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El escritor Leonardo Padura, retratista de la Cuba contemporánea, dio ayer a la literatura de la isla caribeña su primer Premio Princesa de Asturias de las Letras, un galardón que reconoce la soberbia aventura del diálogo y la libertad que constituye la obra del padre del detective Mario Conde. Padura (La Habana, 1955), considerado como el escritor cubano de mayor proyección internacional y que también cuenta con nacionalidad española desde 2011, se impuso en las votaciones finales del jurado al novelista japonés Haruki Murakami y al poeta sirio Adonis entre las 27 candidaturas que optaban al galardón.
Según el acta del jurado, a la que dio lectura su presidente, el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, Padura, arraigado en su tradición y decididamente contemporáneo, es "un indagador de lo culto y lo popular; un intelectual independiente, de firme temperamento ético".
La obra del narrador, periodista y ensayista premiado está alimentada por la isla donde nació pocos años antes de la revolución y, aunque hable de aventuras, asesinatos en clave negra o cuadros robados, todo converge en el país del que nunca se fue, como tantos exiliados, y para el que siempre tuvo una mirada crítica.
Padura es el creador de una serie de libros de género policiaco que siguen la tradición de la novela negra, influido por Manuel Vázquez Montalbán, y que han hecho famoso internacionalmente a su detective Mario Conde, un ex policía que vive en La Habana junto a su amigo, El Flaco, con quien resuelve asesinatos, robos o toda clase de chanchullos siempre muy preocupados por la realidad social.
Perteneciente a una generación desencantada por la deriva que tomó la revolución cubana, un tema que recorre toda su obra, Padura señaló ayer desde La Habana, tras ser distinguido con el Princesa de Asturias, que su obra literaria va más allá de cualquier crítica al Gobierno de Raúl Castro y se distanció de una lectura sólo política de sus libros. "Yo soy un escritor cubano que escribe sobre Cuba", se definió el autor, para quien su obra se centra sobre todo en "los problemas de Cuba y los problemas de mi generación", explicó. "Me gusta que valoren mis libros por lo que son literariamente", pidió. Destacar que es ante todo un crítico del Gobierno, lamentó, le "abarata como escritor".
El novelista, que trabajó durante años también como periodista en la prensa oficial cubana, aseguró sentirse "muy orgulloso" de recibir con el Princesa de Asturias, un premio que "no esperaba". "Hay premios que uno a veces espera y los gana o no los gana. Este premio, de verdad, no esperaba ganarlo", dijo Padura, que ha vivido siempre en el barrio de Mantilla, en el sur de La Habana .
Padura se mostró satisfecho de que todos sus libros hayan sido publicados en su país, una suerte que no comparten muchos escritores cubanos que han vertido críticas a la política de la isla en su obra. También destacó cómo en los últimos tiempos se han producido movimientos en la isla. "En los últimos años en Cuba se están moviendo cosas, despacio, pero se mueven, aunque desde fuera no se considere tanto. Pero ahora está el permiso para poder viajar, antes no se podía tener línea para un celular, en fin... Ojalá los cambios fueran más dinámicos y que todos pudiéramos ver el final de partido", afirmó durante una de sus últimas visitas a España.
Después de trabajar como guionista, periodista y crítico, Padura logró el reconocimiento internacional con la serie de novelas policiacas protagonizadas por el detective Mario Conde de la que forman parte obras como Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño o La neblina del ayer, traducidas a numerosos idiomas y que han obtenido distintos galardones.
Además, es autor de La novela de mi vida y de El hombre que amaba a los perros, una reconstrucción de las vidas de Trotski y Ramón Mercader que en 2009 le dio a conocer internacionalmente. Esta obra obtuvo el Premio de la Crítica en Cuba, donde en 2012 fue distinguido con el Premio Nacional de Literatura.
Para Beatriz de Moura, fundadora de Tusquets Editores, donde Padura ha publicado toda su obra, su figura "merece un reconocimiento más allá de la literatura" tras haber luchado "con las restricciones que seguramente haya tenido en un país como Cuba". Este aspecto fue destacado también por otro miembro del jurado, el crítico Fernando Rodríguez Lafuente, que recordó una reciente conversación con Padura en la que éste le aseguraba haber escrito uno de sus últimos ensayos,Yo quisiera ser Paul Auster, con la intención de que los periodistas le preguntasen más por su literatura y menos por la situación cubana.
Padura se convirtió ayer en el segundo cubano galardonado a título individual en sus 36 años de historia por la Fundación Princesa, que en 1993 otorgó el de los Deportes al atleta Javier Sotomayor mientras que en 2000 la Academia Cubana de la Lenguas obtuvo, junto al resto de academias hispánicas, el de la Concordia. El año pasado el Princesa de Asturias de las Letras recayó en el escritor irlandés John Banville.
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