Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Cómic
Crear a un villano es relativamente fácil. En su mente y propósitos todo es blanco y negro, cara o cruz, y por muy ladino que sea tarde o temprano vas a poder ver su verdadero rostro.
¿Pero, y a un antihéroe?
Kondojiro. Las futurísticas aventuras de Rich Tex Format
Autor: Jan
Tapa dura
Color
54 págs.
16 euros
DQómics
Como un imaginario químico, las proporciones deben estar en su justa medida, ya que el personaje debe de tener una parte que moralmente es difícil de justificar (en este caso particular, Rich Tex Format es un bon vivant multimillonario que rodeado de robots que le hacen la vida más fácil y una casi interminable lista de romances, fugares amoríos).
Pero este adinerado personaje también tiene corazoncito, ya que aunque sea para evitar problemas en su empresa, que se dedica a la explotación minera a lo largo y ancho del universo, es capaz de quitarse en batín de seda y enfrentarse a los problemas en primera persona.
Y en este segundo volumen que protagoniza, que lleva el título de Kondojiro, no van a ser pocos, ya que la pobreza, la falta de medios, hace que en la Tierra muchas personas elijan la opción de trasladarse a otros lugares de manera ilegal. Y es justo ahí cuando las mafias hacen su aparición, en concreto una pareja poco fiable que responden a los nombres de Joel y Lia, que van a 'embarcar', por decirlo de una manera, a un grupo de estas personas en una de las naves de Rich Tex…
Por otro lado, el problema de los tronkianos se está tornando cada vez más peligroso, ya que los violentos alienígenas están causando más de un problema, y parece que sus pasos están siendo guiados por alguien, un contacto en nuestro planeta.
Al menos estos son los pensamientos de la Capitana Oraina, a la que Rich le tira los trastos sin sonrojarse, aunque el resultado es siempre el mismo, ya que la militar no está en estos momentos para temas románticos…
Pues bien, con estos peones sobre el tablero, sin querer adelantaros mucho más de la trama, Jan construye una aventura que mezcla, como es ya marca de la casa, mucho humor, acción a raudales y una conciencia social que en este caso trata el terrible tema de la inmigración ilegal, cómo estas pobres personas son tratadas como simples fardos, vapuleados por las mafias locales y unos gobiernos que, en la mayoría de las ocasiones, miran hacia otro lado para no tener que cargar con la responsabilidad de acogerlos.
Con una energía que rebosa en cada página, el genial Jan nos vuelve a demostrar que esto no ha hecho nada más que empezar, y que aún le queda mucho ingenio para seguir narrando, y dibujando, cómics que nos diviertan y nos hagan pensar a partes iguales.
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