Juliette Binoche: "Actuar es dirigir en cierto modo, de una manera invisible"

Premios Goya

La actriz francesa, que recibe mañana en Sevilla el Goya Internacional, defiende que su trabajo consiste en "dar esperanza"

Juliette Binoche, este viernes en Sevilla.
Juliette Binoche, este viernes en Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

La actriz Juliette Binoche Juliette Binoche (París, 1964) aseguró este viernes en Sevilla que todas las películas que ha hecho la han cambiado "de forma inesperada" y "si no te cambia, mejor que no te dediques a esto", comentó la intérprete, que recibirá este sábado el Goya Internacional en una gala que se celebrará en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla (Fibes) y que no quiso así decantarse por ninguno de los "más de 100" largometrajes que ha protagonizado desde los comienzos en los que trabajó a las órdenes de cineastas como Godard (Yo te saludo, María) o Téchiné (Rendez-Vous) hasta las más recientes Un sol interior o En un muelle de Normandía.

En una rueda de prensa en el Real Alcázar, la intérprete francesa, que en persona derrocha el mismo magnetismo que en pantalla, defendió que en su profesión "hay que tomar riesgos" y adaptarse a cada director. "Hay cineastas que improvisan y otros que te obligan a respetar los textos hasta el punto y coma, otros que hablan con los directores de fotografía y no se preocupan de atender las necesidades del reparto. La tarea de una actriz es adaptarse", comentó la veterana, para quien rodar proyectos es como "crear mundos con extraños, con los que acabas formando una familia. A veces eres la madre, a veces la hija, y a veces una prima lejana de la que nadie quiere saber nada", bromeó.

En su oficio, prosiguió la actriz de títulos como Azul, El paciente inglés, por la que ganó el Oscar, Herida o Copia certificada, "nunca hay un día igual. ¿Por qué dedicar tanto tiempo y dinero como el que se invierte en el cine si no es para algo importante?", se cuestiona la artista, que recordó cómo en una ocasión un agente de EE UU le propuso una película "muy comercial con la excusa de que eso luego me permitiría volcarme en las propuestas que me interesan. ¿Por qué iba a aceptar un trato así? Yo quiero que todas mis películas sean importantes", insistió.

Binoche vuelve con este premio a Sevilla, una ciudad que visitó "hace años, una Navidad, con un amigo. Casi no nos dan de cenar y tuvimos que negociar con el hotel que eso fuera posible. Me encantaron su cielo azul, sus naranjos, sus palacios", evocó, antes de apuntar que España, en su opinión, "es un país de artistas. Me impresionan y me inspiran los rostros de Goya, los cuerpos estilizados del Greco, la obra de Lorca y de Cervantes", dijo la intérprete, que en su filmografía tiene una colaboración con Isabel Coixet (Nadie quiere la noche) y que cree antes en la unión que en la separación que imponen las fronteras. "Nos necesitamos los unos a los otros para evolucionar como seres humanos", reivindicó.

"Cada día de mi carrera ha sido importante. Todos los proyectos, para mí, han sido relevantes", dice Binoche

La segunda galardonada con el Goya de Honor tras Cate Blanchett se adscribió en su charla a una "genealogía" de actrices como Lilian Gish, "que sin palabras y la expresividad de su rostro transmitía tanto" o Maria Falconetti, la Juana de Arco de Dreyer, y argumentó que ponerse delante de la cámara "es en cierto modo dirigir también, pero una dirección invisible. Estás en una película y eres la película, hay una energía mágica que fluye", expuso Binoche, que destacó la "humildad" como un componente fundamental de su trabajo y definió como su "vocación" el "ayudar a las personas a vivir, recibir esperanza y dar esperanza", expresa una actriz que se implica en las causas sociales, que ha llegado a llorar en público por el encarcelamiento de Jafar Panahi o a cortarse un mechón de cabello en apoyo a las mujeres iraníes.

Preguntada por si le había perjudicado ser mujer en un entorno como el cine, Binoche reveló que había sido educada por "una madre que era consciente de los peligros", que la había ayudado a "decir que no" cuando "algunos directores intentaron besarme o tocarme", declaró. "Y cuando cumples años, pasas de los 30 a los 40 y de los 40 a los 50, eso te fortalece. Se hace camino al andar". Pero la actriz matizó que en el hecho de ponerse a las órdenes de otros creadores "había una cuestión de seducción. A mí me gustaba seducir a Téchiné, a Leos Carax. Eran otros tiempos, yo empecé en los 80. Por fortuna ahora hay muchas más mujeres directoras, y es distinto. En todo caso, estoy muy feliz porque un movimiento como el #metoo haya surgido", analizó.

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