Los judíos, ¿nacen o se hacen?

MADRES, HIJAS Y RABINOS | CRÍTICA

Con dosis de humor, Delphine Horvilleur analiza los orígenes de la identidad judía como nudo de pertenencia y transmisión

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La escritora Delphine Horvelliur (Nancy, Francia, 1974).
La escritora Delphine Horvelliur (Nancy, Francia, 1974). / M. G.
Javier González-Cotta

30 de junio 2024 - 06:00

La ficha

'Madres, hijas y rabinos'. Delphine Horvilleur. Traducción de Regina López Muñoz. Libros del Asteroide. 168 páginas. 18,85 euros

La autora de la muy leída Vivir con nuestros muertos ha tenido que retirar de la puerta de su casa la mezuza (un pergamino con dos versículos de la Torá que tradicionalmente se pone en las viviendas judías). En Francia, donde ejerce como rabina, una ola de antisemitismo recorre el país como consecuencia de la guerra en Gaza.

Moderada y heterodoxa (partidaria incluso de la soberanía palestina), Delphine Horvelliur admite sin ambages que la guerra ha desempolvado el antisemitismo que cíclicamente se despereza en Europa como preludio de catástrofes aún peores. Madres, hijos y rabinos está escrito mucho antes del pogromo del pasado 7 de octubre cometido por Hamás. La vida ya no es igual para ningún judío (distínganse siempre los términos judío, sionista, hebreo, israelí, israelita). Muy a pesar de la autora, la ola antisemita ha ejercido en nuestro país como posible promoción a este fantástico libro. En sus páginas Horvilleur ahonda en las raíces identitarias del judaísmo. Un judío, ¿nace o se hace? Esta cuestión parecería irresoluble si uno lee la cita de Amos Oz ("Nosotros los judíos somos incapaces, es sabido, de ponernos de acuerdo acerca de todo lo que comience por las palabras nosotros los judíos").

Las tres religiones del Libro son insondables en su arcano, lo que las convierte en insondables fuentes de interpretación. Este aspecto es acaso más acusado en el judaísmo. El Talmud, complemento de la Torá (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), puede descifrarse como un vasto código doctrinario. Delphine Horvelliur, atendiendo a las fuentes, ahonda con humor en cuestiones como el cordón materno que, pese a los claros referentes patriarcales, conforma la condición judía. El judaísmo avanza para lo por venir pero a la inversa. Los padres confirman su identidad como judíos por los hijos: lo son no en atención a su pasado, sino por su futuro. La autora toca aspectos curiosos o poco conocidos, como la llamada "marca del ángel". Por ejemplo, según el Talmud, los nonatos conocen la Torá antes del alumbramiento, por lo que un ángel, cuando nacen, les golpea el labio para hacerlos enmudecer (es la hendidura sobre el labio superior que toda persona tiene: la "marca del ángel"). Para nacer han de olvidar lo sabido: el recién nacido viene al mundo no para aprender, sino para encontrar en él lo que ya sabía.

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