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Preguntas sin respuesta

Hacia la esencia | Crítica

Javier Patino presentó sus composiciones en Sevilla.
Juan Vergillos

09 de noviembre 2024 - 08:22

La ficha

**** XV Festival de la Guitarra de Sevilla. 'Hacia la esencia' Javier Patino. Guitarra y composición: Javier Patino. Lugar: Espacio Turina. Fecha: Viernes, 8 de noviembre. Aforo: Media entrada.

Javier Patino tiene un concepto propio, muy personal, del toque flamenco. Sus temas no son una mera sucesión de falsetas y rasgueados. Su concepto de la melodía se aleja de la fórmula originaria de pregunta y respuesta. A veces hay preguntas sin respuesta. A veces hay respuestas no solicitadas. Sus temas tienen un sentido unitario y revelan un compositor. Revelan un corazón, el suyo. La música, el arte, no como algo que nos aleja del mundo, de los demás, por la vía del virtuosismo, de la exuberancia, el exhibicionismo vacuo. La música como un vehículo para expresar emociones. Es un guitarrista diferente. Siempre lo fue, pero hoy lo es más aún, porque las generaciones posteriores de solistas jondos presentan un nivel de virtuosismo, de frenesí, astronómico. Patino no es un virtuoso. No lo necesita. Tiene la técnica necesaria para el objetivo que se ha marcado: revelar un corazón. El suyo. Una guitarra lírica y desnuda. Íntima. En su música, cada nota tiene su sentido, pulsada con firmeza y suavidad. Acaricia las cuerdas, no las maltrata. La guitarra no es un enemigo sino una aliada. En cada tema reinventa el toque y el género flamenco que en sus manos resulta, ¿quién lo diría?, un recién nacido. La suya es una guitarra humana, de este mundo, que respira. La suya es una música sin golpes, ni de efecto ni físicos, sin énfasis. La granaína ya muestra una manera diferente de entender el toque flamenco, y se alía con naturalidad con los tangos. Siguen las cantiñas, bailables. Y luego lo mejor de la noche en forma de bulerías en menor, rondeña y Oro negro, que es una fantasía desbordante de originalidad. A estas alturas, Patino ya se siente cómodo en la escena y su guitarra resulta de lo más elocuente. Las guajiras son una exquisitez. Y la soleá revela otra forma de entender un toque clásico. Trayéndolo a nuestro tiempo, llevándolo a otra dimensión. Tarantas y bulerías en modo flamenco completaron la función.

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