Laura Gallego, la folclórica total
Los amantes de la copla han llenado Fibes para celebrar con la cantante sus 15 años de carrera
Laura Gallego: "Quiero celebrar que ahora mismo me estoy comiendo el mundo"
El photocall desplegado a la entrada de Fibes lucía un lema contundente: Laura Gallego, la última folclórica. El fin de raza es un atributo sugerente, pero, afortunadamente, prematuro. Porque, una vez más, la copla se resiste a morir. Justo cuando los inquisidores de lo rancio la condenan por enésima vez, surge una artista que la revitaliza y la reivindica como lo que es: un género indestructible. Esa artista es Laura.
Para ello, la gaditana no renuncia a ninguno de los atributos que definen a una coplera, ni en la impostura, ni el vestuario -peineta, bata de cola, caracolillo-, ni en el dramatismo de la interpretación. Gallego siempre va un paso más allá: apareció sobre el escenario a lomos de una Harley-Davidson para arrancar con Paloma Brava. "La Jurado es la estrella que me guía" confesó. Todo en ella desmiente con humor ese aire crepuscular: Gallego redobla la apuesta por la copla.
Su voz es la idónea para el género: profunda y torrencial. Arropada por once músicos, hizo un recorrido por un repertorio heterodoxo: La bien pagá sonó jazzera, La gata bajo la lluvia arrebatadora con arreglos de coro góspel y A que no te vas tuvo incluso un puntito funk. Y, sin embargo, te quiero supuso un momento de comunión, una oportunidad de desgarro cañí. Más recogida se mostró con Punto de partida, aunque reservándose siempre espacio para el lucimiento vocal.
Como las más grandes, hubo tiempo para el episodio confesional, dedicado a la glosa del amor verdadero y a las raíces familiares, el preciso preámbulo de una versión de A mi manera. Luego, con el corazón en la boca enlazó Como una ola y Se nos rompió el amor, el cenit del recital. Interpretó Ojos verdes a capela en medley junto a Torre de arena, A tu vera, Niña de Fuego... Una reposada incursión en Que no daría yo derivó como por arte de magia en una sesión dj donde la base house arropó a María de la O y como éxtasis, de nuevo, Como una ola.
Ese tramo final del concierto, por su contundencia y frescura, bastaría para que alguna niña, algún niño, quiera imitarla y desmentir eso de que Gallego es la última folclórica. Ojalá.
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