Manel Loureiro: "Todos tenemos ese espíritu primario que nos conecta con algo atávico"

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El autor acaba de publicar Cuando la tormenta pase -Premio de Novela Fernando Lara-, un thriller ambientado en la isla de Ons, con el trasfondo de mitos y leyendas del folclore gallego, y en el que se relata la historia de dos familias enfrentadas

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El escritor Manel Loureiro, último Premio Fernando Lara. / José Ángel García

El pasado 16 de mayo, en los Reales Alcázares de Sevilla, se celebró la entrega del Premio de Novela Fernando Lara, cuyo ganador fue el escritor Manel Loureiro (Pontevedra, 1975). El autor recibió este premio por Cuando la tormenta pase, thriller que se desarrolla en la isla de Ons y que relata la historia de Roberto Lobeira, periodista y escritor de éxito que decide viajar a este mágico lugar en busca de un relato que le consagre la carrera literaria. Pero los acontecimientos se precipitan –nada sale según lo previsto-, y es la trama la que encuentra a Roberto Lobeira. Una trama que incluye a dos familias enfrentadas, leyendas del folclore gallego –brujería y fantasmas-, un asesinato fortuito. Y todo contado desde un virtuoso equilibrio narrativo. Una depurada técnica que sumerge a los lectores en los agitados mares de la isla de Ons –un mar revuelto que va más allá del perímetro del mar-. 

-Cuando la tormenta pase sitúa su trama en la isla de Ons. Un enclave quizá desconocido para los lectores, pero cuyo paisaje es idóneo para un thriller. Cuéntenos sobre esta singular isla de las Rias Baixas.

-La isla de Ons es un sitio maravilloso, mágico y diferente. Es un lugar cuya historia es muy curiosa. En verano es un destino turístico masivo, pues forma parte de un parque nacional y hay un servicio masivo de ferris. Ahora mismo [es una mañana de julio] hay miles de personas llegando a la isla y disfrutando de un sitio que tiene una de las mejores gastronomías, y de los mejores paisajes, de Galicia. Todo esto que cuento es en verano. En invierno la cosa es diferente. Los ferris cesan del mes de septiembre al mes de abril, más o menos. En Ons, en estos meses del año, se quedan viviendo unas veinte o treinta personas, aproximadamente. A veces, estos habitantes se quedan incomunicados. Por temporales. Es un sitio que tiene la luz electrónica racionada. No existe agua corriente, sino la que hay en los pozos de cada vivienda. La isla de Ons, en invierno, se va al siglo XIX. Cuando me tropiezo con este lugar me doy cuenta de que es el sitio perfecto para contar un thriller. Para contar la historia de un escritor que busca un sitio tranquilo y aislado donde acabar de escribir un libro. Lo que este escritor no se espera es que una tormenta lo dejará incomunicado en medio de un avispero. Porque en la isla hay dos familias que se quieren matar, además de alguien que está dejando al escritor regalos ensangrentados, y una meiga, y un fardo…

-En esta novela vemos una influencia importante del folclore gallego, de la cultura popular gallega.

-Es la influencia de ese folclore que lo permea todo en Galicia. Aunque es cierto que cada vez menos. La vida urbana nos iguala a todos. No obstante, en el mundo rural aún persiste esa diferencia cultural. El mundo rural gallego viene influenciado por un folclore semejante al que encontramos en Gales, Irlanda, Escocia, Bretaña. Las historias que me contaban a mí de niño son las mismas que le contaban a un chaval irlandés, cambiando tan sólo los nombres de los protagonistas. Lo que para los gallegos es la Santa Compaña para un bretón es la cacería infernal, por ejemplo.

"La historia de fondo de la novela es el precio de tomar decisiones erróneas. E incluso de cómo a veces los acontecimientos de las decisiones correctas te superan"

-Hay una frase en la novela, de Camus, que dice algo así como que los mitos tienen más fuerza que la propia realidad.

-Porque en el fondo, incluso en nuestro actual barniz de modernidad, todos tenemos ese espíritu primario que nos conecta con algo atávico, con nuestras raíces de hace cuatro o cinco generaciones. Los mitos hoy día nos conectan con nuestra parte atávica, y por eso nos resultan tan atractivos.

-Roberto Lobeira se encuentra, de repente, en una concatenación inesperada de episodios que determinan la vida de este protagonista. Quizá esto sea una reflexión de la novela: jamás somos plenamente dueños de nuestros actos. La vida siempre se escapa a nuestro control.

-La historia de fondo de Cuando la tormenta pase es el precio de tomar decisiones erróneas. E incluso de cómo a veces los acontecimientos de las decisiones correctas te superan. En lo que escribo siempre proyecto, de manera inconsciente, mis miedos –aunque, bueno, esto creo que lo hacemos todos los escritores-. Así como en La puerta la historia es la pérdida de un ser querido o en La ladrona de huesos era la búsqueda de la identidad propia, en esta última novela la historia de fondo se basa en la repercusión de nuestras decisiones, correctas e incorrectas.

-Hablando de los recursos narrativos de la novela. A usted le elogian habitualmente el ritmo frenético, los giros inesperados… Pero creo que en esta novela hay mucho más. En esa labor de fontanería narrativa, me refiero.

-Sí. Y hay algo que a mí me gusta mucho: el costumbrismo. Es decir, el ser capaz de retratar escenarios muy pequeños. El costumbrismo es un género que está casi abandonado. Recuperarlo es algo que me fascina. Porque exige mucho hilado fino. Después, sí, hay un trabajo de estructuración de fondo, y de planificación, importante. Cuando la tormenta pase es una novela que siempre asociaré a una pizarra. Yo trabajaba con dos monitores y con una pizarra donde estaba viendo el road map del día. Me levantaba, borraba, cambiaba la historia. Iba encajando las piezas. He disfrutado escribiendo la novela.

"Hay que seguir sintiendo la emoción del escritor que debuta"

-¿Usted ha llevado la novela o la novela le ha llevado a usted?

-La he llevado yo a ella. Es una sensación muy reconfortante. Significa que tú tienes el pulso narrativo. Estoy en un momento en el que siento que controlo las historias. A nivel creativo es algo importante, porque lo que vendrá, de aquí en adelante, va a ser mucho más fácil para mí y más atractivo con los lectores. Aunque cada novela que empiezo la hago con la emoción del escritor novel.

-¿No ha perdido la emoción del escritor que empieza?

-No, no. Es que si la pierdes es cuando empiezas a perderte tú. Es cuando empiezas a perder tu auténtica esencia. Hay que seguir sintiendo la emoción del escritor que debuta. Lo que te obliga también a sacarte tonterías de la cabeza.

-¿Con la dotación del premio se piensa comprar una casa en la isla de Ons?

-(Risas) ¡No puedes hacerte una casa en la isla de Ons! Los habitantes de Ons no son propietarios de sus viviendas, sino colonos. Es una figura jurídica extraña. Ellos pueden transmitir sus viviendas a sus hijos, pero no las pueden ampliar o modificar. En cualquier caso, sí estoy en ese momento vital de estar haciendo mi casa con vistas… a Ons. 

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