El ladrillo del misterio

Desde Australia y directa a Filmin (otra más que se le escapa a los distribuidores), Monolith viene a confirmar el talento de la dupla Lucy Campbell (guionista) y Matt Vesely (director) a la hora de manejarse con inteligencia, astucia, sentido atmosférico y escasos medios en el terreno de la ciencia-ficción y el terror psicológico.

Lo hacen con confianza plena en una historia de personaje y localización únicos, y con el plus de dificultad y el reto añadidos de confiarlo todo o casi todo a la palabra y la voz, herramientas con las que nuestra protagonista (Lily Sullivan, todo el mérito para ella), una periodista en crisis que dirige, edita y emite un podcast de contenido sobrenatural, es capaz de construir relatos apasionantes sobre lo desconocido que encontrarán en la aparición de unos misteriosos ladrillos negros el golpe de efecto que la redima de un tropiezo profesional reciente.

Campbell saca petróleo sugestivo de la casa de diseño como trampantojo arquitectónico desde el que proyectar inquietantes secuencias evocadas por la palabra e imprime un ritmo preciso y tensión creciente a una trama telefónica que coquetea con la invasión alienígena y el fin del mundo como trasfondo de género para una indagación mucho más terrorífica en los traumas infantiles y el desdoblamiento psicótico. Su película nos atrapa y no nos suelta incluso cuando se decide a visibilizar lo invisible en una pirueta final tan arriesgada como efectiva.