Un siglo de guitarra española
Jesús Pineda | Crítica
La ficha
JESÚS PINEDA
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25 Noches en los Jardines del Real Alcázar. Jesús Pineda, guitarra romántica y guitarra.
Programa: ‘De Aguado a Turina. Cien años de música española para guitarra’
Dionisio Aguado (1784-1849): Le fandango varié Op.16
Fernando Sor (1778-1839): Variaciones sobre un tema de Mozart Op.9
Julián Arcas (1832-1882): Fantasía sobre La traviata de Verdi
Isaac Albéniz (1860-1909): Córdoba / Sevilla
Joaquín Turina (1882-1949): Homenaje a Tárrega (Garrotin y Soleares) Op.69
Francisco Tárrega (1852-1909): Gran jota de concierto
Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Sábado 20 de julio. Aforo: Lleno.
El sonido dulce, profundo y dúctil de la guitarra romántica sirvió a Jesús Pineda para poner en perfecto contexto la música de Dionisio Aguado y Fernando Sor, maestros españoles que triunfaron en el París de la primera mitad del siglo XIX, lanzando la guitarra al futuro. Pineda es músico al que le gusta el detalle, y esa flexibilidad del modelo de guitarra que empleó se lo facilitó, sobre todo en las dinámicas más leves, esta vez muy bien recogidas por una excelente amplificación. Si en el Fandango de Aguado las manos parecieron aún un poco frías, en las Variaciones sobre Mozart de Sor destacó la firmeza y nitidez de la pulsación tanto como el muy adecuado juego con los tempi.
El guitarrero almeriense Antonio de Torres fue el principal responsable de la forma de guitarra clásica actual, moderna, y por ello Pineda tomó una en sus manos para tocar el resto del programa, empezando por la Fantasía sobre La traviata de Julián Arcas en la que brilló tanto la ornamentación de la melodía como la profundidad del acompañamiento. La introspectiva y misteriosa Córdoba de Albéniz sirvió a Pineda para mostrar otra vez su gusto por el matiz más pequeño, el sonido recogido e íntimo, pero también por el color, mientras que en Sevilla, por encima del ritmo de seguidillas, mandó la cantabilidad de la línea (mágica la sección central) y el poder expresivo del trémolo. El Homenaje a Tárrega de Turina (poco presente en la ciudad hasta ahora en el 75 aniversario de su muerte) sirvió de preparación para la colorista Gran jota del propio Tárrega, en la que expuso con solvencia todos los recursos del instrumento.
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