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el público | Crítica de teatro

Un momento de 'El público' de García Lorca en la versión de Alfonso Zurro
Un momento de 'El público' de García Lorca en la versión de Alfonso Zurro / Luis Castilla

La ficha

***** ‘El público’ Teatro Clásico de Sevilla. Autor: Federico García Lorca. Dramaturgia y dirección: Alfonso Zurro. Intérpretes: Juan Motilla, Lorena Ávila, Luis Alberto Domínguez, Santi Rivera, Raquel de Sola, Íñigo Núñez, Piermario Salerno, José María del Castillo y Silvia Beaterio. Escenografía y vestuario: Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán. Iluminación Florencio Ortiz. Música: Alejandro Cruz Benavides. Coreografía: Isabel Vázquez. Maquillaje/Peluquería: Manolo Cortés. Video: Fernando Brea. Producción: Noelia Diez y J. Motilla. Videoproyección y audiovisuales: Fernando Brea. Ayudante de dirección: Verónica Rodríguez. Cartel y Diseño Gráfico Ángel Pantoja. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Viernes, 1 de abril de 2022. Aforo: Completo.

Hace tiempo manifesté que la compañía Teatro Clásico de Sevilla había ocupado el terreno del extinto-desaparecido Centro Andaluz del Teatro. Que sus ambiciosas producciones y sus excelentes resultados convertían a la compañía dirigida por Noelia Diez y Juan Motilla en un referente teatral para toda nuestra comunidad.

El estreno de El público de García Lorca, en una maravillosa versión de Alfonso Zurro, no hace más que reforzar esta idea. Una importantísima producción, nueve intérpretes y el conjunto de algunos de los mejores especialistas en sus disciplinas, Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán en escenografía y vestuario, Florencio Ortiz en la iluminación, Alejandro Cruz Benavides en la música, Isabel Vázquez en la coreografía y Manolo Cortés en maquillaje y peluquería hacen de esta propuesta una de las mejores versiones que se han hecho de la dificilísima obra de Lorca.

Alfonso Zurro consigue que la poesía surrealista se haga si no del todo inteligible, no lo pretendía el autor granadino, sí un disfrute para los sentidos de la vista y el oído. La búsqueda de un nuevo teatro (la obra se escribió en 1930) y la asunción por parte de Federico del surrealismo, de lo onírico, es utilizado aquí para revolucionar el teatro y para proclamar su homosexualidad.

Esta versión está llena de verdad, de deseo, de oscuridades, de sueños húmedos que combinan el dolor físico con el espiritual de lo que el poeta ocultaba. Sus nueve actores, todos llenos de vida y sensualidad, llenan de imágenes bellísimas el escenario con sus voces y cuerpos perfectos.

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