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Sevilla/Al borde del catastrófico descenso a segunda división, superado por la inclemente crisis económica de la entidad, el nuevo presidente del Racing Club de Avellaneda, un empresario elevado por la sociedad a la categoría de gurú gracias a la combinación químicamente perfecta de moralina y demagogia de sus sermones, empieza a setirse dispuesto a lo que sea con tal de evitar la humillación de no cumplir la promesa por la que llegó al palco entre aclamaciones. Hasta aquí, que diría el tópico, cualquier parecido con la realidad -guiño, codazo- es pura coincidencia.
Aparece entonces en escena, para terminar de enredarlo todo, una opaca corporación japonesa que le vende al dirigente del club el remedio definitivo -además de, en principio, descabellado- a sus problemas de prohombre: la implantación de un chip en la nuca de un jugador del equipo, lo cual permitirá que, desde su asiento en la grada, obviamente en secreto, el campeón mundial de juegos de fútbol en PlayStation controle y perfeccione mediante un joystick las acciones del jugador-títere hasta el punto de hacer parecer a Maradona y Messi dos auténticos tuercebotas.
"En fin, todo muy lindo, pero esto es una novela negra, y en una novela negra siempre acaba apareciendo un pero", dice el escritor y periodista argentino Horacio Convertini, el autor de esta historia titulada El último milagro,que acaba de publicar en España la editorial Barrett. Fue presentado el viernes pasado en Madrid, con la presencia de Jorge Valdano, que firma además el prólogo del libro. Mañana (en la taberna La Jerónima a las 20:00), sin la presencia del estelar "hombre de fútbol" -así se presenta- pero con otro invitado sorpresa cuya identidad los editores prefieren no desvelar, Convertini hará lo propio en Sevilla, la ciudad donde ha nacido este nuevo sello.
"La novela es una especie de tragicomedia, con un tono negro, con mucha sangre, con asesinatos, pero tiene algo también de ciencia-ficción, humor y, claro, mucho de fresco del fútbol argentino, un auténtico teatro de pasiones donde uno puede ver lo mejor y lo peor del ser humano, las pulsiones más bajas y los negocios más turbios, que van siempre ocultos bajo esa capa de épica romántica", explica al otro lado del teléfono Convertini, jefe del suplemento dominical del diario Clarín y escritor libros infantiles y de relatos con predilección, no obstante, por el género negro. "Me gusta, sobre todo, porque me atraen las historias de individuos que han de afrontar el desafío de ser fieles o no a sus principios frente a un colectivo que ni siquiera los contempla. Todos los personajes de la novela, el presidente del club, el jugador, el entrenador, el experto en videojuegos, tienen que lidiar con sus encrucijadas existenciales. Eso, y las tragedias personales que se dan en los márgenes de los ámbitos institucionales, es lo que me interesa de la novela negra", añade este escritor que siempre ha leído "con especial deleite" a Georges Simenon o la serie de Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán, en la que por cierto hay otro noir de inspiración futbolera, El delantero centro fue asesinado al atardecer.
Ese plan aparentemente perfecto que constituye el núcleo de la trama de El último milagro chocará de frente, claro, con los intereses ajenos. Toda "una conspiración de fuerzas ocultas" se desatará con el fin exclusivo de aplastar esa repentina irrupción de una estrella del fútbol de alcance jamás imaginado. Ahora escribe -en prensa- de otros asuntos (libros, por ejemplo), pero Convertini se estrenó en el oficio como periodista deportivo, y vivió en 1983, sobre el terreno de juego, siendo aún un cronista bisoño, el único descenso a segunda división que hasta la fecha ha vivido el Racing de Avellaneda, "uno de los clubes más peculiares de Argentina". Lo que ya es decir en un país cuya mística futbolera se vive con orgullo de Pueblo Elegido y que de hecho ha dado carta de naturaleza a una tradición literaria en toda regla, con maestros como Osvaldo Soriano o Roberto Fontanarrosa. Quiere decirse que, a pesar de los elementos narrativos más cercanos a la ciencia-ficción, "gran parte de la novela se basa en la observación de una realidad y de un fenómeno concreto y muy especial como es Racing que conozco muy bien".
Por lo que en este terreno, viene a decir el autor entre risas, más aún si es verde y rectangular, está rodeado por gradas llenas de ultras que parecen movidos por un trance religioso y gestionado por tipos de moral distraída, la realidad está en condiciones de superar a casi cualquier ficción, salvo que se demuestre lo contario.
En una etapa de insatisfacción laboral, dos amigos desde la infancia, Zacarías Lara, administrativo, y Manuel Burraco, arquitecto, pusieron en marcha la editorial Barrett a comienzos de 2016 sin más medios que sus ahorros. En octubre de ese año apareció la primera novela de su catálogo, El misterio del amor, de Joan Miquel Oliver, cantante del grupo mallorquín Antónia Font; llegó después la recuperación de Roque Six, de José López Rubio, escritor, dramaturgo y guionista y director de cine de la Generación del 27; y ahora este último milagro futbolero. "Hasta ahora, nuestros libros tienen en común el sentido del humor y cierto toque de absurdo", dice Lara. Ya el nombre de la editorial, homenaje a Syd Barrett, el malogrado genio de los primeros tiempos de Pink Floyd, denota el espíritu pop en sentido amplio que quieren imprimir a su catálogo. "Empezamos con distribución nacional, fuimos ambiciosos desde el primer momento, lo cual es arriesgado, pero por qué no intentarlo. Aspiramos a que sea nuestro modo de vida, de momento estamos lejos, pero bueno, poco a poco: esto es lo que nos gusta y nos divierte", cuenta Lara. Las dos próximas publicaciones del sello: a finales de junio, La importancia de ser rosa, un cómic con guión de Miguel Ángel Blanca (de Manos de Topo: de nuevo la conexión pop) y dibujos de Nuria Inés; y en septiembre unos Relatos faunescos de Fernando Mansilla, el inimitable bardo de la Sevilla popular y underground.
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