‘Mamacruz’ deja a un lado la costura
Cine
Kiti Mánver rueda, a las órdenes de la venezolana Patricia Ortega, una comedia sobre el deseo en la tercera edad, un filme que su directora concibe como "un homenaje al descaro, a lo sabroso"
Un día, por accidente, la cineasta venezolana Patricia Ortega descubrió una fotografía que dinamitaba la imagen que tenía de su madre, la de una persona pudorosa y comedida, incapaz de desafiar la moral que le imponía su educación religiosa, una percepción que chirriaba con el retrato de una joven en una pose sensual que se había encontrado la hija. Ortega cuidaba entonces a su familiar, enferma de cáncer, y en esos días de convivencia la madre fue derribando la distancia que se había levantado entre ellas, le habló del novio fotógrafo que la había inmortalizado con su cámara en aquellos tiempos más audaces, le demostró en esas charlas que ella, también, más allá de la máscara con la que se había comportado en el hogar, era una mujer con su deseo, sus inquietudes, sus ganas de vivir. Esta complicidad inspiró a la directora Mamacruz, una película que rueda ahora en Sevilla con Kiti Mánver como protagonista y que sus productores, La Claqueta PC y Pecado Films, definen como una "comedia luminosa, alegre y vitalista, un coming of age de la tercera edad, un homenaje a las madres y las abuelas que deciden tomar las riendas de su propio destino".
Ortega, formada en la Escuela de San Antonio de los Baños, en Cuba, y en la Filmakademie de Ludwisburg (Alemania), se rebela contra esa visión que limita a las mujeres mayores "a coser y a cuidar de sus nietos" y reivindica, a través de la peripecia de su heroína, que halla en internet un mundo de posibilidades inexplorado hasta entonces, que la sexualidad y el gozo no se agotan en la juventud. "Uno no se muere hasta que se muere", sentencia la realizadora, "y mientras hay que disfrutar del cuerpo". Su largometraje quiere ser así un tributo "al descaro, a la fantasía, a lo sabroso".
En un principio, Ortega ideó la acción de Mamacruz en su país, pero "no conseguíamos coproducción, muchos productores aseguraban que les encantaba el guión pero que no querían trabajar con Venezuela". Un encuentro con el sevillano Olmo Figueredo en el MIA Market (Mercato Internazionale Audiovisivo) de Roma acabó reubicando el proyecto en otro continente. "Esa señora tradicional que me describía Patricia podía ser perfectamente alguien del Cerro del Águila, lo que contaba era algo universal", señala Figueredo. El productor y la directora sólo se vieron un cuarto de hora aquella vez, pero al primero le bastó ese breve tiempo para enamorarse de esa protagonista "cuya vida marital es darle un beso y las buenas noches a su marido" y que entiende que nunca es tarde para divertirse ni para conocerse a sí misma. "Después", recuerda el responsable de proyectos como La trinchera infinita o El inconveniente, "vino la pandemia y no pudimos volver a encontrarnos cara a cara. Hemos preparado esta película entre whatsapps, correos electrónicos y conversaciones por Zoom, y Patricia ha aterrizado en el rodaje como una paracaidista, sin conocer al equipo, pero tiene una actitud maravillosa ante el trabajo. Si hay cualquier problema no se agobia e intenta solventarlo, dice que no somos cirujanos y que no hay que darle tanta importancia a lo que hacemos. Ojalá otros productores reparen en su talento. Ella ha llegado para quedarse", concluye Figueredo.
Mánver cree que esa mujer "dedicada a su familia" que se sorprende al reencontrarse con su deseo es "diametralmente opuesta" al personaje que defendía en El inconveniente, El inconveniente,por el que fue premiada en el Festival de Málaga y estuvo nominada al Goya. Interpretar a esta protagonista que han escrito para ella Ortega y el coguionista José Ortuño le está exigiendo una contención que choca con la "expresividad exultante" que la caracteriza. "Patricia siempre me está pidiendo una cosa más sutil. Me asombra como está pendiente de todo", dice sobre la realizadora, "si cae una hoja de un árbol, a lo lejos en el plano, se da cuenta". La malagueña, que en el reparto está acompañada de otros actores como Pepe Quero, Mari Paz Sayago y Teresa Arbolí, agradece al productor Olmo Figueredo su "sensibilidad femenina, su interés en lo que le pasa a las mujeres". El inconveniente desarrollaba una historia de sororidad entre una ejecutiva y una anciana que experimentaban la misma soledad; Mamacruz, apunta la actriz, "desmonta esa idea de que cuando cumples años ya no puedes tener vida amorosa". La madre de Ortega, la mujer que inspiró este proyecto, superó el cáncer y "hoy te la encuentras agarrada de la mano y besándose con su novio", revela la directora.
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