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Bécquer y el 'lied' español

ROCÍO DE FRUTOS & IGNACIO TORNER

Rocío de Frutos e Ignacio Torner en el Alcázar. / Actidea

La ficha

****Noches en los Jardines del Real Alcázar. Programa: Obras de F. M. Álvarez, F. Olmeda, T. Bretón y G. Rodríguez. Soprano: Rocío de Frutos. Piano: Ignacio Torner. Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Jueves, 4 de julio. Aforo: Lleno.

Gustavo Adolfo Bécquer es, sin lugar a dudas, el poeta más musical de los dos últimos siglos de la Literatura española. Y ello es así por la musicalidad de sus versos, por la distribución acentual que tanto facilita la puesta en música de sus Rimas. No es de extrañar, pues, que sea el poeta español más musicalizado de la Historia.

En 2020, en coincidencia con los ciento cincuenta años de su óbito, el ciclo del Alcázar ya programó un recital con canciones sobre textos del poeta sevillano y cuatro años después Rocío de Frutos e Ignacio Torner regresan sobre este extenso corpus de canciones. Aunque necesitó unos minutos para que su voz adquiriese su color y su colocación idóneas, Rocío de Frutos volvió a mostrar una vez más la naturalidad de su canto, la frescura de su emisión y la intimidad de su sonido, lo que la convierte en una intérprete muy adecuada para este tipo de música pensada para el pequeño círculo doméstico y no para los teatros. La cantante sevillana, gracias a su asidua dedicación a la Música Antigua, sabe de la necesidad de claridad en la articulación para que el oyente siga sin problemas los poemas que se cantan y, así, identificar esos matices y esos acentos que visten musicalmente determinadas palabras. Por ejemplo, el énfasis sobre “entrañas” en la primera canción de Álvarez, la media voz acongojada en “Quién vendrá a llorar” de la rima XXVIII de Bretón o el canto en piano sobre “murmurador” en la rima XVI de Rodríguez. Su bien cincelada línea de canto y la elegancia de su fraseo, incluso en las canciones más agitadas, fueron garantía de un canto noble y sentido. Fue muy expresivo el uso del parlato y del canto silábico. Supo, por último, otorgarle un matiz individualizador a cada repetición de las estrofas de la rima XXVIII de Bretón.

Torner, además de acompañar con verdadero sentido de complicidad (brillante su parte casi autónoma en las canciones de Bretón o el ostinato fúnebre dela rima XXVIII de Bretón), afrontó esas auténticas romanzas sin palabras que son las rimas de Federico Olmeda con perfecto equilibrio entre la matizada contabilidad de la mano derecha y el acompañamiento de la izquierda. Hay que aplaudirle la sutilidad con la llevó el tempo de vals en la rima XVI de Gabriel Rodríguez, así como la expresividad del pasaje tormentoso central de "Saeta que voladora" de Bretón.

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