Bach para empezar?
-Por varios motivos. Lo primero es que me encanta esta música. Te da una oportunidad de cantar con el instrumento que siempre me ha fascinado, justamente este repertorio y en concreto la Sonata en re mayor, que posiblemente sea lo más difícil que hay para la viola. Está claro que podría haber empezado con algo de Marais, pero ese es un repertorio que está ya muy grabado. En cambio, esta música se hace muy poco, incluso en Alemania. No sé, quizás tenga que ver la dificultad, pero es una música única para la viola. Luego hay también una razón sentimental. Mi abuelo, que era organista y profesor, era un gran amante de Bach, del más famoso de los Bach, pero también de Emanuel. Su primer instrumento fue un clave, un modelo antiguo de aquellos que tocaba Karl Richter. Se compró toda la primera edición Bärenreiter de Bach y tenía también el famoso tratado de Carl Philipp. Son objetos con un gran valor para mí, que me traje a Sevilla. Y hacer este disco, con esta música, era vincularme de algún modo a mi tradición familiar.
-Escogió como acompañante a Javier Núñez, compañero en Accademia del Piacere. ¿Habían trabajado juntos como dúo antes?
-Habíamos tocado juntos hace tiempo, cuando él estaba en Mallorca. Y ahora con Accademia trabajamos mucho juntos. Me gusta mucho cómo toca. Vive aquí y podemos ensayar cómodamente. A él le interesó también mucho esta música, y tenía muchas ganas de trabajarla. Para mí es muy importante tener confianza en mis compañeros. Este verano haremos un programa juntos en Alemania con este repertorio y espero que salgan más.
-¿Con qué instrumento ha grabado el disco?
-Es una viola construida en Austria hacia 1930, que encontré hace unos años, y me encanta. Se nota que ya está tocada, y en esto marca una gran diferencia con los instrumentos nuevos. Tengo la sensación de que aporta algo de armónicos que no te dan los nuevos. Me gustó mucho cuando la vi, así que vendí todas las que tenía para comprarla. Las violas son muy diferentes todas entre sí. La personalidad de cada gambista depende mucho de su instrumento, aunque luego cada cual termina adaptándola a su estilo. Esta tiene un sonido muy directo, para esta música es genial, aunque a lo mejor para la música francesa no va tan bien.
-¿Le interesa seguir profundizando en el repertorio alemán para la viola?
-Sí, mucho, más música alemana del período, en formación pequeña, a solo o quizás con tiorba.
-¿Y los conciertos de Graun?
-Para eso necesitas una orquesta. Y además, quitando el Concierto en la menor, que me gusta mucho, los otros no me parece que sean tan buenos. Mucho esfuerzo para un resultado que no es demasiado atractivo ni para el intérprete ni para el oyente.
-¿Es fácil convivir en casa con otro músico que además toca su mismo instrumento?
-Lo llevamos bien. Tanto las confianzas como las tensiones son mayores que con otros músicos, lo cual es bueno para algunas cosas y malo para otras. Al principio tocábamos mucho juntos en casa. Pero ya no. Él está en el estudio trabajando mientras yo estudio en casa. Nos vemos para ensayar con el grupo; ahí yo soy una contratada más y tratamos de llevarlo de forma profesional.
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