Una lírica del saber
'PIRENE'. Fidelino de Figueiredo. Trad. Carmen Muñoz. Prólogo de Arturo Casas. Athenaica. Sevilla, 2015. E-book. 209 páginas. 20 euros.
Muy oportunamente, tanto que da vértigo pensarlo, la editorial Athenaica recupera este ensayo de Fidelino de Figueiredo, cuya temática no es otra que las literaturas nacionales, y en concreto, la comparación de la literatura lusa y la española. Como ya supondrá el lector atento (el libro se publicó en 1935), dicha indagación, en apariencia objetiva, parte de un concepto problemático. Dicho concepto es el de nación, considerada en su acepción romántica: es decir, en cuanto que identidad social y cultural, reconocible en el tiempo.
"Literatura -escribe Figueiredo- es la expresión de un espíritu nacional en una lengua nacional. La nacionalidad tiene, pues, dos fundamentos esenciales, la patria y la lengua". Como puede apreciarse, Figueiredo habla del espíritu, de la nación y de la lengua como realidades preexistentes a la literatura misma. Y es este error metodológico, de imposible fundamentación, el que llevará al ensayista luso, y a cuantos como él se movieron en este ámbito poroso y deslizante (desde Herder a Taine y don Marcelino Menéndez Pelayo), a concebir la literatura, y el arte en general, como una exudación lírica del genio patrio. Curiosamente, Figueiredo se queja de que no existe una ciencia crítica en la literatura española, y que tales empeños vienen entremetidos en la obra de los autores como una "crítica poética", añadida o paralela a la propia escritura. Lo cierto, sin embargo, era lo contrario. Y será la crítica, considerada como poesía, como una poética de lo nacional, aquello que articule Figueiredo, junto con buena parte de su época, bajo el rigorismo y la advocación científica.
"Si la literatura española es fuerza, la portuguesa es amor, intriga erótica, lirismo y subjetivismo, contemplación, devaneo, nostalgia". Quedan, pues, acreditados tanto la excelente prosa de Figueiredo como los límites de su investigación literaria. Al cabo, su imposible requisitoria parte de aquello mismo -la particularidad nacional- que debieran revelar sus estudios. Digamos que Fidelino de Figueiredo es una formidable erudición, una ancha literatura, que busca sorprender, con la luz de las Luces, la oscuridad romántica.
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