"Las letras permiten a la sociedad no estar todo el día analizando su ombligo"
ENTREVISTA A MANUEL LÓPEZ
Manuel López es licenciado en Filosofía y Letras, sección Filología Clásica, por la Universidad de Granada, donde también se doctoró en Filología Latina.
Actualmente es profesor titular en la Universidad de Almería.
Almería/Manuel López cuenta que llegó a estos estudios gracias a un amor de infancia. "Una de las primeras cosas que me regalaron mis padres fue una Iliada para niños y la devoré. Luego me aficioné a la mitología, me leí la versión original... Y aquí acabé", cuenta. Hoy enseña lenguas latinas, retórica, poética y la tradición clásica en la Universidad de Almería. Le gusta utilizar las nuevas tecnologías, algo por lo que sus compañeros le suelen llamar friki. "Es que hay gente que ve un teclado y se santigua. Las herramientas están aquí para usarlas", subraya.
A usted, aunque sea de letras, sí le gustan las nuevas tecnologías...
Claro, están para usarlas.
Actualmente es director del Centro de Investigación en Comunicación y Sociedad, de la Universidad de Almería, ¿qué objetivos tiene este centro?
Lo que buscamos ahí es fomentar las relaciones interdisciplinares. El centro está básicamente compuesto por investigadores de letras de distintas áreas: filologías varias, historia, historia del arte, derecho, didáctica y organización escolar, económicas, marketing... Pero también de otras ramas como la informática, porque hoy en día la tecnología es inseparable de cualquier cosa que hagamos. Creo que trazar una distinción entre humanidades y ciencias es poco útil. Y como latinista me parece menos sensata. Si un romano hubiera tenido las herramientas que tenemos hoy día, las hubiera usado. En conjunto funcionan muy bien.
¿Cómo defiende las humanidades un experto en retórica?
Yo creo que todas las disciplinas son importantes por igual, pero sí que creo que es más importante curar un cáncer que transmitir cómo se construye un genitivo, me parece algo obvio. Sin embargo, las letras ayudan a estructurar la forma de pensar. No nos hacen más listos, ojo: el listo funciona en cualquier área. A mí, por ejemplo, el latín me ha ayudado analizar un problema complejo, descomponerlo, hacerlo más sencillo y encontrar la solución. Es decir, me ha permitido usar sus métodos en otros ámbitos con éxito.
¿Qué nos aportan las tradicionalmente llamadas carreras de letras?
Primero, como hemos dicho, para estructurar una forma de pensar. Segundo, para ayudar a que la gente entienda que venimos de algún sitio y vamos a algún sitio. Hoy vivimos en un mundo del hoy y ahora, pero hoy hay cosas que se hacen pasar con innovaciones cuando tienen ya más de 2.500 años. El que no conoce la historia, como suele decirse, está condenado a repetirla. Yo pienso que las humanidades aportan la correcta expresión de los conceptos, la correcta evaluación de los conceptos en su desarrollo a través de los tiempos, el correcto reconocimiento de los elementos del pasado en el presente, los comportamientos del pasado y sus consecuencias para saber si ahora pasará lo mismo... Las letras permiten a la sociedad no estar todo el día analizando su ombligo.
Seguro que su alumnado le pregunta de qué les sirve estudiar latín...
Sí, es una pregunta que me hacen siempre el primer día, tanto los de hispánicas como los de inglés. Lo primero que les digo es que nosotros hablamos latín ahora, es verdad que mezclado y evolucionado, pero solo por eso ya merece la pena. También les cuento la batallita de que yo soy de la primera generación de Erasmus, estuve en Portugal, y en apenas unos días allí ya chapurreaba el idioma gracias a mi conocimiento del latín, ya que tienen el mismo origen. A los de inglés les dejo claro que el 80 por ciento del vocabulario británico es de origen latino, algo que les sorprende. Es verdad que el latín ya se habla poco, pero sirve para facilitar el aprendizaje de muchas otras lenguas; además, está comprobado que conociendo latín, el proceso de conocimiento de lenguas occidentales es mucho más rápido y sencillo. Te sirve de base, tanto en lenguas germánicas como románicas. Un ejemplo: los rusos dicen Zar, los alemanes Kaiser... y todo viene de lo mismo, Caesar. En definitiva, no se entiende ninguna lengua actual europea sin el latín.
¿Corre el latín el riesgo de perderse por su menor peso académico?
En los institutos el latín estuvo a punto de desaparecer, es cierto, pero ahora se ha estabilizado. Existe tanto en la ESO como en el Bachillerato. En cualquier caso, y como nunca me escondo, yo digo que el retroceso que se ha provocado con el latín y con el griego es un atentando contra el patrimonio cultural de la humanidad y además consciente. Es lo mismo que se hace con la filosofía o la historia del arte: es un ataque contra las disciplinas que nos ponen en contexto histórico, que nos facilitan una serie de habilidades para establecer contacto con el entorno geográfico y social. Igual que nos escandalizamos cuando se destruye la ciudad de Palmira, deberíamos hacer lo mismo cuando los jóvenes no pueden acceder a nuestras propias fuentes de cultura. Pero claro, unas piedras se ve cómo son destruidas, pero unas expectativas, no.
¿Es más fácil conseguir un proyecto de investigación relacionado con la ciencia o las humanidades?
Yo creo que hoy día obtener un proyecto de investigación es complicado en cualquier disciplina. Y que además cuente con una financiación decente, eso es ya casi imposible: no hay que olvidar que tenemos un recorte terrible en toda la investigación en España y que el Ministerio se saltó -literalmente- una convocatoria de proyectos de i + D para todo el país. Siempre ha habido una parte del presupuesto de investigación destinada a las letras, no competimos en el mismo saco, aunque tampoco estamos en la parte más alta. Lo que sí creo cierto es que la investigación en letras es más rentable que la empírica.
¿Por qué?
Pues porque con mucho menos dinero se consigue lo mismo: no nos hacen falta laboratorios, grandes infraestructuras... Sólo necesitamos un buen acceso a un sistema de biblioteca, bibliografía y un buen equipo. Somos muy rentables para lo que nos suelen dar.
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