Michel Franco se humaniza con este derribo y reedificación del melodrama

MEMORY | CRÍTICA

Peter Sarsgaard y Jessica Chastain encabezan el reparto.
Peter Sarsgaard y Jessica Chastain encabezan el reparto. / D. S.

La ficha

**** 'Memory'. Drama, México, 2023, 103 min. Dirección: Michael Franco. Guion: Michael Franco. Fotografía: Yves Cape. Intérpretes: Jessica Chastain, Peter Sarsgaard, Merritt Wever, Brooke Timber, Josh Charles, Elsie Fisher

Esta película trata del encuentro más romántico al que el director mejicano Michel Franco puede llegar entre dos personajes marginales que arrastran pasados traumáticos que amenazan su frágil presente. Ella intenta olvidar lo que ha sufrido y se ha hecho sufrir a sí misma. Cuida de su hija, trabaja como asistente social y acude a las reuniones de alcohólicos anónimos, obsesionada por su seguridad y la de su hija. Él está olvidando, sin quererlo, a causa de una enfermedad degenerativa. Algo les une a la vez que les separa y enfrenta en un pasado traumático que ella recuerda o cree recordar a su pesar y él va perdiendo también a su pesar. Todo gira en torno a las trampas y los juegos de la memoria y en los esfuerzos por sobrevivir y amarse, a pesar de ella o de su pérdida, de dos personajes heridos y vulnerables. Ayudados o agredidos por un entorno familiar en el que brillan -cosa rara en este director- personajes positivos junto a otros, como la madre de ella y el hermano de él, más propios de la forma tóxica y patológica en la que Franco suele representar las relaciones familiares.

Tiene una peligrosa a la vez que apabullante fuerza -que a veces se la va de las manos- el tono exageradamente melodramático con el que Franco parece a la vez querer romper los códigos del melodrama -incluso del naturalismo de los humillados y ofendidos de la novela del XIX- para después recomponerlos. Todo está llevado al límite con un sincero deseo -por una vez este director parece buscar más la emoción que el efecto- de ahondar en lo más oscuro y desgarrador, y en lo más cruel y estúpido, pero también en lo más vacilantemente luminoso y tierno, de la naturaleza humana y de las circunstancias que provocan o empeoran estos padecimientos. Porque en esta película Franco parece querer imponerse -y lograrlo- a la sombra de la impostura autorial y de un cierto radicalismo tremendista y feísta de diseño empeñado en epatar que siempre me ha parecido ver en su cine. 

Son tan intensas como deben serlo las interpretaciones de la grandísima Jessica Chastain y del igualmente grande Peter Sarsgaard (que se llevó el premio en Venecia) en el centro, y las de Josh Charles, Jessica Harper y una excepcional y jovencísima Brooke Timber en sus periferias. Son sus intérpretes lo mejor de esta película -un auténtico espectáculo de recital dramático- por cuanto logran preservar la verdad humana de los personajes aun cuando al director se le vaya (voluntariamente) la mano en lo melodramático. Franco es un muy buen director de actores, a los que ofrece tentadores dramas extremos con fuerte carga social y personajes atormentados de compleja psicología que permiten el lucimiento de sus registros más desgarrados, vehículos perfectos para alejarse de papeles trillados, y para pisar alfombras rojas de festivales, casos, además de sus habituales intérpretes mejicanos, del Tim Roth de El último paciente y Sundown -en esta con Charlotte Gainsbourg-, la Emma Suárez de Las hijas de Abril o ahora el cuarteto Chastain, Sarsgaard, Charles y Harper. Siempre mimando a sus actores, aquí parece especialmente empeñado en regalarles planos largos y estáticos de cierto aire teatral para confiar a su juego interpretativo la emoción, el dolor, la ternura, el miedo o la crueldad de este melodrama extremo que entreabre perspectivas algo menos desoladoras en su cine. Quizás sea su mejor película.  

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