Cuando tienes el mundo en tus manos

Seguimos celebrando el V Centenario de la primera vuelta al mundo emprendida por el portugués Fernando de Magallanes y culminada por el vasco Juan Sebastián Elcano. El espectáculo creado por Imperdibles Artes Escénicas forma parte de los diferentes actos aprobados por la Comisión Nacional encargada de recordar la gesta de la circunnavegación de la Tierra.

José María Roca ha imaginado un limbo dentro del Refectorio del Espacio Santa Clara, que guarda la esencia del comedor conventual y en el que se ha parado el tiempo. Es el propio Magallanes quien revive la epopeya que supusieron aquellos tres años de travesía en el que partieron cinco navíos desde el puerto de Sevilla y al que únicamente regresó un barco, simbólicamente llamado Victoria. De los 239 hombres que emprendieron el viaje solamente volvieron 18 lo que puede dar una imagen clara de la desventurada epopeya que cambió la faz del mundo tal como se conocía en el en el siglo XVI. El texto de Roca, director y autor de este monólogo imprescindible, combina al cincuenta por ciento los datos históricos con el corazón y delirio del propio Magallanes que se permite el lujo, ya muerto, de hablarnos de tú a tú expresando sus más sentidos temores y sus opiniones sobre sus compañeros de viaje. La desazón de saberse extranjero y casi enemigo de sus hombres. (Portugal y España se disputaban las aguas en aquel momento como dos incipientes imperios). La hosquedad de su carácter, la soledad en la que vivió frente a los otros capitanes a los que no les hizo participes de sus planes, la revuelta a la que tuvo que hacer frente en la que el propio Elcano se amotinó, el hambre, las enfermedades, las deserciones. Unas páginas de la historia en las que difícilmente se puede ver épica y, por el contrario, mucho de dura realidad.

Tras su muerte, seguramente por un pecado de arrogancia, por fin se arriba a las tan deseadas islas Molucas y a sus ansiadas especies.

Será el portugués el que termine de contarnos el viaje y la llegada a Sevilla. Es ahora donde comienzan las comparaciones entre la epopeya histórica y lo conseguido por esta producción que guarda dentro de sí una de las interpretaciones más arrobadoras de los últimos tiempos, la de Santi Rivera

El director José María Roca ha sublimado la cojera de Magallanes y ha ideado un carrito-artefacto que realiza las funciones de un travelling al que le ha acoplado una cámara que emite constamente un primer plano del único protagonista de la obra sobre una pantalla colocada en el refectorio.

Santi Rivera lleva demostrando en sus últimos papeles que se está convirtiendo en uno de nuestro mejores actores. Poseedor de una voz perfecta que modula con exquisitez no sólo interpreta un exhaustivo texto que condensa la vuelta al mundo, también consigue con sus maravillosos registros que sintamos su felicidad cuando descubre el estrecho que lleva su nombre, que asistamos a sus miedos, a su malhumor y, sobre todo, a su muerte. Solo un actor enorme puede hacer lo que hace Santi Rivera desde esa silla de ruedas dominando todo el orbe.