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La multinacional del circo

El Circo del Sol, fundado hace 25 años por un artista callejero, es hoy una fábrica de entretenimiento que factura 400 millones

Patricia Godino / Sevilla

01 de febrero 2009 - 05:00

4.000

Un escupefuegos, ex hippie y soñador reconvertido a fundador de una multinacional del espectáculo que factura más de 400 millones de euros anuales. Éste es el perfil de Guy Laliberté, un canadiense cuya vida y obra -el Circo del Sol- se estudia ya en las escuelas de negocio.

Todo empezó en un pequeño pueblo cerca de la ciudad de Quebec en Canadá. A principios de los 80, un grupo de personajes pintorescos vagaba por las calles mostrando sus dotes artísticas. Eran Les Echassiers de Baie-Saint-Pail (Los Zancos de Baie-Saint-Pail), un grupo de teatro callejero fundado por Gilles Ste-Croix. A los habitantes de este pueblo les impresionó la actitud y frescura de estos jóvenes artistas entre los que se encontraba Guy Laliberté. El grupo fundó Le Club des Talons Hauts (Club de los Tacones Altos) que en 1982 organizó una feria cultural en la que se reunieron artistas de todas partes para intercambiar ideas y animar las calles de la ciudad. Esta feria, La Fête foraine , se repitió los dos años siguientes. Le Club des Talons Hauts, capitaneado por Laliberté y Ste Croix, empezó a acariciar un alocado sueño: crear un circo en Quebec que traspasara fronteras. En 1984, la ciudad celebraba el 450 aniversario del descubrimiento de Canadá por parte de Jacques Cartier y necesitaba un espectáculo que pudiera llevar las fiestas por toda la provincia. Guy Laliberté presentó una propuesta llamada Cirque du Soleil que convenció a los organizadores. La primera salida de Canadá se produjo en 1987, gracias a un crédito de un millón y medio de dólares canadienses otorgado por su Gobierno, ayudándoles así a comprar el equipo necesario para la gira y poder presentar en Los Ángeles su espectáculo Reinventamos el Circo. El éxito fue tal, que de allí salieron de gira a otras ciudades estadounidenses. Y ya en 1990 presentaron su primera producción en Europa y en 1992 en Asia.

Desde entonces, este sueño no ha parado de crecer a través de montajes en directo pensados para carpas y teatros. Laliberté imaginó un circo, pero no uno más. Este canadiense se sumergió rápidamente en el mundo de los negocios para planificar y mantener el crecimiento de la joven compañía. La filosofía de Laliberté era prescindir de algunos elementos de la tradición circense (animales, grandes estrellas) en beneficio de un espectáculo de entretenimiento calculado hasta el más mínimo detalle. En él el matrimonio de culturas, las disciplinas artísticas y acrobáticas hacían reconocible el espectáculo allá donde fuera. Ése es el sello Circo del Sol, el de una compañía que suma 4.000 empleados -mil de ellos artistas- de 40 nacionalidades cuya media de edad es de 35 años, y que la convierten en una multinacional del espectáculo única.

cazatalentos

Del millar de artistas que componen la nómina de los montajes, la mitad de ellos proceden del mundo del deporte de élite. En el circo, pueden seguir vinculados al deporte sin la presión de una competición. De hecho, en Varekai, el show que está de gira en Sevilla, uno de los números más impactantes, el de las correas aéreas, lo protagonizan los gemelos Atherton. Fueron reclutados por los cazatalentos del circo cuando terminaron con su carerra deportiva. Además, todos los meses, el Circo del Sol convocan castings en los que se busca a los mejores artistas, bailarines y virtuosos en todas las formas de expresión circense. Antes de incorporarse a un espectáculo, todos los artistas contratados por el Circo del Sol deben viajar a Montreal para recibir una sesión de entrenamiento preparatorio de varias semanas. El éxito de sus giras internacionales motivó la creación de oficinas regionales que hoy están repartidas por Las Vegas, Melbourne y Ámsterdam, que desde 1994 gestiona la gira europea de los shows que se crean en Montreal.

En esta ciudad canadiense se encuentra la sede central de la compañía que ocupa unos 75.000 metros cuadrados, rodeados de manzanos y rosales. Para cualquier artista del circo, trabajar en esta compañía es alcanzar la cota más alta de su vida laboral y la seguridad de pertenecer a una multinacional del entretenimiento que ha dejado boquiabiertos a más de 80 millones de espectadores en todo el mundo. Para Irina Naumenko, contorsionista estrella de Varekai, su día a día con la gira "es como vivir en un cuento", que surgió de la mente creadora de un soñador.

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