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Manuel Carrasco | Cantante
Manuel Carrasco nació en Isla Cristina (Huelva) en 1981. El gusanillo de la música le entró desde muy pequeño y tuvo el sueño de algún día convertirse en cantante y, como ocurre cuando se sueña con fuerza, el cantante, no sólo logró su objetivo, sino que lo superó con creces.
Con ocho discos a sus espaldas, Manuel Carrasco está en plena promoción de La cruz del mapa, trabajo con el que ha sobrepasado todas las expectativas. Con la promoción de su cruz del mapa llenó la Plaza de España de Sevilla hace unos días para celebrar que el sueño, su sueño, se cumple y sigue creciendo.
-La cruz del mapa es su disco más maduro. ¿Cuánto ha cambiado Manuel Carrasco?
-Uno se obliga a hacer cosas diferentes, a ampliar un poco todo lo que ha hecho. Siempre intento profundizar en más temas, a veces lo consigo y otras veces no. En ese sentido, éste es un disco muy elaborado, muy trabajado, y en el que pasan muchas cosas. No sólo en lo que a letras se refiere, también musicalmente hay muchas partes y creo que en eso es un tanto diferente a Bailar el viento. Por lo menos hemos profundizado más en algo que ya hicimos en ese trabajo.
-Hablando de Bailar el viento, ¿había presión después de las satisfacciones que le dio ese trabajo?
-Había presión, sobre todo, a nivel creativo. No me preocupa vender menos o que no me vayan tan bien los conciertos, para mí eso ya es un regalo. Sí que tengo la necesidad de seguir creciendo creativamente y creo que lo he conseguido. Aunque todavía me queda mucho más, hemos hecho un disco bastante completo.
-El trabajo está grabado en Abbey Road, ¿como un niño la mañana de Reyes cuando entró por la puerta?
-Totalmente. Respirar aquello, esos pasillos, ese comedor, estar con los técnicos que llevan treinta años trabajando allí, ver los instrumentos, la microfonía, saber todo lo que allí se había hecho...Todo era un regalo y creo que ha influido bastante en el sonido del álbum y en crear ese buen rollo que debe haber para hacer algo tan especial como grabar un disco.
-Como otros artistas, ha utilizado las redes sociales para dar a conocer las canciones del álbum. Parece que han sabido adaptarse muy bien al universo digital.
-No sé yo... (Risas) Me dicen que todavía me queda recorrido en ese aspecto. Uno intenta adaptarse, porque al final lo que quiere es que las canciones lleguen a la gente. Aunque sigo teniendo el concepto de disco entero, las canciones sueltas se sacan mucho a nivel digital. Es una pena. Sigo respetando el formato porque me gusta esa parte romántica de hacer un disco y que haya un recorrido, un concepto. Eso me gusta y por eso lo sigo haciendo así, pero las canciones mientras más se enseñen, mejor.
-¿Prefiere lo que hay bajo la cruz del mapa o el camino hasta llegar a ella?
–Las dos cosas. Pero el camino es importantísimo. Si no me creyera todo lo que he vivido al grabar, la angustia al escribir, no te lo contaría con esta pasión ni se lo cantaría así a la gente. Ese camino de claroscuro ha sido necesario para llegar hasta aquí.
-Me dijeron de pequeño, Siendo uno mismo... ¿tantas trabas le han puesto?
–En la vida, en general, nada es fácil. Muchas veces no es que te pongan un obstáculo, es que te lo pones tú mismo. Hay que sacar los fantasmas fuera y demostrar que al final consigues algo que parecía difícil. Pero soy como todos, empecé desde menos diez y a partir de ahí fui creciendo.
-Dalí creó un personaje extravagante para ocultar su timidez. Usted, tímido reconocido, ¿cómo lo ha hecho?
-Siempre me ha venido bien decirlo. Hay gente que lo esconde pero yo si he tenido miedo o vergüenza lo he dicho. También me hago mucho el valiente, como todo el mundo. A veces consigo hasta que no se me noté. Me veo en las entrevistas y digo, "mira, no se me nota”" pero por dentro estoy con el corazón encogido.
-Que nadie, Mujer de las mil batallas y ahora Vete. Siempre tiene un mensaje de empoderamiento para las mujeres.
-Por desgracia, creo que es necesario. Todo lo que hagamos es poco y me sensibilizo con esa parte porque creo que esta desventaja de siglos se tiene que ir equilibrando. Habéis aguantado mucho y no debe ser así.
-Su niña tiene canción antes y después de nacer, se lo ha puesto bastante difícil al resto de padres
-(Risas) Todo el mundo me dice que sentían lo mismo que yo al hacer la canción. Al final a todos nos pasa lo mismo y no hay nada más grande que eso. Me parece tan bonito, que tenía que escribirle algo. ¡Si es que al final te salen las cosas cuando las sientes!
-Si me sacan de Triana me muero de la pena, no quiero pensar lo que usted siente lejos de Isla Cristina.
-La verdad es que mucha nostalgia. Tengo allí a toda mi familia y mis amigos de siempre, imagínate. Lo que encuentro allí no lo encuentro en ninguna parte. Se me olvida que soy artista cuando estoy en Isla Cristina. En esta profesión tendemos a hablar de lo que nos está pasando y es todo un poco cansino, cuando estoy allí no hablo de mí ni de mis cosas, hablo de ellos, de sus cosas, y eso me encanta.
-Más de 20.000 personas en el concierto sorpresa de Sevilla, ocho horas firmando en Huelva... ¿No ha pensado "madre mía, se me ha ido de las manos"?
-Me pilla ahora en un momento muy bueno y después de estos años de experiencia te digo de verdad que ¡bendita locura! No me gusta que las cosas se salgan de madre, como pasa a veces. Aunque es inevitable, no me siento cómodo. Pero la gente me devuelve un cariño muy bonito y estoy muy agradecido.
-¿Cuál es el mantra que se repite Manuel Carrasco?
–Más que un mantra son dos palabras: buena actitud. Para todo lo que venga, aunque sea malo, positividad. Intento tenerlo bastante presente.
-Decía Coco Chanel que cuando una mujer se corta la melena está a punto de cambiar su vida. Usted se ha dado un buen corte...
-Espero no haber perdido la fuerza... (risas). Después de un año, todavía me siguen diciendo que me lo deje largo. En las redes no paran, me dan hasta las explicaciones de por qué me lo tengo que dejar largo. Necesitaba un cambio y estoy contentísimo. Para los directos me lo dejaré crecer un poquito más.
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