VANDALISMO
Destrozan las históricas calesitas de Triana

Todos queríamos ser Juncal

La maleta del bandido

Paco Rabal, en ‘Juncal’, una de las cumbres en la carrera de Armiñán.
Andrés Sánchez Magro

13 de abril 2024 - 06:00

Con la salida de escena de Jaime de Armiñán se nos cierra parte de nuestra historia. Ese pequeño mundo de vida que el dramaturgo y cineasta pintó como ninguno en su versión más popular. Sobre todo, en la estampa del torero viejo y pícaro llamado Juncal. La Triana de la cicata, la Maestranza vista desde el otro lado del río, los limpia son un imaginario diferente para el que serpentea por Sevilla como un señor con una pierna averiada por la cornada de un toro con terno y sombrero.

Todo es tan fugaz en la maleta de la memoria que ya no se gasta el piropo, salvo que uno se conozca bien el Código Penal, que la expresión "estar sin tabaco" es tan añeja como el propio fumeque. Vivir en torero, sentenciar como Juncal, forman parte de un género propio entre El Buscón y el chistero del mercado de cualquier plaza andaluza. Armiñán ha sido un tremendo escritor, opacado su talento por su activismo audiovisual. Pero quien lega para nuestra vida cotidiana de taurinos, zascandiles y sablistas, un personaje como el inevitable José Álvarez, Juncal, debería estar en letras de molde de la gran literatura española de lo cotidiano. El pasodoble que le tocan desde el cielo, con el nombre de ese coleta arruinado, nos anima a buscar entre las ruinas de la imaginación desviada el Café Español. O ese mítico lugar que paradójicamente era madrileño, se llamó Los Gabrieles, y fue el lugar de farra de los toreros viejos.

El mundo a veces costumbrista pero bizarro de taberneros como Mariano del Donald, los que se buscan la vida echando un cante por los bares, el pastelero de La Dulce España, componen esa imagen que debiera ser en sepia aunque esté pintada en los colores de la Transición. O el pasaporte donde se firman las edades de la vida del bandido. Con sello andaluz y con acento de la España que una vez existió. Todos queríamos ser Armiñán.

6 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA | CRÍTICA

Con Bach siempre es Feliz Navidad

Lo último