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Jesús Corbacho, ganador de la Lámpara Minera: “He venido al cante ‘alante’ para quedarme”

Flamenco

Tras su victoria en el Festival de Cante de las Minas, el cantaor onubense se consolida como una voz de referencia y confía en el peso del galardón para impulsar su carrera en solitario 

El cantaor Jesús Corbacho Vazquez (Huelva, 1986), último ganador de la Lámpara Minera. / José Manuel Vidal / Efe
Alejandro Medina

22 de agosto 2024 - 06:30

El precioso patio del Teatro Flamenco de Triana ofrece un oasis de frescor ante la canícula que caldea el asfalto de la calle Pureza a las seis de la tarde. Un público mayoritariamente guiri toma fotos a plantas y azulejos mientras espera el primer pase de un cuadro de lujo, propio de un festival internacional: el toque de Juan Campallo, el baile de Águeda Saavedra y Juan Tomás de la Molía, el cante de Manuel Pajares y el de un flamante ganador de la Lámpara Minera, el onubense Jesús Corbacho, que nos atiende justo antes de subirse al escenario. 

–En los días posteriores a su victoria en La Unión el gremio flamenco al completo se deshacía en elogios y felicitaciones en redes sociales.

–Ese ha sido un premio tan importante como la propia Lámpara Minera, el reconocimiento y la alegría sincera de los compañeros de profesión. Es algo muy bonito y de mucho valor. 

–Entre los piropos que le dedican aparece insistentemente la palabra “currante”.

–Yo me entrego por igual con todo el mundo: tanto en un tablao con alguien que esté empezando a bailar, como si voy al Maestranza. Me imagino que a eso se refieren con “currante”. Por otro lado, en los ensayos hay que proponer y aportar. Pero claro, para eso hay que tener una caja llena de herramientas, no sólo una llave inglesa. Ofrecer opciones conlleva afición y rapidez a la hora de aprender algo nuevo. 

–Usted es un cantaor sobradamente conocido, ¿cuál era su motivación para presentarse al Concurso de Cante de las Minas?

–He tenido la suerte de pisar mucho ese escenario, de cantar para varios premios Desplante [el galardón en la categoría de baile] pero tengo el deseo de hacer carrera en solitario, no porque reniegue del acompañamiento al baile, que me encanta; pero sí es cierto que, a raíz de ganar el concurso, puertas a las que había llamado sin éxito ahora se están abriendo para cantar en solitario. Tengo que aprovechar este año de mandato hasta que haya otra Lámpara [bromea]. Mi intención es abrirme paso pero para quedarme. 

–Usted es un referente del cante para baile. ¿Existía el temor a encasillarse?

–En absoluto. Todos los grandes han cantado para bailar, y quienes desprestigian esa faceta solo demuestran ignorancia, porque no entienden la dificultad que tiene acompañar el baile. Y por otro lado: el cante siempre es cante. Solo que estoy tan acostumbrado a ensayar y que me digan qué es lo que tengo que hacer, que cuando hago algún recital solo no planifico qué voy a cantar, porque quiero disfrutar de esa libertad y dejarme llevar por el momento. Esa es mi ambición. 

En los ensayos hay que proponer. Pero para eso debes tener una caja llena de herramientas, no sólo una llave inglesa”

–Cómo se prepara uno para La Unión, ¿es tan diferente a otros concursos como dicen?

–Antes de cantaor soy aficionado, así que ya conocía los estilos mineros. La peculiaridad es que allí tienen una manera autóctona de entender la minera, siguiendo sobre todo los cánones de Pencho Cros y de Encarnación Fernández. Hay detalles minuciosos que desprenden los cantaores de ese territorio, como sucede en Huelva. Para que no se me pasaran por alto me puse en manos de mi amigo Jeromo Segura, que es paisano y también ha ganado la Lámpara; él me orientó en cómo quieren escuchar la minera allí. Me ha encantado el proceso, fue un disfrute. 

–Parece que los concursos flamencos no pierden su vigencia para impulsar carreras.

–Este era mi último cartucho para intentarlo alante. Grabé mi disco, Debajo del romero, y apenas me llamaron. Cuando decidí presentarme en La Unión tuve controversias con mi mujer, a ella le preocupaba que siendo conocido me expusiera a la clasificación de un jurado y a las críticas de la gente. Pero yo estaba concienciado para eso. Le pedí a Dios que me respetara la voz y me dejara salir tranquilo, y así fue, y eso creo que es lo que valoró el jurado. 

–Otra de sus facetas es la de la enseñanza, que ejerece en la Fundación Cristina Heeren, donde fue alumno en su día. ¿Qué responde a quienes afirman que el flamenco no se puede enseñar?

–El flamenco se ha enseñado siempre, nadie nace sabiendo. A mí me enseñó mi padre cantándome fandangos para dormirme, pero cada uno tiene su propio aprendizaje. Obviamente hay que tener un mínimo de cualidades, el oído y la voz no te los puedes comprar. Pero lo primordial es que lo que te enseñen despierte algo dentro de ti y lo puedas hacer a tu manera. Mis maestros más directos han sido Paco Taranto y José de la Tomasa, aunque yo aprendo de todo del mundo.

–Internet ofrece a los artistas más información que nunca para aprender y copiar.

–Estoy de acuerdo, pero el problema no es de la información, es ir a lo fácil, que es copiar. Pero quién copia se equivoca, porque para eso ya están los maestros que fijaron ese modelo. Hay que pararse a sentir. En el baile es incluso más acusado, porque un taca ta tam es igual para todo el mundo, no cuenta con la peculiaridad que imprimen las diferentes voces. Para evitar eso hay que rebuscarse adentro. 

Esto no consiste en ganar la Lámpara y echarte a dormir, no la frotas y te concede tres deseos. Hay que currar”

–Las clases de baile están llenas de extranjeros, también el público de este teatro. Qué papel otorga a los foráneos en el arte jondo.

–El flamenco es un arte universal. Es precioso ver gente que se implica en la cultura de Andalucía. Fuera lo que llama más la atención obviamente es el baile, pero el cante se estudia cada vez más, y con una afición que ya quisiéramos en España. Yo veo gente bailar con un nivelazo, y a mí eso me alegra. 

–Volviendo a casa: Arcángel, Argentina, Sandra Carrasco, Jerónimo Segura, Rocío Márquez, usted… ¡Huelva al poder!

–Enrique Morente decía que en donde mejor se canta de España es Huelva, ¡y mira que está Jerez! Gustos aparte, allí se afina muy bien. Creo que el fandango tiene mucho que ver, la variedad tan grande de estilos aporta una riqueza que te obliga a dominar la voz y estudiar. Y es un orgullo, porque Huelva ha estado un poco arrinconada, pero desde hace unos años hay muchos artistas que están en primera línea.

–Una vez con la Lámpara bajo el brazo, ¿qué pasos va a seguir?

–Quiero que el próximo año sea para expresarme. Si eso sirve para hacerme un huequito en el cante alante, genial. Yo escribo y compongo, me encantaría sacar un disco y contar con colaboraciones importantes, hasta el punto de hacer los cantes a medias. Esto no consiste en ganar la Lámpara y echarte a dormir, no la frotas y te concede tres deseos. Hay que currar, porque repito: he venido para quedarme. 

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