Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Es imposible empezar esta crónica de otro modo que no sea mencionando el triunfo de España en Berlín ante Inglaterra. La Plaza de España se convirtió ayer en uno de los puntos clave donde ver el partido gracias a Icónica Santalucía Sevilla Fest. Proliferaron las camisetas rojas, las banderas y los rostros pintados desde las 20:30 horas. Todo un hervidero que mutó en euforia colectiva cuando el árbitro pitó el final. Nunca una espera para ver a un artista estuvo tan henchida de orgullo. El monumento de Aníbal González con luces rojas y amarillas combinaban con Queen y su We are the champions, con Isabel Aaiún y su temazo revelación Potra salvaje o con Cali y El Dandee y Gol. Los asistentes estaban entregados desde antes de comenzar el concierto del colombiano Manuel Turizo. El penúltimo de la edición.
A las 23:33 horas, el artista se subió al escenario. Después del vídeo de rigor en el que Turizo mencionaba a su familia, su gente y su música como los pilares que conforman su "esencia", el intérprete -con gorra y camiseta de futbol americano color rojo, ¿casualidad?- salió con La nota -que canta con Myke Towers y Rauw Alejandro en su versión original- haciendo bailar a todos los presentes. Un público de todas las edades que no dudó en corear "Que la nota le suba pa' que mueva su cintura" y seguir al colombiano con las rimas “Eres una mala costumbre, /Siempre te dejo que me dañes la cabeza, /Cuando me besas” de Mala costumbre. Aquí hizo un bailecito sensual con el que se escucharon los clásicos silbidos de piropo.
Y del bailecito sensual a una parte más melódica. Más profunda se podría decir. Un Turizo con gafas de sol, sentado cabizbajo en las escaleras del escenario que -rodeado por ocho bailarinas- se pregunta "¿Cómo decir que me voy, sin que le vaya a hacer daño?" de Amor en coma. Pobrecico.
Y de repente la sirenita Shakira apareció proyectada en la pantalla y cantaron a dúo Copa vacía. "España campeón, sí señor", felicitó el artista y prosiguió sus primeras palabras recalcando que ayer era "de por sí es un día feliz, así que lo disfrutan, lo gozan y se lo pasan bien". Leyó la pancarta de Lola, de 6 años, en la que pedía subir a bailar con él y minutos después -cual genio de la lámpara- deseo concedido. Tras de una conversación entre ambos, el colombiano cantó El merengue y ahí estaba la pequeña Lola soltando pasos de Tiktok y cantando las primeras estrofas. La pequeña se hizo con el micrófono, metiéndose a todos en el bolsillo y fue la indiscutible protagonista durante unos minutos.
Acto seguido, Turizo se puso una bandera de España como capa para entonar Desconocidos y volvió a tirar de caderitas y miradita donjuanesca en Los cachos. “¿A ustedes le gustan las baladas?, ¿Las canciones románticas?”, cuestionó el artista mientras se tomaba una copita para entornar Quiéreme mientras se pueda. Tirando de intensidad continuó en el mood sensible con Culpables.
Por fin, rompió el estadio dramático con Una vaina loca. Clásico milenial. Seguidamente, hizo una breve demostración de champeta para pasar a cantar 1.000 cosas, uno de los últimos éxitos que comparte con la granadina Lola Índigo. Y sin dejar de sonreír, con pose de pandillero buenazo, entonó Esperándote. "¿Aquí en Sevilla quién manda en la casa, la mujer o el hombre?", preguntó el artista para soltar los primeros versos de Vagabundo. "Hey brother te hice un favor, ella dijo puedes salir con cualquiera. De nada, Manuel Turizo", bromeó el cantante y puso a todo el mundo a bailar con "Puedes salir con cualquiera, na-na-na-na-na,/ Pasarte en la borrachera, na-na-na-na-na".
"Ciudades como esta hay poquitas en el mundo. Se ve como un cuadro. Cuando quieran me pueden invitar", afirmó el artista y presentó a su hermano Julián, quien hasta el momento se mantenía en la retaguardia haciendo los coros y tocando el ukelele. Ambos se sentaron en las escaleras del escenario para interpretar su primer éxito: Una lady como tú. Sin más artificios que el instrumento de cuatro cuerdas. Recordó los primeros pasos de ambos, cuando no tenían "un peso" y animó a su público a "cumplir sus sueños". Final a capela protagonizado por los presentes. Estribillo repetido hasta cuatro veces con la misma intensidad. Como si la canción se negara a terminar.
Recta final llena de grandes éxitos. La bachata y Vaina loca dieron paso a El merengue. Para esta última, toda la banda se puso la camiseta de la Selección, en línea con el grueso de los asistentes. El artista pidió tocar las palmas, ir "abajito" y cantar "más fuerte" el estribillo. Como no podía ser de otro modo, el público respondido encendido. "Muchas gracias, disfruten esta noche", se despidió el cantante con la camiseta de la Selección de Colombia puesta, que ayer por la noche se disputó la Copa América contra Argentina. Como la noche iba de fútbol, la fiesta continuó -como no podía ser de otro modo- en la Puerta de Jerez. Despertar la euforia colectiva, un domingo de julio en la calurosa capital, fue el mayor hito que consiguieron Turizo y, por supuesto, la Roja.
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