"El encierro de la pandemia me ayudó a encontrar mi voz"

Mara de la Casa | Cantante y compositora

La intérprete, que antes del confinamiento nunca había albergado "la pretensión de ser cantante" ni sabía tocar la guitarra, lanzó recientemente el disco 'El Año de la Mujer Escorpión'

"Para mí, la profesionalidad consiste en no conformarse con el notable"

"Hasta que no llevas 40 años en esto no te empiezan a respetar de verdad"

Mara de la Casa
Mara de la Casa / Manuel Macías

En los tiempos de la pandemia, en que todos teníamos la solidaridad tan a flor de piel, nos apuntábamos a cualquier homenaje que se terciara y cabilábamos durante muchas horas en quiénes éramos y a dónde íbamos, era un pensamiento recurrente el de que todos íbamos a salir de nuestros encierros siendo mejores personas. No parece que llegase a ser así, en general; pero sí se cumplió para algunas y el arquetipo de ellas es Mara de la Casa. Ella es una mujer que encontró una pasión y se decidió a desarrollarla sin que nada la frenara ni la condicionase. Pasaba de los 40 años y venía de la nada en el mundo de la música, pero aun así se atrevió a hacer algo completamente diferente y ponerse en un escenario a la vista de la gente. Su ejemplo es estimulante y demuestra que siempre se está a tiempo de hacer lo que se quiera.

Fruto de aquella valentía es el disco El Año de la Mujer Escorpión, lanzado recientemente, muy sólido y de gran vitalidad, con diez canciones en las que el rock se alinea perfectamente con las melodías que recalcan el punto de luminosidad que las hace fáciles de escuchar. Y todo nació porque durante el encierro ella se quedó aislada con una Stratocaster que nunca en su vida había tocado ni sabía cómo hacerlo.

-Ese es el perfecto inicio de una buena historia. ¿Me la cuenta?

-Todo ha sido muy casual y natural, se ha ido dando sin tener yo la pretensión de ser músico, cantante, ni tener un disco; de pronto me he visto ahí. Hace unos seis años estuve en un concierto de Los Desestructurados en la sala Malandar y escuchar al cantante aquello de soy sadomaso y me van los latigazos con su voz ronca, me hizo pensar en cómo sonaría mi voz y empecé a dar clases de canto con Vicky Luna y luego con Lovis G. En la audición de final de curso me escuchó un amigo al que le pareció bonita mi voz y me animó a buscar un guitarrista con el que grabé unas versiones que escuchó después otro amigo, Carlete -Carlos Pérez, batería de Parachokes-, y montó una banda para que yo fuese la cantante solista, con Jorge Reyes Oliva a la guitarra y Paco Boullosa al bajo. Éramos Mara y los Culpables y hacíamos covers no muy trillados. Jorge me dejó un día la Fender y un amplificador por si quería aprender a tocar algunos acordes. Y justo entonces empezó el confinamiento.

 -Y aprendió usted.

-Lo hice por curiosidad, con videos de YouTube y un teclado que mi sobrina había dejado por allí. Pero, sobre todo, el aislamiento me sirvió para encontrar mi voz personal y trabajarla. Poco antes había conocido a Montse Rueda en un concierto de Sarria y pasó a ser mi profesora. Me daba clases por videollamada y al escucharme medio rapear una canción que escribí me dijo que se me daba muy bien decir cosas en castellano y me animó a seguir. Mis inicios componiendo fueron en inglés, pero escuchando a artistas como Izal o Luz Casal empecé a hacerlo en español, aunque no se me hubiera ocurrido hacerlo si Montse no me hubiese dicho que podía. Me ha inspirado y me ha guiado. Al salir del confinamiento tenía claro que yo quería un proyecto totalmente personal y esa fue la génesis de lo que hago ahora. Me compré una tarjeta de sonido, los altavoces, el micro, me instalé el Ripper, empecé a grabar por pistas, que no tenía ni idea, pero quería aprender.

Mara de la Casa
Mara de la Casa / Franciso Barragán

-¿Todas las canciones de su disco nacieron ahí?

-No. A raíz del encierro empecé a componer algunas, pero ya fue al final de él cuando terminé La buena pata y Sin premeditación, que fueron las primeras que grabé en Pelícano Estudio con Jesús Chávez, en febrero de 2022. Las demás las fui trabajando desde entonces. Me faltaba riqueza de armonías y con Jesús hicimos unas bases sobre las que compuse las letras; así grabamos Road Movie y El Año de la Mujer Escorpión.

-¿Eran canciones de catarsis y liberación del pasado o de puro divertimento? ¿Autobiográficas o inventadas?

-Algunas fueron de catarsis, porque me ocurriese algo concreto y quería expresarlo en ese momento de un modo musical. Otras veces componía una melodía y luego me apetecía usarla para hablar de algo personal, como Hubiera o hubiese y La buena pata, que eran por mis padres y quería homenajearlos. Aunque tengo mucha imaginación, la mayoría son autobiográficas.

-En directo sus canciones suenan más duras que en el disco. Supongo que algo tendrá que ver en ello que en su banda, además del guitarrista Mehdi El Kadmini, cuente con una sesión rítmica difícil de igualar en nuestra ciudad, con Jesús Chávez al bajo y Melchor Hanna a la batería.

-Sí, en directo nos compenetramos muy bien. Y las canciones suenan más duras porque a mí me gusta que lo hagan así. Al grabar y masterizar mis primeras canciones no tenían tanta textura musical como las últimas, porque yo fui evolucionando, probando otros estilos, experimentando, investigando, y todo eso se refleja en como quedan en los conciertos.

Al principio componía en inglés, pero escuchando a artistas como Izal o Luz Casal me pasé al español"

-Los astrólogos dicen que una mujer escorpión cuenta con una profunda conexión con sus sentimientos y su mundo interior, que suelen ser apasionadas y con gran determinación. Yo a usted la veo así, pero ¿ha tenido que usar alguna vez el aguijón de la cola?

-En el mundo musical, no. En el personal, sí, obviamente. Pero no quiero usarlo; prefiero intentar hacer las cosas que me apasionan y me gustan simplemente evitando lo que veo que no me va a proporcionar bienestar ni aportar algo positivo. Por eso no necesito por lo general usar el aguijón; soy diplomática, pero también contundente a la hora de expresar mis opiniones.

-¿Quiénes son sus iconos?

-Luz Casal es una figura que me conquistó por su fuerza y su carisma: me quedaba hipnotizada viéndola actuar. En la época de los 80 sobre todo, que estaba maravillosa. Luego he escuchado mucho grunge, Nirvana, Pearl Jam; mucho indie rock, Strokes, Foals; ahora estoy escuchando a Bilg Pilg, una cantante irlandesa que creció en España, Morcheeba, Smashing Pumpkins, Radiohead. No me miro exactamente en nadie en concreto, sino tal vez todo eso que he escuchado a lo largo de mi vida, muy ecléctico, me ha ido saliendo en función de mi experimentación. En lo personal, mi madre me ha influido mucho, era una persona super estimulante; nació en 1934 y trabajó desde los nueve años; eran otras épocas. Siempre he visto en ella mucha energía y positividad para el trabajo y la responsabilidad, llevados con una sonrisa y gran sentido del disfrute de la vida. Cuando ya nos tenía criados empezó a estudiar, sacó el carnet de conducir, aprendió a nadar, a montar en bici. Hay gente que parece no tener inquietudes en la vida, pero ella tenía mucha sed de todo; eso me ha hecho a mí querer salir de mi zona de confort, evolucionar.

-Su madre aparece en la canción La buena pata. En ella le dice la matrona que la atendió al nacer usted que iba a tener mucha suerte en su vida. ¿Ha sido así?

-Siempre he considerado que sí; me considero afortunada. A lo mejor es porque las cosas que me pasan las suelo interpretar de un modo positivo, porque creo que la actitud es lo más importante. A algunas personas no les pasa nada y están todo el día echándose las manos a la cabeza; yo siempre le encuentro algo positivo a todo.

Mi madre tenía muchas inquietudes, sed de todo. Ella me inspiró para salir de mi zona de confort"

-De su disco, la canción que más me sorprende es Roller Coaster, oscura, con términos en inglés y en desuso, como triquitraque. Y la que más me gusta es Road Movie, pop rock más luminoso y comercial, buena letra, buen estribillo, buena producción.

-Jesús siempre decía que a ver con qué palabreja iba a venir en una canción, porque de vez en cuando le metía iridiscente, triquitraque; pero es que yo las meto también en mi lenguaje coloquial. Elegir un camino entre los de esas dos canciones se me hace difícil, porque los dos están en mí. Si tuviera que elegir sería el de Road Movie; la hice pensando en la amistad y te lleva a un paisaje positivo. Me gusta que la música provoque esas cosas.

-¿Quiénes son los Habitantes de Babel de la canción que cierra su disco?

-Son las personas que no se entienden, las que no se comunican o no hablan el mismo lenguaje. La canción cuenta una noche en la que cualquiera de los que no tenemos pareja podemos coincidir con alguien y realmente compartir algo muy personal, para darte cuenta por la mañana que no sabes si es mas de té o de café, no sabes nada de esa persona en realidad. Habla sobre las relaciones de hoy día, que tienen menos peso, se hacen superficiales y no sabes ni el idioma que habla la otra persona. Yo misma he sido habitante de Babel alguna vez.

-Escuchando Rollercoaster intuyo que debe ser usted también una persona impaciente, por cómo cuenta hasta diez: 1,2,3,10

-- (Risas) No soy especialmente impaciente, la verdad; soy activa, pero no me desespero. De hecho, llevo estos meses tomándomelos con calma porque me quedé exprimida después del proceso y el timeline que me había propuesto. Lo más fácil es componer y hacer música, pero luego hay que mover el disco, ponerlo en las plataformas, organizar videoclips, y cuando eres tú sola quien se dedica a sacar adelante todo el proyecto musical, quedas extenuada. Necesitaba tomarme un descanso y coger energía y fuerza; ahora que ha llegado septiembre me pondré de nuevo a buscar contactos, ideas, oportunidades.

-El futuro ha empezado en septiembre. ¿Tiene ya nuevas canciones, proyectos inmediatos?

-He esbozado algunas canciones, pero las he desechado. Solo me he quedado con una y voy a grabarla el 14 de octubre. Tengo bastante trabajada la música, con ritmo, no demasiado oscura; la letra debo perfilarla del todo. Y el 28 de noviembre daré un concierto en la sala Even, en el que espero afrontar el reto de tocar la guitarra mientras canto.

Mara de la Casa
Mara de la Casa / Cristina Escobar
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