Un laboratorio de creación
Jazz
La London Jazz Composers Orchestra, dirigida por Barry Guy, conmemora su cincuenta aniversario en directo y con la reposición de su ambicioso fondo
En su camino por desligarse de los arquetipos norteamericanos y por forjar una identidad propia sustentada en su plural historia pero también en su compromiso presente, el jazz europeo ha ofrecido a los aficionados algunas de las más lúcidas orquestas de la improvisación contemporánea. La expansión free fijó durante la década de los sesenta del pasado siglo un fértil marco de eclosión que puso en circulación empresas de primera magnitud como la Globe Unity Orchestra, liderada por el alemán Alexander von Schlippenbach, o The Jazz Composer's Orchestra del austriaco Michael Mantler a la que quedaron adscritos distinguidos nombres del jazz libre norteamericano como Cecil Taylor, Don Cherry, Pharoah Sanders, Roswell Rudd o, su propia esposa, Carla Bley, que visitó Europa en 1966.
Ambas ejercieron de influencia en otra gran formación surgida en Inglaterra en 1970 como un proyecto colectivo asociado a una sesión para BBC Radio. El escocés Buxton Orr tuteló al grupo durante su primera década de vida pero, desde aquellos iniciales pasos, fueron realmente las composiciones del joven contrabajista Barry Guy (1947) las que insuflaron vida a una London Jazz Composers Orchestra (LJCO) decidida a instaurar una esfera de diálogo entre la composición clásica o contemporánea y el ámbito del jazz y la improvisación. Orr había sido profesor de composición de Guy y ello permitió una positiva química entre ambos músicos que, a su vez, redundó en beneficio de una orquesta que no tardó en dar muestras de su valiosa productividad.
Ahora, en su quincuagésimo cumpleaños, la LJCO sigue exhibiendo un dulce estado de forma. De hecho, el pasado mes de marzo sus actuales componentes -entre los que se encuentra el pianista mallorquín Agustí Fernández- ofrecieron tres conciertos a través de distintos formatos instrumentales en Cracovia (Polonia) a modo de celebración de este aniversario.
El evento culminó con la interpretación de Harmos, una de sus obras básicas, publicada originalmente en 1989 por el sello suizo Intakt, en cuyo catálogo figuran otras piezas cardinales de esta empresa que Barry Guy llegó a considerar en su momento "una banda de solistas". Y para comprobarlo basta remitirse a una nómina por la que ha desfilado la más cotizada heterodoxia del jazz británico: de Evan Parker a Trevor Watts pasando por Derek Bailey, Tony Oxley, Kenny Wheeler, Paul Rutheford o Howard Riley, entre muchos otros.
Ode (publicada por Incus en 1972 y completado por Intakt en su edición de 1996) fue la primera partitura de Guy destinada a abordar la integración de música improvisada en un gran lienzo de proporciones sinfónicas. La acogida combinó el elogio -"una obra de asombrosa brillantez"- con un rechazo que la catalogó como "ruido despiadado". La exploración pagaba su precio y Barry Guy era consciente de que la inclinación por el formato de gran banda requería personalidad pero también firmeza, sustentadas ambas en una perspectiva a medio plazo que se plasmaría tanto en el trabajo de la LJCO como en otras formaciones impulsadas por su liderazgo. Y, al margen de una cotizada trayectoria a su nombre (registrada también en Maya Records, sello de su mujer, Maya Homburger), ahí quedan sus trabajos a la cabeza de Barry Guy New Orchestra o The Blue Shroud Band para certificarlo.
"La técnica musical, la disciplina, la sabiduría, el conocimiento, el compromiso, el amor y el respeto por los demás nos dan la base para trabajar". Barry Guy sintetizaba así los parámetros de una música que se ha ido transformando a través de distintas fases. Entre el exigente academicismo y la abierta composición instantánea, la LJCO fue amueblando un laboratorio de creación abonado también por piezas de sus miembros y por incorporaciones del ámbito germano como Peter Brötzmann o Peter Kowald. Su discografía -casi completa en Intakt Records- evidencia holgadamente este desarrollo. De aquel inicial Ode a la recreación audiovisual de Harmos (2012) en la película documental de Jürg y Marianne Rufer grabada en directo en el Jazzfestival Schaffhausen en 2008 pasando por Zurich Concerts (1988), con la incorporación de Dave Holland y la dirección del maestro Anthony Braxton, Theoria (1991), con la pianista suiza Irène Schweizer como invitada, el tándem integrado por el original de Harmos (1989) y Double Trouble (1990), Three Pieces for Orchestra (1997), con la voz de Maggie Nicols y el piano de Marilyn Crispell, o Radio Rondo (2009), de nuevo con Schweizer, acreditan una ambiciosa trayectoria siempre en busca de la proporción entre estructura e improvisación. Una metáfora de la propia vida.
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