Cuentos (reales) del exilio climático

A partir de historias reales de mujeres cuyas vidas se han visto afectadas por las consecuencias (inundaciones, huracanes o sequía) del cambio climático y el calentamiento global en distintos puntos del planeta (el Caribe, la India y el cuerno de África), Mariposas negras se propone como animación con mensaje (también feminista y resiliente) destinado a alertar sobre los peligros inminentes que acechan al planeta y a reivindicar la necesidad de incorporar al derecho internacional el estatuto de ‘refugiado climático’.

La animación de raíz documental se antoja así como el lenguaje más directo, poético y expresivo posible para contar estar tres historias unidas por la fatalidad climática, el exilio y el destino trágico, también por el respeto a cada cultura y sus tradiciones como marcos desde los que explicar y compartir los elementos comunes a esas tres mujeres separadas de sus familias, expulsadas de su tierra, enfrentadas a la burocracia, la enfermedad, los abusos o la guerra que pasan por unos mismos sueños y experiencias.

Lastrada por una animación algo elemental y limitada, Mariposas negras consigue despegar puntualmente de su didactismo a través de esas fugas oníricas y digresiones plasmadas en otros formatos animados más abstractos, aunque la cinta de David Baute se resiente siempre, primero en las consecuencias del exilio y luego en la representación de aquello que lo motivó, de un esquematismo simplificador y un tono excesivamente dramático en su afán por poner por delante la pedagogía a la fabulación.