Una noche con Rufus Wainwright
El músico estadounidense ofrece hoy en el Teatro del Generalife de Granada la primera de sus actuaciones en España para presentar 'Out of the game', su nuevo álbum.
Con un modelo de piano imposible de encontrar en España y que a punto estuvo de tener que venir expresamente desde Londres, Rufus Wainwright, el mejor compositor del mundo -y eso es algo que dicen de él artistas como Leonard Cohen o Elton John-, ofrecerá esta noche en el Teatro del Generalife uno de los conciertos más esperados del año en Granada. Para ese momento, el estadounidense, que llegó ayer a la ciudad junto a las 16 personas de su equipo, ya habrá visitado la Alhambra y sus alrededores, uno de los grandes atractivos que han contribuido a su visita, la primera que hace a España con su álbum Out of the game, que vio la luz hace apenas un par de semanas.
Cantante poderoso, músico sobresaliente y compositor brillante, Wainwright reúne el talento que le vino en los genes -sus padres son los cantantes de folk Loudon Wainwright III y Kate McGarrigle, y su hermana es la cantante Martha Wainwright- con una de las personalidades más inquietas y curiosas del mundo de la música, que le ha hecho moverse desde el pop más lírico hasta un dramatismo barroco que culminó incluso en una ópera. Porque mientras, en sus conciertos, el público puede esperar cualquier cosa de él, desde que aparezca vestido de tirolés o disfrazado de Verdi hasta que convierta a los miembros de su banda en improvisados bailarines mientras él se maquilla y añade joyas a su vestuario.
Wainwright sorprendió en 1998 al mundo de la música con un álbum de debut homónimo radicalmente diferente a cualquier cosa que se escuchaba por aquel entonces. Poses en 2001 y, sobre todo, los preciosos Want One y Want Two que lanzó poco después, se encargaron de enamorar unánimemente a la crítica y al público. A Release the stars, donde hablaba sin tapujos de todas las mentiras y artificios que esconde el star system de Hollywood y en el que gritaba abiertamente lo "cansado" que estaba de América, le siguió su particular homenaje a Judy Garland, "más que una musa" para él, según ha reconocido en muchas ocasiones, y de la que casi siempre rescata Somewhere over the rainbow para sus actuaciones en directo.
Out of the game, el disco que esta noche tendrá más peso en el repertorio del músico, es el resultado de un tiempo y un momento claves en la vida personal del artista. Si su anterior All days are nights: songs for Lulu tenía mucho de intimismo y de reflexión, parece que en Out of the game Rufus Wainwright prefiere abrir de par en par sus sentimientos y gritar a los cuatro vientos lo mucho, bueno y malo, que le ha pasado. Según él mismo explica en su página web, "Out of the game tiene dos caras. En la primera hay una sensación de alivio y ligereza y alegría por disfrutar de la vida porque, sin duda, los últimos tres años han sido los más oscuros que jamás había experimentado, teniendo en cuenta la muerte de mi madre. Pero por la misma razón también han sido los más felices, porque mi hija Viva va a cumplir un año, por lo que es está entremezclado con esto".
Para su séptimo álbum, Wainwright ha contado con la producción de Mark Ronson, responsable entre otros del Back to black de Amy Winehouse y que, según el artista, es "el hombre más guapo de la Tierra". Cuestiones de físico aparte, el productor ha dado un toque más pop a las canciones del músico, que remiten al sonido de los 70.
Entre los temas se cuelan singles como el que da nombre al álbum, y del que ya se puede ver el divertido videoclip que protagoniza la actriz Helena Bonham Carter; Perfect Man, que fue rechazado por Neil Tennant de los Pet Shop Boys por el disparatado hecho para algunos de tener "demasiados acordes"; Sometimes you need, donde suena la guitarra acústica de Sean Lennon; o Candles, un epílogo de más de ocho minutos dedicado a su madre, Kate McGarrigle, que falleció en 2010 y a la que era muy fácil ver al piano sobre el escenario en los conciertos de su hijo. Esta noche, aunque ella no esté a su lado, Wainwright le dedicará probablemente esa canción y, por esta vez, con la Alhambra que tanto le fascina como telón de fondo.
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