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Cultura
En el año 2013, la orden de San Clemente y San Fernando decidió publicar una edición acerca del monasterio de San Clemente en la que, desde la literatura y la pintura, se describiera el valor patrimonial del edificio histórico. La iniciativa contó con la participación del escritor Antonio García Barbeito y de Mercedes Borrero, catedrática de Historia Medieval en la Universidad de Sevilla, y tuvo como propósito contribuir al cuidado del convento, situado casi a orillas del río Guadalquivir. La publicación tuvo una estupenda acogida. Tanto es así que la idea se fue repitiendo año tras año, con diferentes conventos como protagonistas –Santa Inés, Santa Paula, San Leandro-, hasta cumplir una década.
Diez años después de aquella primera publicación, de aquella primera carpeta, -así la denominan los responsables del proyecto editorial-, la Real Maestranza de Caballería de Sevilla ha patrocinado un volumen que recopila una década de trabajos en torno al patrimonio histórico-artístico de los conventos sevillanos. El volumen, que lleva por título Lugares de Paz y Oración. Hortus Conclusus, fue presentado en uno de los salones de la sede de la orden maestrante, en un acto en el que intervinieron el teniente de hermano mayor de la Real Maestranza, Santiago de León y Domecq, el presidente-regidor del monasterio de San Clemente, Antonio María González-Pacheco, el arquitecto técnico y académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría, José María Cabeza y el poeta y ensayista Juan Lamillar. Concluyó la presentación el arzobispo de Sevilla, monseñor Saiz Meneses, quien destacó el espléndido patrimonio de nuestros conventos y señaló la naturaleza introspectiva, de oración, sosiego y de recogimiento, de esos lugares de “paz”, necesarios –reflexionó- en este mundo de ruido y de urgencias.
Casi cincuenta “autores, entre la obra artística, literaria, textos históricos-artísticos y de espiritualidad” constituyen este libro de libros –esta biblia sobre los conventos-, según precisó Santiago de León y Domecq. “Todos ellos –continuó el maestrante- han colaborado en estas páginas con el fin de respaldar a las comunidades de vida contemplativa, realzando su importancia y acercándonos a la incalculable riqueza patrimonial que se esconde tras sus muros. El libro Lugares de paz y oración. Hortus conclusus brinda en sus páginas esa oportunidad de acercarnos a esos conventos que metafóricamente se pueden identificar como jardines escondidos, tal como nos indica su título”.
Las aportaciones obtenidas [de la publicación] irán destinadas a la restauración integral del muro cerámico de Hernando de Valladares, datado alrededor de 1623 y situado en la entrada del convento de las clarisas de Marchena"
La obra nos acerca –desde una heterogénea mirada humanista- a conventos como el de Madre de Dios, Santa María del Socorro, Santa María de Jesús o Santa Rosalía. Además, nos suma un convento situado en la provincia. En concreto, el de las clarisas de Carmona. Un excepcional edificio cuya riqueza patrimonial fue analizada por José María Cabeza en su intervención. Y siguiendo en la provincia, al municipio de Marchena irá lo recaudado con esta edición. Lo adelantó Antonio María González-Pacheco: “Las aportaciones obtenidas irán destinadas a la restauración integral del muro cerámico de Hernando de Valladares, datado alrededor de 1623 y situado en la entrada del convento de las clarisas de Marchena, que este año cumplen 400 años fundacionales. De esta forma hemos querido unirnos a ellas. La restauración contará con el asesoramiento del doctor Alfonso Pleguezuelo y será llevada a cabo por la restauradora Carmen Riego y su equipo”.
El presidente-regidor de la orden de San Clemente y San Fernando desveló los principales detalles de la publicación: “El libro tiene 235 páginas y la cubierta reproduce una pintura de Manuel Fernández, la cual pertenece al claustro principal del monasterio de San Clemente. La edición está impresa en Gráficas Guadalquivir y cuenta con el diseño gráfico y dirección de arte de Curro Rodríguez. Todo ello llevado ha sido llevado con esfuerzo y dedicación. La dirección del proyecto ha sido realizada por José Molina”. González-Pacheco definió el proyecto con tres palabras, “cariño, paciencia e inteligencia” y apuntó que se trataba de un trabajo común elaborado desde “la verdad, la fortaleza y la sabiduría”.
El poeta Juan Lamillar, en su discurso, recordó anécdotas protagonizadas por Santa Teresa de Jesús, quien no guardará buen recuerdo de su paso por Sevilla –al igual que Rilke, añadió Lamillar-. El autor sevillano elogió la “factura” de estas carpetas. “Son muchos los saberes y emociones que se encierran en el libro. En cada una de las carpetas, con la espadaña como símbolo de identidad, se da una alianza entre lo espiritual, lo histórico-artístico y la interpretación personal de pintores y escritores”. Además, las publicaciones, en palabras de Lamillar, recogen los “cuatro puntos cardinales del convento: la espiritualidad, el patrimonio, la pintura y la literatura” y suponen un “diálogo entre pintura y literatura, y una antología de la poesía sevillana”.
Monseñor Saiz Meneses, al cierre del acto, relató las virtudes de la vida contemplativa y apuntó que quienes decidieron llevar una vida de clausura no renunciaron al mundo, sino que fueron al núcleo de este. A su raíz. Una raíz desde la que crecen estos edificios históricos, que contienen un extraordinario patrimonio y que nos invitan al sosiego y a la reflexión. A la belleza estética y a la calma espiritual.
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