El rey del 'foxtrot': la discoteca de Cernuda
Sale a subasta el legado de Cernuda
La casa Durán sacará a puja de manera inminente una importante colección de pertenencias personales del poeta sevillano
Entre los lotes se encuentran libros antiguos, pinturas de sus coetáneos y una voluminosa colección de discos de música clásica y popular
Sevilla/Se anunciará en cualquier momento: la casa de subastas Durán va a poner a la venta diversos objetos que pertenecieron al poeta sevillano Luis Cernuda, entre ellos el que fue su gramófono portátil (que él amaba, aunque le rayara los discos) y su colección de grabaciones. Ésta es muy importante para reconstruir la sensibilidad de Cernuda, la gama de sus intereses, la intensidad de su devoción musical. Cernuda fue un melómano que, aunque privilegió la música clásica, no despreció, al contrario, la música popular.
Es sabido que la Generación del 27 tuvo una íntima relación con el cine y la música, especialmente el jazz, género que se está creando en esa década: ambos, música y cine, fueron estímulos que dialogaron con estos poetas, como con los de otros contemporáneos suyos de distintos países. Cernuda no fue ninguna excepción, sino que en cuanto a amor por la música sólo es comparable a Federico García Lorca y Gerardo Diego, desde aquellas piezas de piano que escuchaba en la casa natal de la calle Acetres, filtradas por las paredes de la casa vecina, a los conciertos mozartianos del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, pasando por los londinenses de la National Gallery.
"Siendo joven, bastante tímido y demasiado apasionado, lo que le pedía a la música eran alas para escapar de aquellas gentes extrañas que me rodeaban, de las costumbres que me imponían, y quién sabe si hasta de mí mismo", escribe Cernuda en Ocnos. Y en Historial de un libro confiesa su gusto por los aires de jazz y que recorría catálogos de discos. También en Historial dejó escrito: "La música ha sido para mí, quizá aún más que otra de las artes, la que prefiero después de la poesía".
Es sabido, por otra parte, y él mismo lo cuenta, que en los comienzos de su carrera poética se inspiró en nombres de piezas musicales para titular sus composiciones. Así, Quisiera estar solo en el sur es un foxtrot de la época y el título de su libro Un río, un amor parece proceder de A Little River, a Little Love de Buddy Van Arlen, según la dedicatoria de Cernuda, aunque no he podido hallar ninguna pieza de ese título ni a nadie de ese nombre.
Al principio sospeché que se tratara del gran Harold Arlen, a quien debemos la banda sonora de El mago de Oz, incluida la canción Over the Rainbow; luego he pensado que podría ser el actor Richard Arlen, nombre artístico de Cornelius van Mattemore. Pero no hay nada concluyente al respecto. Desde Toulouse, donde fue lector de español, Cernuda escribió a su amigo de Sevilla Higinio Capote: "Crepúsculo, niebla, sherry y jazz. ¿No es todo un programa?".
Juan Lamillar, melómano como Cernuda, ha escrito en El desorden del canto: notas sobre poesía española del siglo XX acerca de la relación de Cernuda con la música, y sabiendo que la familia del poeta conservaba el gramófono y su colección de discos apuntaba que "sería interesar conocer la relación de títulos". Pues bien, ahora se va a conocer por primera vez, realizado el inventario por uno de sus sobrinos nietos de cara a la subasta.
En producciones de varias casas discográficas (Regal, Gramófono y Gramophone, Odeon, Columbia, Polydor, Parlophon, His Master's Voice...), son varios los bloques en los que se puede dividir el acervo de 80 discos. Entre los conservados por la familia del poeta que ahora salen en pública subasta hay mucha música latinoamericana: Adiós, chamaquita y El panquelero, por Alfredo Brito y su orquesta Siboney; Es tanto lo que te quiero y De Chile vengo, cueca y tonada respectivamente, por Delfina Fuentes con orquesta.
También, Amor sincero, un foxtrot ejecutado por la Orquesta Azpiazu del Casino Habana, y El vendedor de cacahuetes de Antonio Machín. Igualmente, Por qué no se casa usted y Si vas a París, papá, con Celia Gámez y la orquesta Los Bolivios.
Sobresale entre estos discos uno que contiene los tangos Adiós, muchachos y Lamento criollo, interpretados por la Orquesta Típica de Francisco Canaro. Como se recordará, Adiós, muchachos está presente en su estremecedor poema Despedida. Carlos Gardel, que popularizaría el tango como nadie, estuvo en su apogeo cuando Cernuda comenzaba a escribir, y visitó Madrid los años de 1923, 1925 y 1927. Este es el conocido comienzo del poema cernudiano: "Muchachos / Que nunca fuisteis compañeros de mi vida, / Adiós. // Muchachos / Que no seréis nunca compañeros de mi vida, / Adiós. // El tiempo de una vida nos separa / Infranqueable: / A un lado la juventud libre y risueña; / A otro la vejez humillante e inhóspita".
No faltaba en la colección la música clásica: Prelude a l'apres-midi d'un faune de Debussy por la Orquesta Sinfónica de Filadelfia, y el Nocturno en mi bemol mayor de Chopin seguido por el Vals en la-bemol mayor, del mismo, en el piano de Alexander Brailowski. El vals de Chopin, sin que especifique uno en particular, lo describió en su ensayo Gustavo Adolfo Bécquer y el romanticismo español como "curva lánguida y sinuosa".
También contaba con un ejemplar de El herrero armonioso de Haendel y la Marcha Turca de Mozart, tocados al clavicémbalo por Wanda Landowska. Este disco, comprado en la Casa Ureña, en Madrid, ostenta la dedicatoria de puño y letra de Vicente Aleixandre: "A Luis". Aleixandre fue también aficionado a la música e incluyó un poema titulado El vals en Espadas como labios. Cabe señalar que Landowska visitó la madrileña Residencia de Estudiantes en 1920, donde dio un recital que sería comentado por Eugenio d'Ors en un artículo de 1926 titulado Wanda y los estudiantes.
En cuanto a la música española, Cernuda poesía un ejemplar de Jotas de baile y Jotas de ronda a cargo de Cecilio Navarro y la rondalla Venecia. También tenía El café de Chinitas y Canción antigua de las morillas armonizadas y tocadas al piano por Lorca, su gran amigo al que conoció con motivo del homenaje a Góngora de 1927 en Sevilla, y cantadas por La Argentinita.
Más música nuestra: de Siete canciones populares españolas de Manuel de Falla, Polo, Nana, Canción y Asturiana en la voz de Conchita Velázquez. Además, Malagueña, Rumores de la Caleta y Seguidillas de Albéniz con Alfred Cortot al piano. Asimismo, La vida breve de Falla, con Fritz Kreisler al violín y acompañamiento al piano. Finalmente, dos baladas gallegas de Rosalía de Castro: Meus amores y Negra sombra, con Jesús Salvador y orquesta. A Rosalía, Cernuda le dedicó un artículo en su libro Estudios sobre poesía española contemporánea.
Le interesó asimismo el francés Maurice Chevalier, de quien tenía un disco que contenía Les Mirlitons y Dupont, Dubois, Durand; otro que incluía Un tou p'tit peu y Quand un vicomte; y un tercero que reunía Prosper y Donnez-moi la main. Más música francesa, con influencia de la música ligera norteamericana, eran los foxtrots C'est Rosalie y La Cantiniere interpretados por Loulou Hegoburu y los coros del Chatelet.
Igualmente, en otro disco, Sous le ciel de Java (foxtrot) y Si tu vois ma tante (one step) a cargo de la Orchestre Philippe Parés. Finalmente, C'est Paris y Si vous n’aimez pas, cantadas par M. Valiés, y el tango-canción Sans toi y la canción Si petite, con Lucienne Boyer, acompañada de orquesta.
Igualmente, cómo no, está representado entre los discos el musical de Broadway: así, el muy popular Indian Love Call, un dúo perteneciente a Rose-Marie (1924) interpretado por Edith Day and Derek Oldham. En su cara B suena Rose Mary, Rose Mary, de la misma obra, a cargo del tenor Derek Oldham. Pero lo que más le gustaban a Cernuda eran los foxtrots, a tenor de la gran cantidad de ellos que acumulaba. De hecho, estos, como Dipping in the Moonlight y I am thinking of you con la Percival Mackey's Band, componen el grueso de su discoteca.
Pero no acaban ahí los foxtrots: poseía una "muestra no vendible" del foxtrot de la película Yes Madame (escrito a mano por Cernuda se lee: "Sentado junto ti") y también de Ensoñación, foxtrot lento de la misma película, ambos interpretados por la orquesta The Masquerades. Lo mismo que el rey de los helados del poema de Wallace Stevens, Cernuda podría afirmar de sí mismo que era, mutatis mutandis, el rey del foxtrot.
La música ligera estadounidense estaba presente en otras grabaciones: I Woke Up Too Soon y Dancing with my Shadow, de Henry King y su orquesta. También hay en el inventario un puñado de valses. Del gran Cole Porter tenía Night and Day, del musical Gay Divorce (1932), luego cantado con notable éxito por Fred Astaire; y otro registro con Anything goes y You’'e The Top. Un tercer disco de Cole Porter era el que repetía una de estas canciones, pero ahora no ya en el catálogo de His Masteris Voice sino en el de Victor: You're The Top (de la comedia musical Anything Goes) y Thank you so much, Mrs. Lowsborough-Goodby, en la voz de Porter acompañado de piano. De Gershwin tenía los foxtrots That Certain Feeling y Sweet and Low Down, por Paul Whiteman y su orquesta.
De otra, la de Leo Reisman, tenía varios discos, amén de varios más de diferentes bandas y orquestas (Rudy Vallee y sus Connecticut Yankees, la citada Percival Mackey's Band, Johnny Green y su orquesta, Jack Hylton y la suya, The Hannan Dance Band, Gene Austin...) con gran copia de foxtrots y algunos valses. Resultaría tedioso consignarlos todos. Llama la atención el disco que contenía Love in Bloom (de la película de 1934 She Loves Me Not) y Fare Thee Well, interpretados al piano por el compositor y dramaturgo Noël Coward, con delicada voz de barítono. En She Loves Me Not, era cantada por Bing Crosby.
Junto con los discos y el gramófono, salen a la venta en la subasta una serie de cuadros y dibujos de Ramón Gaya, primeras ediciones libros que Luis Cernuda se autodedicaba y otros firmados por los principales poetas de la Generación del 27. Sería lamentable que el legado se dispersara. ¿No podría hacerse con los lotes el Ayuntamiento hispalense para la futura, ya anunciada, Casa Natal de Luis Cernuda?
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