Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
Arte
En alguna ocasión Martin Parr (Epsom, Reino Unido, 1952) ha señalado que el propósito de su obra es "documentar a qué dedica la gente su tiempo libre", consciente de que las maneras en que las personas se evaden, los espacios en los que se entregan al ocio, acaban conformando todo un tratado de la naturaleza humana. Dos exposiciones, MálagaEXPRESS, que puede visitarse hasta el 30 de diciembre en el Museo de Málaga y que recoge la mirada que el fotógrafo británico dedica a la capital de la Costa del Sol, y AlmeriPARR, una amplia retrospectiva del autor que alberga el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF) hasta el 15 de octubre, dan fe de la inspiración que este humanista irónico ha encontrado –desde su mítica serie The Last Resort, ambientada en el complejo vacacional de New Brighton– en el escapismo de las vidas corrientes y en la tensión entre el turismo y la identidad local.
Mujeres que compran prendas de ropa en un mercadillo de Almería, señoras ataviadas con mantilla blanca, pescaderos que posan orgullosos ante su género o aprendices de una escuela de toreo son algunos de los personajes que desfilan por el objetivo de Parr, que también capta otros escenarios que frecuentan los turistas, como un bar donde sirven un desayuno inglés, la recepción del Hotel Pez Espada de Torremolinos o una sala del Museo Picasso. "Ese es uno de los grandes temas de trabajo de Parr a lo largo de su carrera", apunta Juan María Rodríguez, director del Instituto Andaluz del Cine y la Fotografía. "Es una especie de antropólogo, y de hecho se le ha definido como un antropólogo de lo banal para descalificarlo", dice el especialista sobre un autor que planteó una ruptura con la fotografía documental "en el sentido más clásico, la de los fotorreporteros de guerra, esa que tenía una vocación reparadora y creía que la fotografía iba a solucionar los problemas del mundo".
En opinión de Rodríguez, periodista cultural que recientemente comisarió la muestra Colección Siquier, la gran aportación de Parr, "un autor que sintoniza muchísimo con el espíritu de su época, los años 80, es decirnos que no, que su conflicto no está en una guerra lejana, en un país exótico al que vamos con una mirada centroeuropea. Su primera línea de batalla está en el supermercado de la esquina, va a retratar la vida de la clase media. Y cómo se divierte esta clase media: el ocio, el turismo, pero él es un fotógrafo muy poco moralista, él no juzga, el primer turista es él. Viaja por el mundo y descubre estos comportamientos triviales y grotescos a menudo. Plasma con mucho humor las actitudes un tanto bárbaras que tenemos cuando viajamos".
Actitudes que entran en tensión con la identidad local, como se comprueba en las imágenes de MálagaEXPRESS. "Por amigos", cuenta Rodríguez, "sabemos que le atraía trabajar aquí desde hace tiempo, detectó que hay un choque muy interesante entre la conciencia muy profunda de lo malagueño, obligada a cohabitar con el impacto del turismo. Eso es un campo de minas, algo que resulta formidable para un autor que sepa mirarlo, como Martin Parr", analiza el director del Instituto Andaluz del Cine y la Fotografía, institución perteneciente a la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte.
La retrospectiva de Almería, entretanto, recorre a través de 353 imágenes distintos episodios de la carrera del inglés, entre ellos su estancia en la ciudad, a principios de los años 90, invitado por Manuel Falces y el Proyecto Imagina, que trajo a muchos otros fotógrafos de primer nivel a la provincia. "Aquí realiza una fotografía playera, por una parte, pero también trabaja los supermercados, los invernaderos, los mercadillos populares. Uno de los rasgos que caracteriza a Parr es que conviven en su mirada la alta y la baja cultura, todo le interesa", reflexiona Rodríguez. "Y va a escenarios que no tenían prestigio cultural, va a la periferia. Donde realmente es magnífico y a la vez desolador es en el retrato de unas zonas muy castigadas de Almería donde la presencia del hombre humaniza un paisaje que es muy duro, y por otro lado ese paisaje endurece la vida del hombre. Es una Almería muy cruda, real, pero sin duda muy interesante".
Entre las estampas icónicas de su carrera que se recuperan en la exposición almeriense está un retrato de la Acrópolis de Atenas en la que un grupo de turistas orientales es fotografiado ante el monumento. "Algo que hace de Parr un pionero es que supo detectar antes que nadie cómo el turismo se ha convertido en una acumulación de recuerdos, de souvenirs. En los 80, antes de los móviles, él advertía ya que aunque estemos ante un sitio espectacular no lo vemos, estamos haciendo fotos y no disfrutamos del momento. Hoy además, con lo digital, esas imágenes son detritus audiovisual. Hacemos mil fotos con el móvil que no van a ninguna parte y que nadie vuelve a ver nunca", lamenta Rodríguez.
Desde la Junta definen la perspectiva de Parr como "trivial y grave, mordaz y tierna", y el director del Instituto Andaluz del Cine y la Fotografía resalta esa dualidad que se aprecia en el trabajo del británico. "En una entrevista en la radio me pidieron que eligiera una foto de Martin Parr y escogí una de la serie de Málaga, que parece simple. Una mesa de chiringuito con tablones cruzados y vasos y platos de plástico, material de desecho, pero también un gesto formidable de dos personas anónimas. Vemos la mano de él apoyada sobre la de ella, lo que sugiere una historia de amor de largo recorrido, con pasado, porque deducimos por la piel que estos señores tienen una cierta edad. En un momento tan intrascendente se impone el amor. Martin Parr puede parecer ligero, pero al mismo tiempo es grave. Te pones a analizar cualquiera de sus imágenes y extraes muchas capas de lectura", comenta el experto.
Parr, enemigo de lo solemne –"a pesar de que lo presentan como artista, siempre se ha considerado un fotógrafo documental"– y un maestro que ha creado escuela, fue presidente de la agencia Magnum entre 2013 y 2017, pero algunos popes como Philip Jones Griffiths o Cartier-Bresson se resistieron a su ingreso al considerarlo superficial y despiadado con los personajes que retrataba. "Se montó una trifulca tremenda. Cuando ingresas en Magnum no lo haces de golpe, es como una secuencia, te nominan... Tardaron unos años en decidir si entraba y lo hizo por un voto", revela Rodríguez. "Fotógrafos que iban a hambrunas y a guerras alucinaban con un autor al que le maravillaban los mercadillos y los polígonos. Parr te saca de la sacralidad de la fotografía documental clásica, que yo por otra parte adoro, pero no se puede escuchar todo el rato a Wagner. Es la obra de un autor que quiso ser popular y lo consiguió, estos días lo estamos viendo, porque conecta muy bien con los chavales que van a la exposición. Entró en Magnum por los pelos, pero", concluye el especialista, "cambió el rumbo de la agencia. Hoy no sería lo mismo Magnum sin su aportación".
También te puede interesar
Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
Orquesta Bética de Cámara. Concierto 1 | Crítica
El regreso de Turina a Sevilla
Lo último
La magna
“Avanzando desde Andalucía: claves para la internacionalización de pymes”
El vídeo resumen del encuentro “Avanzando desde Andalucía: claves para la internacionalización de pymes”
Síndrome expresivo 77
Oda a la letra K