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La potencialidad de la nanotecnología en Córdoba

Nanociencia

El Instituto de Investigación en Química Fina y Nanoquímica de la Universidad de Córdoba, único centrado en ambas áreas en la comunidad andaluza, cuenta con 14 grupos de investigación y 120 miembros

El instituto de Química Fina y Nanoquímica de la UCO, único en Andalucía en ambas áreas. / Archivo
Lourdes Chaparro

10 de mayo 2017 - 02:30

Córdoba/“La nanotecnología se está convirtiendo en un sector estratégico, cuya importancia radica en un sinfín de aplicaciones, con un gran peso en la economía y el empleo de un país”. Quien hace esta afirmación es el director del Instituto de Investigación en Química Fina y Nanoquímica de la Universidad de Córdoba (UCO), Francisco José Romero-Salguero; el centro es único centrado en ambas áreas de Andalucía.

El instituto está formado en la actualidad por 14 grupos de investigación, con alrededor de 120 miembros, de las las áreas de Química Analítica, Química Física,Química Inorgánica y Química Orgánica. “La investigación se genera en esos grupos de investigación que tienen acceso a los recursos comunes de los que dispone el instituto, como instrumentación científica avanzada y apoyo técnico”, señala Romero-Salguero, quien destaca que el instituto también “fomenta la colaboración e integración de sus grupos para abordar trabajos con un alto grado de multidisciplinaridad”.

"Afrontar retos nuevos nos convertirá en un centro de referencia a nivel nacional e internacional y lograr una acreditación de excelencia", subraya Romero-Salguero .

Pero, ¿qué es la nanociencia y qué aplicación práctica tiene en la vida real? Según explica el director del instituto, tanto la nanociencia como la nanotecnología “se han desarrollado enormemente y el número de productos nanotecnológicos aumenta de forma exponencial”. Así, cita en que en 2005 el número de este tipo de productos era de 54, mientras que en 2010 la cifra se elevó a 1.317. Más de la mitad están relacionados con la salud y el ejercicio, incluyendo cosméticos, ropa técnica, productos de cuidado personal, artículos deportivos y cremas solares. Así, por ejemplo, la industria cosmética ha sido pionera en la implementación de la nanotecnología en el desarrollo y mejora de sus productos. De hecho, anota, “en el año 2009 más del 13% de las patentes relacionadas con productos nanotecnológicos se clasificaron como productos de uso cosmético”. Romero-Salguero subraya también que “una gran variedad de nanomateriales se han empleado en la fabricación de estos productos, entre ellos, metales y óxidos metálicos, arcillas, sílices, carbones o vesículas”. “Su finalidad ha sido muy variada: mejorar la estabilidad del producto, aumentar la biodisponibilidad de otros componentes activos, eliminar radicales libres, modular la percepción del color de la piel, incrementar la actividad bactericida o liberar fragancias”, expone. Mientras que, por ejemplo, en el campo agroalimentario ya se usan nanopesticidas, nanofertilizantes, o nanopartículas con acción antibacteriana. Pero aún hay más, porque el también profesor del Departamento de Quimica Orgánica de la UCO alude a las innovaciones en Nanotecnología tales como cristales autolimpiantes, ropas antiarrugas y antiolores, materiales hospitalarios antibacterianos, pinturas antirrayaduras y autorreparantes, recubrimientos protectores para máquinas industriales, que “tenderán a reducir las necesidades de mantenimiento y reparación”.

Claro, que el aumento de este tipo de productos en la vida cotidiana ha provocado que surja, según Romero-Salguero, “la preocupación por su toxicidad, apareciendo de este modo una nueva rama de la Nanociencia (Nanotoxicología) que estudia los potenciales efectos nocivos de estos productos en la salud y el medio ambiente”.

Principales objetivos del instituto

El director también explica los objetivos del instituto, desde el que se pretende “llevar a cabo contribuciones científicas y tecnológicas del más alto nivel en los ámbitos de la Química Fina y la Nanoquímica, cuya simbiosis engloba un conjunto de metodologías avanzadas para el diseño, síntesis, caracterización y análisis de sistemas químicos de alto valor añadido en las que intervienen inicialmente o son producidos materiales y estructuras a escala nanométrica”. Estos materiales, continua, “tienen aplicación en sectores fundamentales como la agroalimentación, el medio ambiente, la energía y petroquímica, la salud, la electrónica o la construcción”. En este sentido, subraya que “el instituto pretende contribuir de forma eficaz y eficiente a la creación de conocimiento -investigación básica- y al desarrollo y a la transferencia del conocimiento -innovación- en estos campos”.

En concreto, las líneas maestras de investigación del instituto se resumen en tres grandes bloques. En primer lugar, la síntesis de nuevos materiales, entre los que se encuentran carbones, metales y óxidos nanoestructurados y, también, disolventes, sorbentes y monocapas autoensambladas. En segundo lugar, el desarrollo de herramientas, como catalizadores, baterías y supercondensadores, sistemas miniaturizados, sensores y plataformas analíticas. Finalmente, la aplicación de los nanomateriales y herramientas anteriores en campos tales como agroalimentación, medio ambiente, energía y combustibles, ciencias de la salud e ingeniería civil. Ante estas perspectivas, Romero-Salguero reconoce que “nos enfrentamos a muchos retos”. Uno de ellos es, expone, “fortalecer aún más la colaboración mutua entre grupos de investigación del instituto lo que permitirá abordar proyectos más multidisciplinares en los que participen otros grupos de la Universidad de Córdoba e incluso de otros centros nacionales o internacionales”. Y aunque asegura que “hemos avanzado mucho en los últimos años, los desafíos de la ciencia actual requieren soluciones cada vez más complejas que sólo pueden ser obtenidas desde diferentes campos científicos”. Por ello, subraya que la Nanociencia “tiene aplicaciones en innumerables sectores, entre ellos la agroalimentación, la salud, la construcción, e incluso en áreas de Humanidades, como la Arqueología y el Arte, áreas en las que tenemos excelentes investigadores en la propia Universidad de Córdoba, con los que también fomentaremos las colaboraciones”. Así, el director de este espacio anota que “necesitamos consolidar las estructuras del instituto, tanto en medios materiales como humanos, que nos hagan más competitivos y nos permitan afrontar retos nuevos”. A su juicio, “esto nos permitirá convertirnos en un centro de referencia a nivel nacional e internacional y conseguir una acreditación de excelencia en el futuro”.

Francisco Romero, responsable del instituto de Nanoquímica, en las instalaciones. / José Martínez Asencio

En marcha desde comienzo de los años 90

Cuatro grupos de investigación de varias áreas de Química de la Universidad de Córdoba (UCO) pusieron la semilla del actual Instituto Andaluz de Química Fina y Nanoquímica en los años 90 del pasado siglo. Su actual director, Francisco José Romero-Salguero, explica que “el campo de trabajo original, denominado Química Fina, estudia la química de los compuestos de alto valor añadido, que van desde los agroquímicos hasta los compuestos farmacéuticos, pasando por intermedios avanzados de síntesis, pigmentos, cosméticos, fragancias y aditivos alimentarios, entre otros; todos estos compuestos se caracterizan por su baja producción y elevado precio”. “Así, el Instituto Andaluz de Química Fina se crea en el año 1994 por convenio entre la UCO y la Junta de Andalucía”, anota. Las nuevas líneas de investigación abiertas en el Instituto y la irrupción de la Nanociencia y Nanotecnología hacen que en el año 2009 el Instituto se registre como Centro de Investigación y pase a denominarse Instituto Andaluz de Química Fina y Nanoquímica. Posteriormente, los cambios en la política regional y la adaptación a los estatutos de la UCO lo transforman en el primer instituto universitario de esta institución, con su estatus y denominación actual.

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