Mirar a la muerte

Los destellos | Crítica

Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre en una imagen del filme.
Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre en una imagen del filme. / Laia Lluch

La ficha

**** 'Los destellos'. Drama, España, 2024, 101 min. Dirección y guion: Pilar Palomero. Fotografía: Daniela Cajías. Música: Vicente Ortiz. Intérpretes: Patricia López Arnaiz, Antonio de la Torre, Marina Guerola, Julián López.   

Sin afeites ni artificios, apegada al flujo natural de lo real, siempre a media voz, desprovista de toda sobrecarga dramática, siempre elocuente en sus elipsis y silencios, Los destellos confirma la madurez de la mirada de Pilar Palomero (Las niñas, La maternal), una mirada a la muerte como certeza inapelable y a una delicada red de afectos y cuidados que se teje en torno a ella. Afectos primero reticentes, los de una ex-esposa y madre en común (extraordinaria Patricia López Arnaiz) de una joven estudiante (luminosa Marina Guerola) cuyo padre enfermo vive sus últimos días encerrado en casa; paulatinamente cercanos y sinceros, asombrosamente empáticos, cuando se acerca el momento definitivo.

Palomero hace pasar por sencillo algo que no lo es a partir del relato de Eider Rodríguez: trasmitir verdad y emoción entre la luz estacional y la rutina de los días, el tiempo que se agota y las palabras justas y contadas, entre las miradas sutiles y lo no dicho, y lo hace incluso obligando a un contenido Antonio de la Torre a hacerse el moribundo. Sólo los buenos cineastas salen airosos de ese juego en el alambre de la suplantación de la enfermedad terminal, la aceptación y el ocaso, y Palomero lo hace con tanta convicción como delicadeza, sin regodeos sentimentales ni trazos de viejo melodrama.

Vemos y oímos casi sin ver ni oír estos destellos de un pasado en común de la pareja, el fruto milagroso de una hija cabal sobre la que se deposita la esperanza en el futuro y los fragmentos una nueva vida plena con otra pareja (Julián López en un registro inédito) con la sensación de que tal vez querríamos esa misma despedida, esos últimos cuidados, esa calidez callada y sincera, para nosotros mismos llegado el momento. Hemos visto y oído un filme verdaderamente emocionante.   

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