Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Fernando de la Mora. Cantante.
–¿Qué le parece a usted si empezamos la entrevista con un ¡Viva México!?
–¡Ah, cómo no! Con un Viva México, suena muy bien (risas…).
–Más de 30 años de carrera artística dan para mucho. ¿En qué momento se encuentra ahora? ¿Cuáles son sus metas inmediatas?
–Bueno, yo me encuentro en un momento de carrera donde canto lo que me gusta, donde estoy en proyectos personales, artísticos, en donde mis discos, y todo esto, lo hago por placer. Yo no dependo de ninguna disquera ya. He trabajado durante todos estos años para seis disqueras, y apenas hace doce años ya que empecé a hacer mis propias producciones. Tengo 13 producciones propias y eso me da mucho gusto, porque es lo que genera mi propio trabajo, lo que generan mis propios conciertos. Y trabajo muchísimo en México, en el Sur de EEUU y en toda Latinoamérica, y me da un placer enorme dedicarme a lo que me gusta, porque antes cantaba para el gusto de los demás y ahora canto para mi gusto personal.
–¿Qué le parece la fórmula de cantar en unas bodegas como las de Tío Pepe, donde se puede compartir historia, música y gastronomía?
–Pues me encanta el proyecto. Cuando me lo platicaron y comenzaron a buscarme me pareció fantástico. Soy un artista que ha cantado en cantidad de lugares diferentes, en plazas abiertas, e incluso para 150.000 personas en México. Pero creo que una de las cosas más hermosas de la vida es poderse seguir sorprendiendo y admirando de lo que pueda suceder en la carrera de uno, y esto me tiene muy emocionado porque sé que las bodegas son un lugar muy especial, y bueno, el Tío Pepe lo conocemos en cualquier parte de América, porque es una bebida muy socorrida por todo el mundo…
–¿Cómo surge la idea de cantar a dúo con Ismael Jordi?
–Hace ya unos años, aquí en Jerez, cuando vine a cantar por segunda vez, me lo presentó Ainhoa Arteta. Estábamos en una comida con amigos de la Ópera de Jerez en un sitio estupendo y me dijeron que estaba comenzando su carrera, y me cantó algo a capela, con una voz preciosa, y sé que después ha hecho una carrera operística muy importante. Aparte, es un chico muy amable, muy educado y me encanta. Y cuando me enteré de que le gustaba mi música y que seguía varias cosas de mi carrera, pues dije que me encantaría cantar con él. Así que desde hace ya más de seis meses que me llamaron para este proyecto, pues al final se va a cumplir, pues traigo todos los arreglos de los temas que vamos a cantar, que son de mi propiedad, y que son con los que canto yo en mis conciertos. Y creo que vamos a emocionar a la gente. Traemos música bonita, traemos música buena. Esa música buena con un sello de garantía, a la que le pasan los años por encima y que sigue en el corazón de la gente. Esta música mexicana ha conquistado el corazón de toda Latinoamérica, que no es poca cosa. México es un país muy rico en cuestiones culturales y la música en mi país es maravillosa.
–A su juicio, ¿qué música podría representar a México hoy día? O preguntado de otra manera: ¿qué música de México nos estamos perdiendo hoy en España?
–Yo siento que no solamente en España, sino en el propio México y en toda Latinoamérica, toda esa música de finales de los años 20 hasta principios de los años 60… Toda esa época de oro de la radio; toda esta música de compositores mexicanos, cubanos, puertorriqueños, etc., que de verdad son joyas del repertorio, estamos perdiendo el que las nuevas generaciones escuchen estas canciones, con poesías maravillosas. Nos estamos perdiendo el privilegio de escuchar esta música. Es importante que las nuevas generaciones las conozcan, al igual que la ópera o la música clásica. Yo siento que la música que hoy escuchan los chicos, esta música aparentemente banal, y que se dice que no tiene gran calidad, por supuesto que la tiene, porque el tiempo las va a juzgar, va a decir si es o no buena música. Frente a críticos que dicen que es música desechable, sin embargo, yo me tomaría el tiempo, para esperar a ver qué sucede con piezas emblemáticas, como por ejemplo el Macarena, que pasó por encima del planeta, y es una pieza que, de alguna manera, donde quiera que suene hace bailar a la gente. No puedes juzgarla igual que a la música clásica, pero sí debes respetar que fue algo emblemático en el planeta.
–Agustín Lara fue un compositor mexicano que puso de moda Granada, sin siquiera conocerla. Tenores de la talla de Alfredo Kraus, Plácido Domingo y Pavarotti la han incluido en sus repertorios. ¿Sigue viva esa intensa relación musical y cultural México-España?
–Sí. Definitivo. Y la prueba son esas cantantes españolas que cantaron las canciones del compositor emblemático mexicano Juan Gabriel. Rocío Durcal era una diosa en México. Cuando falleció fue una verdadera tragedia en México. Era considerada una mexicana en verdad. A mí me sorprendió que en España fue una noticia de tres días (estaba yo cantando en el Liceo de Barcelona) y en México fue un drama de un mes por lo menos.
–En 2006 tuve la suerte de verle en La Bohème, con Ainhoa Arteta, dirigida por Elena Herrera, en el Teatro Villamarta, y me causó usted una buenísima impresión. Sin embargo, no le he visto prodigarse mucho por este país, y eso que arrastra multitudes en su país, y tiene gran reputación internacional. ¿Le gustaría llevar este tipo de música al resto de España?
–Ainhoa es una reina, una supercantante, una de mis sopranos preferidas. Definitivo. Y amiga entrañable. Me encantaría llevar mis canciones por toda España. Me lo propusieron, lo que pasa es que uno se va haciendo comodino en su zona de confort, y allá en México tengo mucha demanda y me ha ido muy bien con mis proyectos rescatando música que está en el filo de lo olvidado y que la gente empieza a gozar de nuevo. Quizá eso me ha perdido de viajar tanto, porque uno al final se pierde tantos cumpleaños de los hijos, de sus graduaciones…Yo conocí a mi hija Andrea (tengo tres varones y una hija), quince días después de nacida. Estaba yo en el Liceo de Barcelona alternando funciones de la ópera L’Elixir d’amor con Luciano Pavarotti y no podía regresar a México. Mi abuelo, que para mí era como mi padre, murió el día de mi debut en La Scala de Milán… Ahora, en esta segunda etapa de mi vida, estoy muy feliz haciendo la música que me gusta, y espero que eso se vea en el concierto que tengo en Jerez con Ismael Jordi. Le tengo muchas ganas a ese concierto.
–Hasta el presidente Enrique Peña Nieto es seguidor suyo. Es usted un gran defensor de su tierra, y cada septiembre lo demuestra cantando en el Auditorio Nacional de México. ¿Qué significa cantar siempre en fecha tan señalada?
–Es un momento especial en el que se abre una pequeña ventana de patriotismo donde la gente se abre a escuchar lo que yo digo: el llamado cívico. Es un momento importante de recordarle a la gente el tener un buen civismo, y ser responsable cívicamente con los demás. Todos los países tienen problemas. En México estamos pasando un problema delicado de seguridad y de impunidad, pero ahí estamos para recordarle a la gente que para que eso cambie, tenemos que cambiar cada uno de nosotros y no responsabilizar a los demás de las cosas que uno puede y debe resolver. Esa fecha de septiembre me permite llegar a la gente, y también ir descubriendo joyas de la música mexicana. Tengo cerca de 350 arreglos sinfónicos de esta música, mucho más que en los conservatorios mexicanos, y todo ello, cuando yo no cante, lo voy a donar, los voy a subir a la Red para que cualquiera pueda cantar esas canciones.
–La música no entiende de muros ni fronteras. Supongo que en México la palabra muro no estará muy bien vista últimamente.
–Bien planteada la pregunta. La verdad: qué vergüenza este presidente de EEUU… pero bueno, dejémoslo a un lado. La verdad es que los muros funcionan, solamente, si forman parte de un puente. Lo voy a poner así.
También te puede interesar
Lo último
Investigación y Tecnología
Los beneficios del yoga invertido que potencian la concentración y ayuda a reducir el estrés