Y Arlequín prefirió la pantalla

Arte

El Museo Picasso de Málaga comparte en su web la primera exposición digital de su historia, 'Arlequín'

Se trata de una propuesta visual y documental sobre la relación del artista con el personaje clave de la Comedia del Arte

Pablo Picasso (1881-1973).
Pablo Picasso (1881-1973). / D. S.
Pablo Bujalance

11 de mayo 2020 - 06:05

Justo estos días, el Museo Picasso de Málaga debía inaugurar la exposición temporal Arlequín, un proyecto en torno a la abultada inspiración que el personaje arquetípico de la Comedia del Arte ejerció en el artista. Se trataba de una iniciativa compartida con el Teatro del Soho, promovida por su primer director, Lluís Pasqual, y el director artístico del museo, José Lebrero, cuya puesta de largo debía coincidir con las funciones de Arlecchino, servitore di due padroni de Carlo Goldoni a cargo de la histórica compañía del Teatro Piccolo de Milán en el mismo escenario impulsado por Antonio Banderas.

El eje central del proyecto era el Arlequín que pintó Picasso en 1917 y que conserva el Museo Picasso de Barcelona, institución que ya se había comprometido a prestar la obra para la causa. Además, la muestra proyectada incluía una selección de grabados del mismo tema procedentes de las Suites 347 y 156, cedidos en préstamo por la Fundación Bancaja, además de fotografías, documentos y una selección de vestuarios, piezas de atrezo y otros elementos de la Comedia del Arte aportados por el Teatro Piccolo de Milán. Estaba garantizada, incluso, la llegada de escenografías procedentes de la Scala de Milán para una puesta en escena que, a partir de Arlequín, debía bucear en los nexos que comparten las artes visuales y escénicas.

Finalmente, la crisis sanitaria obligó a cancelar tanto las funciones de Arlecchino en el Teatro del Soho como la exposición en el Museo Picasso. Sin embargo, la pinacoteca ha decidido mantener viva la llama y no dar por descartado el proyecto: en lugar de la muestra física, el museo malagueño ha colgado en su web la primera exposición digital de su historia, Arlequín, un recorrido visual y documental por la asunción picassiana de la Comedia del Arte en todas sus hechuras.

Se trata, como explica el propio Lebrero, de una exposición "para mirar y leer", como si de un "libro digital" se tratase. A través de una amplia selección de obras y con una aportación textual distribuida en varias secciones, la propuesta aborda la obra de Picasso dedicada a Arlequín con una pormenorizada cronología (y con especial atención al Arlequín en 1917, obra que, por cierto, tras la donación del propio artista al Museo Picasso de Barcelona en sus primeros años, resultó decisiva para la consolidación del centro catalán), la conexión entre Picasso y el teatro, la Comedia del Arte y la relación creativa que comparten el camerino del actor y el estudio del artista como espacios favorables a las musas, la creación y sus ritos.

'Arlequín' (1917), de Pablo Picasso.
'Arlequín' (1917), de Pablo Picasso. / D. S.

Como verdadera joya de la corona, el apartado Constelaciones incluye una selección de textos (de Verlaine, Apollinaire, Rilke y el propio Goldoni), una filmoteca con grabaciones de algunos montajes históricos de Arlecchino servitore di due padroni a cargo del Teatro Piccolo de Milán desde 1947 y una suculenta bibliografía. El internauta tiene acceso además a medio centenar de reproducciones de obras de arte, tanto de Picasso como de otros pintores, que reproducen el mundo de Arlequín y la Comedia del Arte desde distintas ópticas. Como explica Lebrero, si el teatro constituyó una referencia decisiva para Picasso, "hasta el punto de que buena parte de sus obras son no sólo ventanas abiertas al mundo, sino verdaderas representaciones", esta exposición digital abre una vía de ilustrativa pedagogía para estudiar el arte y el teatro en virtud de sus cauces comunes y desde dos atalayas tan incontestables como Picasso y la Comedia del Arte.

Con respecto al formato de la propuesta, si bien el museo malagueño "ya había incidido en lo digital a través de varias iniciativas", según recuerda Lebrero, la calidad virtual de la muestra, lejos de ser un mero consuelo, ha venido para quedarse: "La idea es que esta misma exposición pueda ir creciendo y que después vengan otras, también cuando el museo pueda abrir su sede física al público. Sería interesante combinar los dos modelos, algo en lo que algunos museos, especialmente en el mundo anglosajón, ya llevan tiempo trabajando. El ámbito digital permite hacer cosas y establecer combinaciones que en una exposición física resultaría más improbable, por no decir descabellado". De momento, a este Arlequín picassiano le sienta bien la pantalla.

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