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'El móvil': escribir a cualquier precio

Javier Cercas visita Sevilla para presenciar un día de rodaje de una película de Martín. Cuenca que se basa en su primer libro y que se rodará en la ciudad hasta el 8 de noviembre.

El escritor Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962), ayer en un hotel del centro de Sevilla.
Francisco Camero Sevilla

28 de septiembre 2016 - 05:00

Casi 30 años después, el primer libro de Javier Cercas va a ser reescrito en Sevilla. Lo está haciendo ya, desde la semana pasada, el director y guionista almeriense Manuel Martín Cuenca. El móvil, su quinto trabajo tras La flaqueza del bolchevique, Malas temporadas, La mitad de Óscar y Caníbal, se rodará en la ciudad hasta el 8 de noviembre en varias localizaciones, entre ellas la Plaza del Cabildo, la antigua fábrica de Altadis, el edificio Elcano, el barrio de Heliópolis o el restaurante Abades, en la calle Betis, donde el equipo de la película estuvo rodando el lunes aprovechando las privilegiadas e icónicas vistas al río y la Torre del Oro. En ese lugar comenzará la película, con Javier Gutiérrez en el papel de un joven y soñador aspirante a escritor saboreando el plato repentinamente amargo de ver a su pareja (María León) recibiendo un premio literario. Antonio de la Torre participa también en esta producción que cuenta con un presupuesto de en torno a dos millones de euros y cuyo estreno se prevé para el otoño de 2017.

Javier Cercas tenía 23 años cuando escribió El móvil, una nouvelle incluida en un volumen publicado en 1987 y que recogía otros relatos, más cortos, que en ediciones posteriores el autor decidió suprimir. "No es que fueran malos, pero sí derivativos, de aprendizaje, de imitación de otros. En El móvil sí era ya yo. Colm Tóibín me dijo una vez que él, cada vez que un director de cine o de teatro se interesaba por un libro suyo, perdía toda capacidad crítica. Que sólo podía parecerle fantástico. Y eso me pasa a mí, de verdad, de entrada lo que siento es agradecimiento", reconocía ayer el escritor tras realizar una visita al rodaje.

En sus notas sobre el proyecto, Martín Cuenca escribe: "Esta película trata de la falta de talento y del esfuerzo para crear. El tema es serio, o al menos eso nos puede parecer a los que nos dedicamos a esto, pero no creo que deba tomarse en serio. Por eso hemos decidido reírnos de él, de su intensidad y angustia, y contarlo con ironía". Cercas recuerda el ambiente febril en el que escribió la historia: "Yo acababa de terminar la carrera, no tenía oficio ni beneficio, vivía con cuatro perras que me dio mi padre en un cuchitril de Barcelona que literalmente se caía a pedazos, y me encerré a escribir obsesivamente. Con una furia tremenda. No conocía a un puñetero escritor y ni siquiera sabía los pasos que había que dar para intentar publicar eso. Estaba totalmente decidido a ser escritor, aunque me temo que nadie lo sabía entonces ni veía yo la menor verosimilitud en aquel empeño", se ríe el autor de Soldados de Salamina -que conoció otra adaptación cinematográfica, ésta de David Trueba-, Anatomía de un instante o El impostor.

En la ficción, esa realidad, ese estado de ánimo tumultuoso con el que el Cercas primerizo parecía conjurar las dudas, se encarnó en el personaje de Álvaro, el ambicioso escritor que, tras separarse de su mujer, decide afrontar su sueño: escribir una gran novela. No vender miles de ejemplares, sino crear una novela "verdaderamente de la hostia", con o sin lectores, que es lo mismo que quería Cercas. Pero Álvaro se ve incapaz, sin talento ni imaginación. Hasta que un día descubre que la ficción, mediante sutiles pasadizos, se escribe con la realidad. Y el joven aspirante a escritor decide entonces manipular a sus vecinos y amistades para amoldarlos a lo que él se ha propuesto fabular. El problema es que la historia real que en su cabeza imagina como redonda, acaba en asesinato.

Este componente negro que tiene tanto la novela como el guión que firman Martín Cuenca y Alejandro Hernández, recoge una pregunta que a Cercas le obsesionaba en su juventud y que en adelante siguió presente en toda su obra. "Decía Andre Gide que en el primer libro que escribes están ya todos tus libros. Como cifrado, en germen, medio escondido, pero ahí está. Cuando vi su última película entendí por qué Martín Cuenca quiso hacer una película de El móvil. Porque los escritores somos caníbales, lo devoramos todo para convertirlo en literatura, y la pregunta que plantea la novela, y la película, y la que yo me hacía mientras me peleaba conmigo mismo escribiendo, es hasta dónde puede llegar un escritor para escribir un gran libro".

El escritor no ha intervenido en la adaptación ni espera hacerlo de modo alguno, dice. "La película es del director y no tengo por qué meter las narices ahí. Un libro es una partitura y es el lector el que la interpreta, por lo que cada lector tiene su libro. Son formas y lenguajes distintos, algo muy obvio pero que no siempre se entiende. Yo me limitaré a intentar no molestar y a apoyar la película en la medida en que pueda. Por otro lado, él va a tener una ventaja respecto a David Trueba; cuando David compró los derechos de Soldados de Salamina era una novela normal y corriente, pero con la película a medio hacer la novela se convirtió en un best-seller tremendo y le tocó luchar contra todas las lecturas que había hecho ya la gente. Martín Cuenca al menos no va a tener esa presión, porque la novela tuvo lectores, pero ni punto de comparación con los que tuvo Soldados... Al margen de eso, como director me parece de lo mejor que hay en España hoy en día, un tío que hace un cine muy personal, y que tal vez no ha tenido aún todos los espectadores que merece. Y luego está Antonio de la Torre, un actor tremendo, de esos cuyas películas vas a ver porque está él, y esto pasa muy poco, y menos en España. Yo creo, sinceramente, que va a ser una de las películas del año que viene".

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