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En Pasión india, libro de tremendo éxito, contó la insólita aventura -un "cuento de hadas", dice- de Anita Delgado, una bailarina malagueña casada en 1908 con el maharajá de Kapurthala. Ahora Javier Moro (Madrid, 1955) publica la "continuación natural" de aquella obra, El sari rojo, editado por Seix Barral y presentado ayer en la Casa del Libro. "Si en el primero hablaba también de la historia de la India desde comienzos del siglo XX hasta la independencia, en éste abarco desde que el país logra la independencia hasta la actualidad", explica el autor, un "enamorado" de esa cultura y esas gentes que sin embargo da por clausurado su ciclo narrativo sobre el país asiático.
Y por otro lado, rectifica inmediatamente Moro, ambos libros no tienen nada que ver. A diferencia de Anita Delgado, que regresa a su tierra 18 después sintiéndose española, el personaje en torno al cual gira El sari rojo, Sonia Gandhi (nacida Sonia Maino en Lusiana, un pueblecito de montaña del norte de Italia, donde su padre era un humilde pastor), "se funde completamente" con la India tras conocer a los 18 años en Cambridge -cuando sus "únicas aspiraciones eran aprender inglés y convertirse en azafata de Alitalia"- a Rajiv Ratna Gandhi, hijo de Indira Gandhi, nieto de Nehru y más tarde primer ministro indio (asesinado en 1991).
Su trabajo, dice, es un retrato eminentemente "humano y personal" de este persona, estricta, extraordinaria celosa de su intimidad y "fiel a sus principios de hija de montañés" según su retrato y a pesar de todo, afirma, "una de las tres mujeres más influyentes de todo el mundo". "Una sexta parte de la Humanidad depende", dice Moro, de las decisiones de ella, quien días después de ganar las elecciones de 2004 renunció a ser primera ministra del país y delegó en Manmohan Singh. A través de la peripecia vital de Sonia Maino, el volumen recorre la evolución de la sociedad india durante medio siglo y se acerca a la saga familiar e inevitablemente política de los Gandhi, "los Kennedy de Asia". "Uno no se llama Gandhi en la India impunemente. Por eso ella [Sonia], como el resto de la familia, no ha podido elegir su destino, porque las fuerzas la han empujado hasta el poder. Ella odia el poder, pero lo conquista sin querelo, por el amor a su marido, al que conoció cuando él ocultaba su verdadera identidad. En el caso de los Gandhi, no se trata de nepotismo, eso es una visión muy propia del snob intelectual europeo. No es tampoco una dinastía, porque ellos se han tenido que ganar el puesto", opina el autor, que no obstante pronostica un horizonte de poder para los hijos de Sonia Gandhi.
El proceso de escritura del libro, dice, ha dejado al margen los "puntos negros" de la vida y de la trayectoria política de la actual presidenta del Partido del Congreso. "No he hecho un libro de historia para juzgar a Sonia como gobernante", alega. Lo que, por otro lado, no ha evitado las "muchas dificultades" para poder terminarlo. "Han intentado que desistiera", dice, sin nombrar a nadie. Pero el esfuerzo dio sus frutos: después de tres meses en Nueva Delhi buscando "una fisura en el muro para llegar a ella", pudo por fin hablar con la secretaria de Indira Gandhi, con el amigo que le presentó en Cambridge a Rajiv Ratna Gandhi, con su hermana, con su hija... Y finalmente, con Sonia Gandhi en persona, a la que, una vez redactado el libro, pudo saludar en un acto social. "Señora -cuenta que le dijo-, llevo tres años viviendo con usted".
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