En el nombre del padre y la peluca de Ben
Crítica cine seff09
Fifty Dead Men. Reino Unido-Canadá, 2009, 122 min. Dirección: Kari Skogland. Intérpretes: Jim Sturgess, Ben Kingsley.
50 hombres muertos se acerca a la violencia y el terrorismo en Irlanda del Norte a finales de los ochenta. La película parte de personajes y hechos reales recogidos en la novela de Martin McGarland, un pequeño delincuente atrapado en una red de espionaje y traiciones entre el IRA y los servicios secretos del MI5.
Narrada con innegable pulso y una puesta en escena entre pop y pseudocumental, la cinta se adentra con efectividad de género y sin complicarse mucho la vida en un unos ambientes y dinámicas que nos resultan familiares gracias al cine de Jim Sheridan. La novedad aquí reside en cómo se aligera el peso dramático y se atenúan el maniqueísmo y el trasfondo histórico-político para centrarse en un personaje marginal (Jim Sturgess) y su relación paterno-filial, espejo de las miserias y contradicciones de toda espiral de violencia, con un agente británico al que Ben Kingsley incorpora su habitual compostura a pesar de una desafortunada peluca. Vibrante y enérgica, capaz de condensar acción, suspense, romance, crítica, desencanto y compromiso sin que nada pese demasiado, 50 hombres muertos resulta un producto comercial digno y entretenido.
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