Michael Jackson y R. Kelly: el poder del dinero y el lado oscuro de la fama
'Leaving Neverland'
'Leaving Neverland' ha causado un tremendo revuelo por los testimonios que aseguran que el Rey del Pop era un pederasta. El género del documental también ha servido para sacar a la luz el lado tenebroso de R. Kelly
Ver y escuchar a Wade Robson y a James Safechuck contar con todo detalle en 'Leaving Neverland' cómo Michael Jackson le enseñó a masturbarse o cómo tenía que ponerse a cuatro patas para excitar al cantante o cómo recorrían los rincones de Neverland para practicar sexo, cuando eran menores de edad, estremece. La parte en la que cuentan cómo trataba de penetrarles analmente es sencillamente aterradora.
Nadie puede quedarse indiferente ante esas cuatro horas de espeluznantes testimonios que recorren dos vidas marcadas por un demonio blanqueado que, presuntamente, desahogaba sus traumas de la niñez (su padre, Joseph, le pegaba para que puliera sus bailes cuando tenía la edad de estar jugando con el balón y los muñecos) en un protocolo oscuro y perverso por el cual primero se ganaba a los padres de la víctima dándoles toda su confianza y, poco a poco, los iba alejando del niño diciéndole cosas como "mira lo mala que es tu madre" o "no te fíes de los mayores y menos, de las mujeres". Y luego venía el sexo grotesco.
Cientos de millones de teclas se han aporreado en las redes sociales subrayando la supuesta maldad de un ángel caído, de un esqueleto que brillaba en la oscuridad que se convirtió en una caricatura de sí mismo, pero, ay, que dejó un legado musical de los mejores de la historia. Como bien dice el director del documental, Dan Reed: "El gran arte puede ser obra de personas con problemas".
La duración del documental 'Leaving Neverland' es una de las claves para entender por qué Robson salva a Michael de la cárcel por dos veces con su mentiroso testimonio. El espectador entiende todas las aristas del comportamiento de Wade durante tantos años y el resorte que le mueve ahora a contarlo. No es casualidad que él y Jimmy cuenten ahora la verdad. Ahora, que han sido padres y se han dado cuenta de que han tenido una depresión latente todos estos años y no les cabe en la cabeza cómo se puede abusar de un menor. Eso no es amor. Es un delito.
Y luego está la culpa de esos padres que nunca debieron dejar que sus hijos, tan ilusionados por estar con la manipuladora megaestrella, compartiera cama con Jackson. Un padre debe poner normas que un menor tiene que cumplir sin tener que dar explicaciones. Solo porque quiere lo mejor para su vástago. La gran pregunta es: ¿en qué momento pensaron esos progenitores que era una buena idea que un adulto con comportamientos infantiloides, que vive en un parque de atracciones con chimpancés, se acostara con sus hijos en la misma cama? En la parte final de la película, se desvela si hay perdón para ese craso error.
El caso de R. Kelly
Entrevistas con ex integrantes del círculo íntimo del artista y declaraciones de los padres de varias jóvenes, aseguran que sus hijas vivían con el cantante, productor, compositor y ex jugador de baloncesto R. Kelly en un culto abusivo, cumpliendo funciones de esclavas sexuales. En este documental se cuenta todo:
"Por favor hablen. No hay nada que pueda hacerse para investigar estas alegaciones sin la cooperación de víctimas y testigos", dijo la fiscal general del condado de Cook, Kim Foxx, sobre el caso de R. Kelly en una conferencia de prensa en Chicago. "No podemos buscar justicia sin ustedes", apostilló.
El cantante estadounidense R. Kelly ingresó en prisión recientemente por una deuda de 161.000 dólares por el impago de la manutención de uno de sus tres hijos, informaron medios locales. Y tiene pendiente el juicio por los abusos sexuales a menores.
Tanto en el caso de Jacko Wacko como en el del autor de la mítica canción I believe I can fly, que se hizo muy famosa gracias a la película Space Jam, se habla de que han tapado bocas con muchos millones de euros (250 en el caso de Michael, según algunas fuentes).
En ambas situaciones, hay dos bandos bien diferenciados: los fanáticos que defienden a muerte a sus ídolos sin filtrar ni contrastar informaciones (muchos insultan a Wade y a Jimmy sin haber visto la película) y a otros les aborda una honda pena porque se dan cuenta de que han admirado, jaleado, querido e imitado a un presunto pederasta.
Una foto, un vídeo, un audio... En estos culebrones de dos rombos solo faltan pruebas gráficas que refrenden los testimonios. ¿Algún día se podrá saber a ciencia cierta? ¿Podremos quitar ese incómodo adjetivo de presunto del nombre de neón de la megaestrella? Solo el tiempo lo dirá.
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