CUARTETO ISBILYA | CRÍTICA
Hacerse Joaquín Turina
Arte
Detrás de este vecino de la calle Jesús del Gran Poder hay una historia familiar impresionante. Los padres de Rodrigo de Zayas (Madrid, víspera de Nochebuena de 1935) se conocen en París y se casan en Londres en 1937, en plena guerra civil española. Rodrigo ha dedicado más de doce años a reivindicar en sendos libros la figura artística e intelectual de su progenitor, Marius Toribius de Zayas Calmet (1880-1961), Marius de Zayas en los dibujos y caricaturas que firmaba en los periódicos, en los cuadros que repartió por museos de medio mundo. Le estremecieron las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique. En cierta forma, estos dos libros de Rodrigo son unas Coplas a la vida de su padre. Una vida apasionante. Como periodista, fue el primero que entrevistó a Pablo Picasso. Como galerista, el primero que llevó la obra del pintor malagueño a Nueva York.
Dos libros que Rodrigo ha escrito entre Sevilla y Saint-Cannat, en la Provenza francesa, la patria chica de Anne Perret, su esposa, sevillana adoptiva. Uno es una recopilación de casi quinientas páginas de materiales de su padre; el otro está firmado por el propio Marius de Zayas y se titula Cuándo, cómo y por qué el arte moderno ha ido de París a Nueva York. Ambos publicados en francés, con la impronta sevillana de las reproducciones fotográficas de Claudio del Campo o el tratamiento de los documentos por parte de Manuel Ruiz Fernández, técnico restaurador del Archivo de Indias.
El segundo de los libros aporta piezas de artistas fundamentales cuyas obras, con el aliento de Marius de Zayas, volaron de París a Nueva York: además de Picasso, aparecen trabajos de Cezanne, Matisse, Van Gogh, Toulouse-Lautrec, Braque, Modigliani, Brancusi, Auguste Rodin, Francis Picabia... El libro contiene una serie de textos sobre los respectivos artistas que forman una serie de cartas que Marius de Zayas escribió a Alfred Hamilton Barr, director del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Una correspondencia que Rodrigo fecha entre julio de 1936, el mes que se inicia la guerra civil, y agosto de 1944, dos meses después del desembarco de Normandía.
La familia de Rodrigo de Zayas no vivió ajena a los vaivenes políticos, más bien al contrario. Por eso él se siente integrante de "una familia de exiliados andaluces". Su bisabuelo, Rafael de Zayas Gómez, periodista, nació en Santiago de Cuba cuando Cuba era española y tras el levantamiento contra Fernando VII en 1848 fue condenado a muerte, "escapó con su mujer encinta de mi abuelo, haciendo el itinerario de Hernán Cortés, de La Habana a Veracruz". Su abuelo, Rafael de Zayas Enríquez, el padre de Marius, nace en Veracruz en 1848. Además de poeta y periodista, era juez de distrito y se negó a aplicar la condena de muerte contra tres compatriotas que se oponían al dictador Porfirio Díaz. Casado con una peruana, el abuelo de Rodrigo cogió a la familia y se exiliaron a Nueva York.
La educación de Rodrigo es una muestra del gen del exilio de su familia: Grenoble, Damasco, Nueva York, París, Sevilla. Su padre tuvo un primer matrimonio con Francesca Kraochyka, americana de origen polaco, con la que tuvo dos hijas: Ana y Gabriela. De sus segundas nupcias con Virginia Randolph Harrison nacen Ana Virginia y Rodrigo. Sus tres hermanas nacieron en Nueva York. "Yo soy el único que nace en España por expreso deseo de mi padre. Nací en Madrid porque Sevilla estaba demasiado lejos". Era una forma de retomar el vínculo con el último antepasado andaluz. "Mi tatarabuelo nació en Écija. Creo que él no fue un exiliado. Se marchó a América por razones económicas".
Sus padres se conocieron en un contexto de artistas. "Mi padre regentaba en París un salón artístico-literario al que acudían muchos intelectuales, sobre todo los amigos del poeta norteamericano Ezra Pound". La hermana de Rodrigo, Ana Virginia, tiene 93 años y vive en Florida. "Mi madre murió en 1991 en esta casa de Sevilla, nació en Estados Unidos, pero eligió la nacionalidad española".
Los dos libros de o sobre Marius de Zayas han tenido muy buena acogida en la prensa francesa, y eso que casi todos los titulares se fueron para la marcha de Zidane del Madrid y el perdón de la selección a Benzema. París o Nueva York. Buena cuestión. "Mi padre conoce París con nueve años, en 1889, fue acompañado a mi abuelo, delegado de Veracruz a la Exposición Universal de París, cuando se inauguró la torre Eiffel. Nueva York era una ciudad muy conservadora, bastante cerrada a las vanguardias". Marius de Zayas ya no vive en Nueva York cuando la visita Lorca en 1929. "Ya estaban en un castillo cerca de Grenoble, la ciudad donde nacen Stendhal y Choderlos de Laclos, el autor de Las amistades peligrosas. Y donde me crié yo hasta que con la edad de once años nos fuimos a Nueva York".
Su padre muere en 1961, el mismo año que Hemingway, y compartía con el escritor algunas de sus aficiones: el flamenco, los toros, el boxeo. No fue un aficionado teórico, quiso implicarse en todas esas inquietudes donde sobrevuela el exiliado andaluz. "En su idea y su raigambre de España tuvo mucho que ver un viaje que hace en 1896 pasando por Cuba dos años antes de la pérdida del territorio. Le sobrecogió el abandono moral y físico de los doscientos mil soldados españoles de la isla".
En 1936, el año que empieza su larga carta al director del Museo de Arte Moderno de Nueva York, va a dar rienda suelta a su dedicación artística al flamenco y a los toros. Con España en guerra, gracias al asesoramiento de Manolo de Huelva, graba en Francia un disco con la guitarra de Ramón Montoya y el baile de Encarnación López La Argentinita. Ese mismo año va a rodar la película El toreo con su amigo el torero Antonio Márquez. "Su mujer, Concha Piquer, se quedaba en nuestra casa". Hicieron la película en Dax, pero con toros traídos de las dehesas españolas en plena guerra civil.
También le fascinaba el boxeo y animaba a su hijo Rodrigo a que fuera su sparring. "Yo era incapaz de pegarle a mi padre. Lo adoraba. Prefería acompañarlo con mi cámara cuando hacían trabajos sobre el arte gótico". Ahora reivindica en estos libros a quien fue caricaturista, pintor, escritor, arqueólogo, periodista. "Siempre rehuía cualquier notoriedad. No le importaba que otro se apropiara de sus ideas. Lo que le molestaba es que no se realizaran". Fue pionero del dadaísmo antes de que triunfara en el cabaret Voltaire. El Arte Africano (subsahariano) fue uno de sus grandes hallazgos. "No le interesaba tanto como herramienta antropológica sino como obra de arte que está en el origen de algunas de las vanguardias, principalmente el cubismo".
Además de las fotografías de Claudio del Campo y el trabajo del archivero, ha sido fundamental el trabajo de Anne-Marie Schaller como secretaria de redacción y de Bruno Doan en la coordinación editorial y concepción gráfica de unos libros que han salido de una imprenta de Verona. Busca patrocinio para publicar los dos libros en castellano. Hay alguna primicia interesante, como las obras de Manolo, nombre artístico del escultor catalán Manuel Martines i Hugué. El nombre de Marius se lo pusieron a su padre por el gobernador romano que venció a los galos "muy cerca de la Provenza, por lo que los vínculos con la tierra de Ana vienen de lejos". Cuando venía a Sevilla, Marius de Zayas solía alojarse en el hotel Cristina. Su hijo nunca ha ido a Veracruz, la ciudad mexicana que inmortalizó en una película Sara Montiel. Se apunta a la maldición de México de la que hablaba Ambrose Bierce, otro trasterrado: tan lejos de Dios, tan cerca de los Estados Unidos.
También te puede interesar
Lo último